El retrato del alma
“Hermosa el alma como el cuerpo tiene.”
Cervantes
CON MIRADA LIMPIA
“De alegres ojos…”, nos dice que es Cervantes, cuando también nos dejó escrito de sí mismo que era “el corazón más alegre del mundo”. Notamos que esta alegría de ojos y corazón es cuando ya su madurez de hombre y escritor avanza en su vida, “ganándole a los cincuenta y cinco años por nueve más y por la mano”. Ojos alegres, mirada limpia, la de aquel Cervantes ya necesitado de anteojos para ver. Ojos alegres, mirada limpia, clara.
“El ojo es solar”, nos dijo el griego. Los ojos alegres son como el sol: “que pasa por todas las cosas inmundas sin que se le pegue nada”, nos dice Cervantes. Y nos lo dice a propósito de la poesía. Los ojos alegres del poeta son ojos creadores. Esa mirada limpia de Cervantes “es un rayo que suele salir de donde está encerrado, no abrasando sino alumbrando”: como la poesía misma.
Ver el mundo con mirada limpia, que es limpieza de corazón, es lo que Cervantes nos enseña en sus novelas y lo que con ellas nos propone como ejemplo. Que antes hubiera preferido cortarse la mano, nos dice, que sacarlas al público si así no fuera. El espectáculo de la vida asoma a los ojos su alegría gracias a la limpieza de su mirada. Limpieza como la de la luz del sol, como la del agua clara, “que a todo lo no limpio aprovecha… “ Esto es, que hace limpio lo que estaba sucio, embelleciéndolo, alegrándolo, arrancándole la suciedad, la fealdad, la tristeza. El poeta cree en la vida recreándola. Su lenguaje para los oídos, y no solamente para los ojos, es un “instrumento acordado que dulcemente alegra los sentidos…” No solamente vemos con los ojos, sentimos con el corazón esta alegría, sino con los sentidos todos, gustosamente como si la tocásemos y hasta como si nos aromase el alma. Por eso esta poesía es tan verdadera, tan natural, tan viva. Y, sobre todo, tan alegre.
Todo esto que nos dice Cervantes en sus libros con tanta claridad, con tan luminosa evidencia nos lo dice también Velázquez en sus lienzos. Si alegres fueron los ojos del poeta Cervantes, no lo fueron menos los de Velázquez el pintor. Y su correspondiente alegría, limpieza, claridad de corazón es la misma. Los dos vivieron, mirando, viviendo, con mirada limpia, con ojos alegres, este aire, esta luz, que todavía vemos nosotros.
Prosa de Cervantes. Pintura de Velázquez. Antes y después de leer las novelas cervantinas o ver los lienzos velazqueños, debemos mirar, limpiando bien nuestros ojos y corazón, esta alegría de la luz, que se entra por todos los sentidos. De esta pura, fina, transparente, luminosa alegría, están tejidos, misteriosamente, milagrosamente, aquellos lienzos de Velázquez, aquellas páginas de Cervantes. Y su presencia, su evidencia viva, las tiene antes los ojos, alegrándole el corazón , el que lo ve, lo mira con mirada limpia. Y como dijo el poeta: “Dicen niña que los ojos / son el retrato del alma; / tú tienes ojos azules, / color del cielo sin mancha”.