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Cuban hands off Venezuela

No creo que haya persona alguna en Venezuela que no sienta y resienta el peso del régimen cubano sobre Venezuela. Los chavistas, derivados en castrochavistas, están agradecidos por eso; pero la gran mayoría lamentamos la invasión de los cubanos y nuestra dependencia política de La Habana. O, para ser más precisos y justos, la invasión de castristas y la dependencia de los Castro, léase de Raúl Castro y la nomenclatura del Partido Comunista cubano.

Chávez se infatuó con Fidel, el gran embaucador de la comarca, y el castrismo finalmente le puso la mano a Venezuela. Luis Miquelena, que lo vivió de cerca, contó que cuando Fidel descubrió “la vanidad del personaje… se dedicó a beneficiarse con prebendas”.

Lo de Cubazuela no es un mito. Existe. No vía integración, tipo la extinta Yugoslavia, o una federación de Estados, ni siquiera una unión tipo europea. Es una colonización ideológicopolítica con una invasión limitada, que en hombres puede rondar los 80 o 100.000 individuos. Chávez, antes de morir, reconoció la presencia de 40.000 de ellos, que son prudentes. Vienen en una misión que no implica socializar con los venezolanos, en especial los que tratan público como los “médicos” y enfermeras. Viven en casas colectivas para evitar esa socialización y las defecciones, aunque se reportan muchas. Ni los asesores a los ministerios ni los militares y agentes de seguridad e inteligencia se ven por la calle. Se mimetizan. Por eso no se ha objetivado su rechazo. Nunca los vi en Cancillería pero se oteaba su presencia.

En la Fuerza Armada se sabe que operan en varios ámbitos. El general Rivero hizo las denuncias ante la Asamblea Nacional y la Fiscalía. A cada rato se reportan generales cubanos llegando al país y en internet circulan listas de nombres de oficiales cubanos con sus cargos y ubicación en la estructura militar criolla. Su responsabilidad es actuar ante una rebelión civil y, más que eso, controlar y corregir las disidencias dentro de los oficiales.

No hay dudas que la suerte de Venezuela está atada a los dictámenes de La Habana, que somos la carta dorada de negociación de Raúl, que nos gobiernan sus agentes y que mantenemos a la isla, aunque ahora menos por que estamos en el hueso.

Esto lo saben los dirigentes de la oposición. Nadie ha planteado marchar en contra de la invasión cubana o movilizar la opinión nacional e internacional sobre este tema. Sin embrago, la izquierda mundial se regodea hablando de que EE.UU. tiene las manos metidas en Cuba y Venezuela.

Campañas “hands off Venezuela” se realizan en el mundo. Claro no las de los castristas sino las de los gringos, promovidos por el castrochavismo internacional.

El problema en Venezuela no se resolverá si no se resuelve el de Cuba. Creo que hay que denunciar la invasión y el sometimiento o dependencia. Y así como se combate en forma no violenta al Régimen con el ofrecimiento de un “paracaídas dorado” para aceitar su salida, así debemos hacer con el castrismo invasor sin caer en la xenofobia. Pero no podemos callar tanta ignominia.

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