La Fama
El Diccionario de la Real Academia Española, nos define fama como «Noticia o voz común de algo». También nos dice que es: «Opinión que las gentes tienen de alguien» y agrega que es una noticia que se divulga y se esparce.
Viene esta observación a la reseña de prensa aparecida en algunos diarios de los últimos días comentando que el presidente Chávez ha sido nominado por la revista Time como el personaje del año 2006. Esta revista, conocidísima no sólo en los Estados Unidos de Norteamérica donde se edita, sino en todo el mundo, suele ofrecer una portada al año donde se despliega un personaje que desde el punto de vista noticioso haya atraído la atención de la prensa internacional y que ha sido objeto de crónicas en diarios y medios de comunicación en general.
Así, pues, la revista Time ha mostrado en su portada a personajes que realizaron grandes aportes para sus países o que dejaron valiosos legados para la humanidad con sus ideas y acciones en investigaciones, empresas o hechos históricos. Entre ellos encontramos políticos, científicos, luchadores sociales. Hombres y mujeres, temas controversiales o que marcan pauta en la historia humana como la era de la computadora y el daño ambiental ocasionado a la Tierra. Actores y temas que conmocionaron la opinión pública por diferentes motivos.
Encontramos entre sus portadas a Charles Lindbergh, aviador que cruzó el Océano Atlántico en un vuelo en solitario; Walter Chrysler, empresario creador de la fábrica de automóviles que hoy compite entre las más grandes del mundo; Rudolph Giulianni, el alcalde de la ciudad de Nueva York que la transformó en un lugar limpio y seguro, y a cuya asesoría acuden hoy políticos latinoamericanos a fin de aprender del éxito obtenido. También el doctor David Ho, investigador del SIDA; el Papa Juan Pablo II que movió corazones del mundo con su sonrisa y su cercanía, Yitzak Rabin, Nelson Mandela y otros, que trabajaron en la resolución de conflictos y promovieron la libertad y la paz.
Pero no necesariamente se muestran personajes que realizaron acciones positivas para su entorno, dentro de su área de trabajo o por una causa mayor en beneficio de la humanidad entera, sino que se muestran también seres que ocasionaron grandes contratiempos para los suyos y para el resto del planeta, pero que indefectiblemente se convirtieron en noticia por sus acciones, acertadas o no.
Así aparecieron en su momento el ayatollah Khomeini, líder iraní que hundió al país en la más cruenta guerra civil conocida en un país islámico, ocasionó un éxodo de enormes magnitudes y la pérdida de miles de vidas. Adolfo Hitler, causante de la muerte de seis millones de judíos y promotor de la Segunda Guerra Mundial, y Joseph Stalin que sometió a Rusia al comunismo y la aisló del desarrollo.
Ser noticia y aparecer en una portada como la de la revista Time no significa que ser considerado el personaje del año otorgue méritos a quien lo recibe. Sí se le brinda la oportunidad de ser noticia, pero no todas las noticias son buenas, y, lamentablemente hay muchas noticias tristes y hechos atroces que se recuerdan por el horror que causaron, como en el caso de las guerras y la pérdida de vidas.
Siendo así, se puede ser famoso sin tener una conducta meritoria desde el punto de vista moral, ético y humano. Para ser famoso entonces, basta con ser popular, conocido, notorio.
Muchos presidentes de América Latina han sido conocidos, Juan Domingo Perón, Augusto Pinochet, Omar Torrijos son algunos de ellos. Y también Oscar Arias, actual presidente de Costa Rica y Premio Nobel.
Queda a los americanos, a los latinos y a los venezolanos en particular, mirar la portada de esta revista con ojos críticos y saber en qué grupo ubicar al Presidente Chávez, porque para fines de la revista, a todos estos personajes se les concedió la corona de la fama.