Pensar es imaginar
“¡Ay! quisiera asirte
canción sin palabra
y antes que partirte
recoger la labra
de tu puro son
desnuda canción”.
Miguel de Unamuno
LAS COSAS SON COMO SON
Dando voy pasos perdidos por tierra que toda es aire –nos dice Lope en uno de sus maravillosos romancillos- y añade: que sigo mi pensamiento y no es posible alcanzarle. Sigue, persigue su pensamiento el poeta como si éste huyera o escapara. Y pierde sus pasos al hacerlo. Pierde sus pasos que es como si se perdiera a sí mismo; pero entonces habrá que pensar que pierde también su pensamiento. La poesía –nos dijo Goethe- que es pensar en imágenes. ¿Pero cómo se puede pensar sin ellas? El maestro Covarrubias nos dice que pensar es imaginar. Luego, si pensar es imaginar –como pensaba Goethe que es la poesía- ¿pensar es poetizar, o sea crear, crear, y no solamente inventar o descubrir las cosas por las palabras? Decía Unamuno que se piensan palabras y no en palabras; y del mismo modo se piensan imágenes y no en imágenes como dijo Goethe. También nos dijo don Miguel que la palabra labra por el son la visión. ¿Por qué son? ¿Por qué sonoras soledades del aire?, preguntaríamos. O, como Lope: ¿por qué tierra que toda es aire?
Las cosas son como son, puede decirse: a lo que nosotros preguntamos siempre que, ¿cómo son las cosas? ¿Cómo suenan, como las palabras? Las cosas son como son cuando son como suenan. Como las palabras, labradoras del son, como de una tierra que toda es aire, siembra de imágenes o visiones vivas, luminosas, sonoras… Poesía, en suma; es decir, pensamiento, pensamientos. Las cosas son porque se piensan y no se piensan porque son –diría, tal vez, el filósofo Merleau –Ponty, antes de morir, ante una tierra prometida, tierra que toda es aire, entre lo visible y lo invisible, donde las cosas son como suenan para poderse ver. Pero volvamos a nuestro paso; a nuestros pasos que se pierden siguiendo o persiguiendo un pensamiento o pensamientos; que huyen, que escapan, como si huyeran y escaparan de sí mismos; como el agua huidera del manantial, dándose a la luz, a la fuga luminosa, visionaria de su carrera, sonoramente, en arroyo o torrente o río. Con suave o violenta sonoridad; con canto o música, que es poesía, como la de la palabra o palabras sonoras y luminosas que hacen y deshacen las cosas por su son y visión imaginativos: por su imaginación creadora.
Podemos seguirle los pasos a Lope por esta tierra que toda es aire de sus obras y de su vida, por ese mundo transparente del que su propio, luminoso pensamiento, le lleva en pos. Por eso corre Lope por su tiempo como si pareciera en competencia con el correr del tiempo mismo; como si el tiempo, o los tiempos en su carrera, fueran los rivales competidores de la rapidez luminosa de su pensamiento. Y como dijo el poeta: “Por tierra que toda es aire / mis pasos se van perdiendo / al par del canto del río / que corre porque va huyendo… “