Imprimido / Impreso
Varias veces he escrito y hablado en mi programa de radio sobre los vocablos imprimido e impreso. Ambos son participios pasivos del verbo imprimir. El primero es regular y el segundo irregular.
En principio, ambos pueden emplearse libremente en cualquier caso. Sin embargo, en la práctica se han ido produciendo preferencias. Impreso se usa generalmente cuando se emplea como adjetivo: “Un libro impreso en Argentina” ; “Ya la revista está impresa”. También cuando se emplea como sustantivo: “Están circulando unos impresos infamantes”; “Voy a mandar a hacer unos impresos de propaganda”.
Imprimido se usa libremente en los tiempos compuestos de los verbos: “Ya hemos imprimido la mitad de la edición”; “Cuando ya hayan imprimido todo le avisamos”.
Sin embargo, en Hispanoamérica se da una vacilación, y muchas veces se prefiere emplear la forma irregular, impreso, para los tiempos compuestos: “Para mañana ya habrán impreso todo”; “Cuando ya habíamos impreso una buena cantidad, se detectó una errata muy grave y hubo que detener la impresión para corregirla”. Pero esto no es una regla, sino una simple preferencia. Si en estos casos se emplea impreso no se comete ningún error.
Al respecto el Diccionario panhispánico de dudas advierte: “Aunque existe hoy una clara tendencia (…) a preferir el uso de la forma irregular impreso, ambos participios pueden utilizarse indistintamente en la formación de los tiempos compuestos…”.
CODA SOBRE CANCELAR. Un amable lector me escribe: “Su aclaración sobre cancelar me deja una gran duda. Hasta donde entiendo (…) cuando se utiliza cancelar en el sentido de pagar, solo debería hacerse por parte de quien recibe el pago y no por parte de quien paga. (…) si yo tengo una deuda, yo la pago, no la cancelo; quien la cancela es quien recibe el pago, porque deja sin efecto la acreencia que tenía en mi contra”.
No entiendo la duda. El DRAE dice: “cancelar. (…) 2. Acabar de pagar una deuda. (…)”. Según esto, obviamente, quien “acaba de pagar una deuda” es el que cancela. Así es como todo el mundo lo emplea, y el DRAE sólo registra el uso general. Si alguien va a determinado lugar a pagar una deuda, puede ser que diga: “Vengo a cancelar mi deuda”, no “Vengo a que me cancelen la deuda”.
Desde luego, si vemos el asunto desde el punto de vista de la primera acepción de cancelar en el DRAE, con su ingrediente jurídico, podría entenderse que cuando alguien paga una deuda, se cancela dicha deuda, en el sentido de que queda sin efecto. Pero si lo vemos desde el punto de vista de la segunda acepción, no hay duda de que quien paga es el que cancela. Además, la acción de cancelar es bilateral, y vale tanto para el que cancela o paga, como para el que recibe la cancelación o pago.
Hace algún tiempo, el 4 de enero de 1998, en mi columna “Con la lengua”, que entonces se publicaba en El Nacional, escribí sobre este tema un largo artículo. En ese entonces todavía cancelar con el significado de pagar no había entrado al DRAE, y por eso en tal ocasión lo analicé específicamente en relación con su uso venezolano. Allí decía más o menos lo mismo que dije en el artículo de la semana pasada, pero ahora con la diferencia de que ya en el DRAE aparece cancelar como “terminar de pagar una deuda”. Definición que, por cierto, no es del todo exacta, pues en la práctica lo que se paga cuando se cancela una deuda no es lo que reste de ella, como pareciera sugerirlo la definición del DRAE. Cuando la deuda se paga por partes, o por cuotas, es común también que se emplee cancelar como sinónimo de pagar una cuota. Lo mismo cuando se cancela o paga el recibo de la luz, del teléfono u otros servicios, casos en los cuales cancelar no se empela como “terminar de pagar”, sino simplemente como “pagar”, sea todo lo que se debe, o parte de ello.
En las cosas de la lengua no hay que hilar demasiado delgado ni buscarle cinco patas al gato. El idioma tiene sus naturales complicaciones, casi todas fáciles de entender. ¿Para qué buscarle más?
Oiga de lunes a viernes, a las 11,10 a.m., el micro CON LA LENGUA EN ONDA, por la emisora RADIO ONDA, la superestación, en el programa de Mari Montes.
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