La indiferencia
La indiferencia es un estado de ánimo en el que una persona no siente inclinación ni rechazo hacia otro sujeto, objeto, o un asunto particular. Es decir, que la convierte en un ser neutro.
Muchas personas se sienten afectadas cuando se las ignora, porque es una manera de negarles su existencia y eso se acentúa cuando son ignorados por quienes tienen poder ya que se convierte en agresión.
Hoy en Venezuela hay, lamentablemente, diversas manifestaciones de indiferencia, comenzando por la exhibida por altos funcionarios del régimen por las penurias que padecen grandes sectores de la población, al no poder conseguir alimentos ni medicinas a precios accesibles, y creen que las resuelven con la humillante entrega, como si de un favor se tratara, del CLAP. Otra muestra de indiferencia que exacerba los ánimos es la manifiesta por las autoridades ante las numerosas muertes de jóvenes ocurridas en la represión de las manifestaciones públicas.
Pero también existe otra forma malsana de la indiferencia, observada en algunas personas frente a la situación convulsa por la que atraviesa el país, como si ese enfrentamiento entre gobierno y oposición les fuera ajeno.
La neutralidad en una situación de normalidad no genera, por lo general, ningún tipo de reacción adversa, pero en situaciones críticas como las que actualmente se viven en nuestro país, puede ser vista como indiferencia frente al sufrimiento ajeno y generar, como lamentablemente se están viendo en algunos lugares, sentimientos de rabia, de rechazo e incluso de agresión.
Hoy nadie puede ser indiferente frente al futuro de nuestro país, estamos atravesando una etapa crucial en nuestra historia en la que lo que está en juego es nada menos que vivir en democracia o convertirnos en súbditos de un estado totalitario.
Por eso es importante que todos nos sumemos a la lucha por restablecer el respeto a la Constitución, que es la que permite la necesaria cohesión social que hace que todos podamos convivir en paz bajo el imperio de la ley.
La Constitución de 1999 fue aprobada en forma mayoritaria por el pueblo y los que no votaron por ella hoy entienden que es la única barrera para detener la imposición de una forma de Estado en la que se anulará la condición de ciudadanía para imponer la de ser solo el engranaje de un sistema totalitario dominado por quien controla el poder del Estado.
Los indiferentes no se salvarán en el caso que ocurriese la imposición de un modelo totalitario de sociedad y entonces quizás sea muy tarde para percatarse que la única defensa frente a la arbitrariedad era la solidaridad.
