La paradoja de derechos humanos en Venezuela
Indudablemente el tema de los derechos humanos ha cobrado en la actualidad una importancia tremenda no sólo en ámbitos académicos e institucionales, sino además, en ámbitos y contextos cotidianos. La revalorización o relanzamiento por decirlo de algún modo, del debate actual alrededor de los derechos humanos, su protección, garantía y su violación o irrespeto, coinciden con la globalización de la democracia, el auge de las instituciones y fundamentalmente de la ciudadanía como centro y objeto de los mismos.
De tal manera que en la actualidad es de suma importancia crear las condiciones no sólo para el fortalecimiento de los sistemas políticos democráticos, la propia sociedad civil sino también y de forma especial lo concerniente al fortalecimiento del Estado de derecho, del régimen de libertades y la imperante necesidad de crear instituciones, organismos, mecanismos y una cultura en pro de la garantía y protección de los derechos humanos.
Por otra parte debemos señalar que sin entrar en muchas discusiones podríamos definir a los derechos humanos como aquel amplio conjunto de prerrogativas, libertades y derechos inherentes a la condición humana sin distinción de sexo, raza, credo o nacionalidad. Asimismo debe acotarse que los derechos humanos con el avance de la democracia, el régimen de libertades, y la ciudadanía, se han ido incrementando. Por ejemplo en la Constitución Bolivariana de 1999, se le concede rango constitucional y se le ubica como un derecho humano, el derecho a la participación política junto por supuesto al derecho a la vida, la libertad de expresión, reunión y demás.
Si algún elemento debe ser destacado a lo largo de la evolución del constitucionalismo moderno es sin lugar a dudas lo referido a las conquista lograda que consagra las victorias del ciudadano sobre el poder desde el momento en que se promulga la declaración de los derechos del hombre votada por la Asamblea Nacional Francesa en 1789 en la cual se proclamaba la libertad y la igualdad en los derechos de todos los hombres, se reivindicaban sus derechos naturales e imprescriptibles (la libertad, la propiedad, la seguridad, la resistencia a la opresión) en vista de los cuales se constituía toda asociación política legitima.
Un factor de tremenda importancia dentro del debate impuesto está en lo referido a la protección de los derechos humanos. En ese particular encontramos algunas posturas. Fundamentalmente un par de tradiciones. La primera sería una tradición etiquetada de francesa por su origen y esta referida a que el modo más idóneo de control y protección de los derechos humanos esta en la separación de los poderes públicos y específicamente en la autonomía del poder judicial. Y naturalmente en la participación de los ciudadanos a través de sus propios representantes, en la formación de la ley. La segunda tradición sería una tradición etiquetada de norteamericana, sumamente desconfiada frente a la clase gobernante, por tal razón era partidaria de una constitución rígida y no modificable a menos que la iniciativa fuese llevada a cabo por un poder constituyente. Es decir, se parte de que si se cuenta con un poder de control sobre la constitucionalidad de las leyes aprobadas por el poder legislativo es posible garantizar y proteger los derechos del ciudadano contra el despotismo legal de la mayoría.
En Venezuela el tema de los derechos humanos indiscutiblemente esta en la palestra pública, y es objeto de discusión en diversos ámbitos. La gran paradoja es que el gobierno de Chávez y su bancada en la Asamblea Nacional Constituyente promovieron un gran debate y además consagró una serie de derechos en la Constitución Bolivariana de Venezuela de 1999 y sin embargo, este gobierno a través de algunas instituciones, organismos, y cuerpos es el primero en violar e irrespetar a los mismos. En la actualidad hay un gran laboratorio y mucha tela que cortar. La Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas inició recientemente el II Diplomado sobre Derechos Humanos que nos parece una iniciativa necesaria y acertada, donde la Facultad y la Universidad de Los Andes tienen mucho que decir y aportar, contribuyendo así con un mejor conocimiento y protección de los derechos humanos que se exprese en una sana convivencia entre los ciudadanos que habitamos en este gran país.
(*) Politólogo