Opinión Nacional

¿Dónde están los monumentos?

La semana próxima se cumplen 513 años del arribo de Cristóbal Colón a las tierras de América. En dos oportunidades hemos visitado a la isla de San Salvador, sitio perdido al norte de La Española y donde se ha supuesto que Rodrigo de Triana avistó por primera vez y gritó ¡Tierra!.

En la primera oportunidad, desde un crucero comercial, le dimos la vuelta a la isla y escuchamos las explicaciones que nos suministró el capitán de la nave, especialmente las que se relacionaban con los tres sitios donde se han ubicado monumentos conmemorativos de tan notorio suceso.

En la segunda oportunidad, a bordo del “Sharing II”, propiedad de nuestro querido y recordado Emilio Conde Jahn, tuvimos el privilegio de visitar tanto la pequeña población que la Corona Británica mantiene en la isla, como el placer de bañarnos en tan maravillosas playas.

Hace poco más de dos años, facinerosos del proceso derribaron la estatua que durante algo así como cien años, había adornado distintas plazas de la ciudad de Caracas, en su última morada de Quebrada Honda.

La estatua, arrancada de su pedestal y mutilada, fue arrastrada por las calles hasta las cercanías del Teatro Teresa Carreño y allí fue presentada, cual trofeo de guerra, a las autoridades del desorden.

Existen también, eventos que se han sucedido con otros monumentos.

La estatua a María Lionza, que sirvió de pebetero durante los III Juegos Deportivos Bolivarianos que se celebraron en Caracas en el mes de diciembre de 1958, se fracturó por acción de la corrosión catalizada por el tráfico automotor de la Autopista del Este.

La Esfera Anaranjada del singular Jesús Soto que fue instalada en la misma autopista, en el distribuidor que conduce a la mansión presidencial “La Casona”, también ha sido desmantelada ante la vista gorda y la desidia de las autoridades y del pueblo.

Cada uno de estos tres eventos tiene lecturas diferentes, pero también tienen características comparables.

Podemos destacar que permanecen perdidas gracias a la desidia, voluntaria o irresponsable, de las autoridades correspondientes.

El derribo de la estatua del Almirante Descubridor se corresponde con los deseos del proceso de torcer, de manera indebida, la historia de nuestros pueblos.

Tanto para España, que considera dicho evento como el hito fundamental de la integración de ambos mundos, como para todos los pueblos americanos que entienden perfectamente la calidad del salto histórico que significó para todos nosotros el habernos incorporado a la civilización universal, el doce de octubre es una fecha medular de nuestra historia y hace honor a la integración de las razas.

Solo mentes acaloradas que pretenden abonar odios que no existían entre nuestros ciudadanos, quieren justificar a la fuerza un nuevo significado de dicho evento.

El desmantelamiento y la desidia en restituir estas tres piezas importantes en la historia de la ciudad, son una necesidad por cumplir con la obligación de reflejar, con el mayor apego, los eventos de nuestro desarrollo, como ciudad y como nación.

Su ocultamiento, voluntario o no, constituye una afrenta grave tanto para con sus autores, como para con la colectividad nacional.

Creemos oportuno exigir que se respete la memoria histórica de Venezuela y estos monumentos ocupen de nuevo los lugares y el respeto que la colectividad les ha dado.

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