Opinión Nacional

Liberalismo 2

Continuación de Liberalismo 1. Influencia de la Religión. La ética calvinista inventa una nueva concepción del trabajo, del sentido del ahorro y el lucro que forman el capital privado y que es invertido en las empresas industriales. Lo técnico, lo religioso, lo normativo, unido a las libertades adquiridas en el siglo XVIII hacen posible el nacimiento de las bases teóricas del capitalismo, formuladas por A. Smith Y D. Ricardo, quienes asientan el origen del pensamiento económico liberal, en un “ordenamiento natural”, no controlado por el estado y donde el comercio y la iniciativa privada, garantizan la prosperidad económica y el progreso social.

El pensamiento liberal se nutrió de la doctrina del contrato social escrita por Rousseau y en el derecho natural de J. Locke y Montesquieu. Quiere y busca libertades: como son las individuales (religión, pensamiento, imprenta); políticas, como una constitución con división de poderes (órganos), el sufragio y la libertad económica. Otros pensadores influyentes en el liberalismo son J. Bentham, J. S. Mill (seguidor de las tesis de Smith y Ricardo) y H. Spencer. (¿Y que esta haciendo la supuesta “revolución” y/o “instalación” del “socialismo del siglo XXI”? ¿Dónde sus teóricos?

Adam Smith (1723-90), se opuso al mercantilismo de su época con el argumento de que el consumo era el objetivo de la producción y el productor debería hacerlo hasta los límites necesarios y no considerar la producción en sí, el objetivo final. El no vislumbraba ninguna solución inmediata a la violencia e injusticia por parte de quienes detentaban el gobierno. Sostenía que la codicia y el espíritu monopólico de los humanos podían ser controlados por el estado, pero, de alguna manera se contrapondría, chocaría, con la libertad. Pensaba que la solución estaba en la competencia. Percibía que el proteccionismo estatal y el monopolio privado eran lo mismo y eran ilusos quienes creyeran en ellos y los fomentaran; sólo la competencia podía disciplinar la codicia incontrolable de algunos productores (públicos y/o privados).

En resumen, la proposición liberal era, en esa época, restringir la actividad estatal y obtener el estricto respeto a la ley, para evitar el desorden institucional, ya que si un partido político en el poder no se ciñe a la ley, dicho gobierno se convierte en representante de un sólo sector de la sociedad. (Como lo estamos padeciendo hoy en Venezuela, siglo XXI, año 2006). ¿Y se autocalifica de “revolución”?

Inglaterra, desde 1688 a 1832, fue gobernada por la aristocracia y hubo corrupción por parte de los propietarios y de los empleados del gobierno; no obstante, se trató de aplicar la ley. Después de las guerras napoleónicas (1815), los terratenientes utilizaron su influencia en el gobierno e impusieron barreras proteccionistas a productos como el trigo para evitar la caída de los precios, dejando solos a los textileros y que enfrentaran los altos costos en la producción; volviéndose éstos(los textileros), enemigos de la aristocracia terrateniente (¿agricultura vs. industria?). Los manufactureros para defenderse, abrazan las ideas de la escuela del liberalismo manchesteriano: no intervencionismo estatal, no regulación de horas laborales ni condiciones de trabajo en las fábricas; incompatibilidad del comercio internacional con el uso de la fuerza u orgullo nacional. Las leyes proteccionistas (Corn Laws, restricción del trigo de ultramar) fueron eliminadas a partir de 1846 hasta finales del siglo diecinueve. Triunfa el individualismo económico. (El “innombrable” hace poco justifico la salida de la CAN, del G3, “para proteger” la industria nacional. ¿Qué tal?)

Puertas adentro, en Inglaterra, la oposición al liberalismo manchesteriano lo califico como una ideología de la clase rica (igual que ahora); la burocracia gubernamental tuvo mucho miedo de ser considerada como un objetivo para ser tomada y ponerla a la disposición del partido de turno (tal cual esta pasando en estos momentos en Venezuela). El estado de entonces, su gobierno, su régimen, en su “quehacer económico”, se volvió muy permisivo y aplicó lo que hoy conocemos como su política de «dejar hacer y dejar pasar» (laisser faire et laisser passer). (El gobernante de hoy es tan permisivo que “regala” y “regala” cuanto no le pertenece ni lo ha producido ni solicita permiso para ello ni lo emplea en los nacionales que, seguramente, lo necesitan y lo están exigiendo a gritos por todo el país).

Afortunadamente hoy, en plena globalización económica, existe una cierta normativa internacional y esfuerzos serios de su aplicación que paralicen las posibilidades de caos; porque de no existir, casi con seguridad, las empresas transnacionales se comportarían como los animales en la selva virgen, donde, seguramente, el más fuerte se impondría, en detrimento de las empresas medianas, pequeñas, y de muchas mas, de carácter nacionales. ¡El Liberalismo evolucionó! ¡El comunismo destruyó!

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