Opinión Nacional

Energía nuclear venezolana: una cuestión de soberanía

El hecho de tener reactores nucleares, necesariamente, no significa entrar en una carrera armamentista o poner en peligro a la humanidad; si tal fuera el caso, habría que cerrar los cientos de generadores termonucleares y reactores que existen en la faz del planeta: unos para uso pacífico, que son la inmensa mayoría, y otros para fines bélicos que son los menos. La opiniones en materia nuclear son bastante encontradas.

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, anunció que su gobierno comenzará a trabajar en la investigación y construcción de reactores nucleares para la generación de energía. Se trata, dijo, de “ uno de los caminos para diversificar fuentes energéticas” y de una posible solución al calentamiento global y a la necesidad de encontrar alternativas al petróleo y otros combustibles fósiles.

En Estados Unidos, el ambientalista Stewart Brand declaró, después de años de oponerse a la opción nuclear, que cambiaba de opinión. “No es que algo nuevo e importante y bueno haya pasado con lo nuclear,” afirmó al explicar su decisión, “sino que algo nuevo e importante y malo ha pasado con el cambio climático.”

Todo mundo tiene claro que la situación energética actual es insostenible en el mediano plazo. La solución que proponen Chávez y Brand es, sin embargo, como tapar un hoyo abriendo otro. Y el hoyo nuclear dicen Eugenio Fernández Vázquez y Juan Pablo Pardo Guerra, miembros de Americas Program, International Relations Center (IRC), es enorme y difícil de cerrar, por sus implicaciones ambientales, económicas y geopolíticas. Es, además, una solución que ya se aplicó en América Latina y que fracasó.

Tres países latinoamericanos se embarcaron en la aventura de la energía atómica en el siglo XX con algún éxito: Argentina, Brasil y México, enfrentan hoy problemas en alguna de sus centrales y están considerando cerrarlas o comenzaron ya a hacerlo, por lo cual no se entiende que quieran hacer un proyecto conjunto con Venezuela, habría que ver que hay detrás de esto. Cuba intentó seguir el camino nuclear pero no logró empezar por falta de fondos y de científicos.

El grupo de IRC dice que hay varios argumentos sólidos a favor de la energía nuclear. Por ejemplo, que su desarrollo tecnológico es mucho mayor al de otras energías alternativas; que es un método “comprobado” de producción a gran escala –como en el caso de Francia, donde más del 70% de la electricidad es de origen nuclear–; que es de suministro constante, a diferencia de tecnologías como la hidroeléctrica y la eólica, que dependen de factores medioambientales difíciles de predecir a largo plazo; que habrá uranio por mucho más tiempo que petróleo, por lo que el problema del suministro queda solucionado en el mediano plazo.

Los defensores de la opción nuclear olvidan, sin embargo, dicen los expertos de IRC, una serie de aspectos de la energía nuclear que obligan a ser más cautelosos ante los átomos. Primero, que genera desperdicios muy peligrosos y difíciles de aislar, lo que supone un altísimo riesgo para el medio ambiente y la salud humana. Si bien todas las fuentes y métodos de generación de electricidad y energía generan residuos que hay que manejar, ninguno implica tantos riesgos como el nuclear ni implica un manejo a tan largo plazo.

Segundo, que no es totalmente segura, como demostraron los accidentes en Chernobil y Three Mile Island. Ninguna fuente de energía es segura, pero no es lo mismo una fuga en un oleoducto que una fuga radioactiva. Tercero, dice IRC, que como están comprobando México y Brasil en Laguna Verde y Angra III, su construcción y posterior limpieza y recuperación es sumamente costosa. En el caso de la planta de Laguna Verde, por ejemplo, se calcula que, de entrada, el costo de desmantelarla estará entre los 500 y los 1000 millones de dólares.

La pregunta entonces es ¿puede Venezuela correr estos riesgos? ¿Estudió real y cabalmente la Comisión de Energía Atómica Venezolana (si es que existe) los pro y los contra de la alternativa nuclear? ¿Está el Presidente venezolano cabalmente informado? ¿Hay suficientes recursos económicos y humanos para un proyecto de esta magnitud?
Lo que sí nadie pone en duda es que Venezuela tiene todo el derecho soberano de instalar un reactor (o varios) nuclear sin pedirle permiso a nadie; lo que corresponde, sin embargo, es saber si la decisión es oportuna y servirá a las necesidades del país.

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