Despedida a la educada, diplomática y tolerante cancillera bolivariana
SU EXCELENCIA:
No se imagina su Vuecencia, su Eminencia, su Señoría, lo que estoy padeciendo por su remoción imprevista e intempestiva; me imagino y complace saber, que como en Cuba, esa decisión presidencial significará lo que el pueblo llano cubiche llama Caer pa´arriba, y muy seguramente en un cercano futuro será designada Vice – Presidenta Ejecutiva de la República Castro – chavista – madurista. Es que defenestrada cancillera le tenía compilado una bordada ristra de insultos, agravios y ofensas, a fin de que – renovados -, los prodigará a granel y a voluntad entre sus colegas y no tantos, y, especialmente, para caracterizar a presidentes y majestades, o a los integrantes del Consejo Episcopal, que osan, se atreven a mancillar nuestra soberanía y a negar a nuestro Ilustre y Eterno. En fin, siempre será posible que los use o intercambie con El Robusto compatriota, van algunos:
Bardaje: Homosexual aciente o tomante en el acto sodomítico.
Boquerón: Persona sin importancia alguna; donnadie.
Buharra: Ramera, bujarra.
Carroza, carrozón: Viejo; persona anticuada; maricón maduro.
Chupóptero: Parásito, término que tiene in mente a los himenópteros, insectos libadores o succionadores (chupadores o chupones) de flores; parásito social, o vividor que se bandea bien por ciertos ambientes y mundillos, haciendo de la intriga su modus vivendi.
Fodolí: Entremetido y hablador, que se mete donde nadie lo llama, y da consejos sin que se los pidan.
Jesuita: Calificativo que el vulgo suele dar a quien es hipócrita y falso; sujeto que manifiesta doblez; persona solapada y ladina que tiene una particular astucia para manejar los negocios, llevando siempre el agua a su molino, o arrimando el ascua a su sardina.
Lameculos: Pocos compuestos tan ofensivos como éste, ya que con tan soez y baja práctica se denuncia al adulador impenitente y servil.
Meapilas, measalves: Santurrón, beato; persona hipócrita que se da golpes en el pecho y entona el «yo, pecador…», pero cuya conducta no está de acuerdo con su pretendida piedad.
Hasta aquí por hoy, y muy atento su Excelencia para que – en función de su nueva canonjía -, enviarle los insultos que puedan ser necesarios para el mejor desempeño de su puesto de combate en esta guerra fratricida que ya lleva unos ochenta jóvenes muertos, de esos Pipiolos, inexpertos y novatos; tontitos útiles y manipulados que aún creen en la democracia, la justicia y la libertad.