Historia e Histerias
El filósofo español José Ortega y Gasset aseguraba que “un historiador es un profeta al revés” y sin embargo, para la Iglesia, algunos historiadores están haciendo un revés de su profeta y Mesías, Jesús, luego de componer, codificar y traducir un manuscrito encontrado en Egipto en 1970 al que llaman el “Evangelio de Judas”, asegurando que este discípulo fue su preferido y el elegido para ayudarlo a cumplir su misión.
Mientras Jesús va siendo transformado o tergiversado – según la fe, conveniencia o los propósitos, también comerciales, de quienes plantean sondearlo para el cine documental y de ficción, en Francia se reivindica tardíamente al rey Luis XVI, al presentar un documento que – algunos historiadores aseguran – fue escrito por su verdugo. La carta traspapelada, entre otras, de una colección anónima, desmitifica el supuesto ataque de nervios y las lágrimas del destronado y luego descabezado monarca y lo describe calmo, ante la guillotina, asumiendo con gallaría su destino antes de ser ejecutado y exclamando: “¡Gente, muero inocente!”. El rey ha muerto, viva el rey, después de 200 años de deshonra.
Los chinos recientemente enaltecen a sus geógrafos y navegantes
exhibiendo un mapa de 1418 que contiene el dibujo del continente americano, asegurando que ellos pasaron por aquí antes que los europeos y para no quedar atrás, no faltan latinoamericanos que hurgan el pasado para levantar el orgullo nacional de sus naciones, bien sea enterrando con retraso los supuestos restos del Che Guevara, reinventando al criollo y filo europeo Bolívar como zambo o indigenista o transformando a Andrés Avelino Cáceres – icono de eso que llaman “etnocacerismo” – en un cobrizo antiliberal cuando apoyó a Castilla por compartir sus principios liberales y no tuvo problemas, como tampoco lo harían futuros “nacionalistas”, de pasar un tiempo en Paris como miembro de la delegación peruana en Francia.
La historia da para todo tipo de histerias.
