Destrucción de la icónica mezquita de Mosul es una señal de «derrota» del ISIS
El grupo terrorista Estado Islámico está al borde de la «derrota» en la ciudad iraquí de Mosul (norte), asediado por las fuerzas gubernamentales en el casco antiguo de la urbe, donde ha destruido la icónica mezquita desde la que proclamó su «califato» en 2014.
Así lo ha interpretado el primer ministro iraquí, Haidar al Abadi, quien afirmó que la voladura anoche de la mezquita de Al Nuri y su antiguo minarete es una «declaración oficial de derrota» por parte del ISIS.
Los yihadistas hicieron explotar la mezquita y el minarete del siglo XII al verse rodeados por las tropas gubernamentales, por el valor simbólico de este templo, en el que el líder del grupo, Abu Bakr al Bagdadi, anunció el establecimiento de un «califato islámico» en los territorios que el grupo controlaba en Irak y Siria.
También el enviado especial de la ONU en Irak, Jan Kubis, consideró en un breve comunicado que la destrucción de la mezquita de Al Nuri y su minarete por parte de Dáesh (acrónimo en árabe de Estado Islámico) es un «signo de su colapso».
«El último acto bárbaro, de hacer explotar un sitio histórico islámico, se añade a los anales de los crímenes de Dáesh contra la civilización islámica, iraquí y de la Humanidad», destacó Kubis.
Asimismo, aseguró que este acto pone en evidencia la «desesperación» del grupo yihadista y «señala su final».
Por otra parte, un comandante de las Fuerzas Antiterroristas, el general Abdelgani al Asadi, dijo a Efe que los yihadistas se concentran actualmente en la zona de Al Maidan, junto al río Tigris en el casco antiguo, la cual será su «tumba».
Al Asadi informó que las unidades se hicieron con el control de la calle Al Faruq y de varias partes del área que lleva el mismo nombre, ubicada en el centro del casco antiguo, y que siguen avanzando.
Asimismo, aislaron y cercaron otras zonas de la ciudad vieja, donde ayer tomaron la iglesia de Al Seaa.
Al Asadi aseguró que en los pasados cuatro días sus unidades mataron a más de 500 terroristas del ISIS: «Hemos contado los cadáveres de los caídos durante los combates», remachó.
A pesar de los avances, el principal obstáculo para las fuerzas iraquíes sigue siendo la presencia de decenas de miles de civiles en el interior del casco antiguo, que están siendo usados como «escudos humanos» por el EI para evitar ser bombardeados.
Unos 7.000 civiles fueron evacuados de Al Faruq por las fuerzas especiales, que los enviaron a las zonas establecidas para someterles a los controles de seguridad, para comprobar que entre ellos no hay yihadistas infiltrados, informó otro comandante de las Fuerzas Antiterroristas, Maan al Saadi.
Por otra parte, un comandante de la División XVI del Ejército, Yabar Hayem al Darayi, dijo a Efe que sus tropas controlaron el 75 por ciento de la zona de Al Mushahada, donde abatieron a decenas de terroristas.
Asimismo, evacuaron a los habitantes que estaban siendo usados como «escudos humanos», añadió, y que fueron trasladados fuera del casco antiguo en vehículos militares.
Al Darayi señaló que los militares se están coordinando con las demás unidades de las fuerzas conjuntas para seguir atacando dentro del casco antiguo, donde -además de los civiles- las minas plantadas en calles y edificios suponen un freno a las operaciones castrenses.
Por su parte, el comandante de la Policía Federal, Raid Shaker Yaudat, informó de que las fuerzas policiales tomaron el control de la mezquita de Al Hamidín, en el barrio de Bab al Baid, ubicado en el sur del casco antiguo y donde todavía hay presencia yihadista.
Asimismo, las unidades de la Policía avanzaron en el barrio de Al Shefaa, el único que queda en manos del Estado Islámico fuera del casco antiguo, y mataron al responsable de explosivos de este distrito, identificado como Abu Furqan al Mosuli.
El Pentágono mostró anoche imágenes aéreas en blanco y negro de la destrucción que ha sufrido la mezquita de Al Nuri, mientras que la agencia de noticias Amaq, afiliada a los yihadistas, responsabilizó a «aviones americanos» de haber bombardeado el templo.
La comunidad internacional ha condenado su destrucción y la UNESCO mostró su «disposición a ayudar, restaurar y rehabilitar el patrimonio cultural (de Irak) cuando sea posible», esto es, cuando la ofensiva contra el Estado Islámico concluya.