Opinión Nacional

Pobreza, corrupción y demagogia

(%=Image(6206898,»L»)%)
Buenos Aires (AIPE)- Cuando le digan que hacen caridad con dinero ajeno, desconfíe. Pero si además el dinero es obtenido sin el consentimiento de su dueño, tenga la seguridad de que lo están engañando y que empeorarán las cosas. Así suelen hacer los gobiernos, cobran impuestos de manera coactiva, para luego utilizar ineficazmente y demagógicamente esos fondos.

En Porto Alegre, Brasil, Lula inauguró el 6 de marzo la Conferencia Internacional sobre Reforma Agraria y Desarrollo Rural (CIRADR), impulsada por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), con el fin de considerar la situación de las tres cuartas partes de los 852 millones de personas que padecen hambre en el mundo y que viven en zonas rurales. Además de los dirigentes latinoamericanos, asistieron representantes de 188 países y entidades miembros de la FAO. ¿Quién paga el costo exorbitante de todos esos viajes? Los ciudadanos a través de sus impuestos.

El presupuesto de la ineficiente FAO alcanza 750 millones de dólares, empleando a 3.450 funcionarios que cobran elevados salarios. En Brasil, el programa «Hambre Cero» de Lula lleva tres años, con un presupuesto de 5.000 millones de dólares y la pobreza sigue siendo un gravísimo problema.

La Conferencia evaluó también las razones por las cuales está fracasando y no se cumplirá la llamada meta «del Milenio», fijada hace diez años por la comunidad internacional para reducir a la mitad, antes del año 2015, el número de personas que padecen hambre en el mundo.

Chile es el único país en América Latina que redujo la pobreza extrema a la mitad, según la CEPAL. Pero lo hizo sin asistencialismo estatal, sino creando riqueza a través de la actividad privada de las personas, es decir, de la economía de mercado. En el resto, «el cumplimiento de la meta del Milenio es de 34% en la región, habiendo transcurrido el 56% del tiempo» estimado, señaló la CEPAL.

Un caso realmente triste es Venezuela, donde la pobreza aumentó del 43% al 53% de la población entre 1999 y 2004, a pesar de que el precio del petróleo se disparó en el mismo período de 8 dólares por barril, cuando el socialista Hugo Chávez llegó al poder, a cerca de 60 dólares en la actualidad
En toda América Latina y el Caribe, plagada de «progresistas» que supuestamente combaten la pobreza, hay 222 millones de pobres y, de ellos, 96 millones están en la indigencia, o sea el 18,6% de la población total. Estos 222 millones viven con menos de 2 dólares diarios. Es decir, entre todos gastan menos de 450 millones de dólares al día, mientras que los subsidios concedidos por los gobiernos de países desarrollados a la agricultura y a subsidiar esas exportaciones alcanzan unos 1.000 millones de dólares cada día.

Pocos días atrás, en una actitud francamente de mal gusto, uno de los abanderados de los subsidios y de la protección agrícola, el presidente francés Jacques Chirac, acompañado por el secretario general de la ONU, instó a que todo el mundo pague un nuevo impuesto en los pasajes aéreos internacionales, con fines «altruistas». Insistió en ello durante la Conferencia Internacional sobre Fuentes de Financiación Innovadoras para el Desarrollo, en la que participaron representantes de 95 países y 60 organizaciones gubernamentales. Usted puede estar seguro que muy pocos de los asistentes pagaron por sus pasajes aéreos ni por los buenos vinos franceses que consumieron durante su estadía en París.

Francia aplicará a partir del 1° de julio una carga de hasta 47,5 dólares por pasaje. Con los ingresos anuales generados por el nuevo impuesto, unos 238 millones de dólares, se adquirirán medicamentos contra el SIDA, la tuberculosis y la malaria para distribuir en el Tercer Mundo.

Así, los gobiernos, al imponer coactivamente leyes sobre el mercado, excluyen a los más débiles, a los más pobres, ya que los fuertes tienen medios para defenderse. Por ejemplo, los empresarios para pagar impuestos suben precios, bajan salarios o dejan de invertir, contratando menos mano de obra. Así, siempre se perjudican los más pobres que, encima, tienen que pagar impuestos directos como el IVA. Luego, estos pobres pasan hambre y entonces el gobierno inventa nuevos impuestos para “asistirlos”. Pero la realidad es que gran parte del dinero que le quitan a los pobres termina financiando la corrupción oficial y los sueldos de burócratas que viven y viajan por cuenta de los demás.

___* Analista político argentino.

Fundado hace 28 años, Analitica.com es el primer medio digital creado en Venezuela. Tu aporte voluntario es fundamental para que continuemos creciendo e informando. ¡Contamos contigo!
Contribuir

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Te puede interesar
Cerrar
Botón volver arriba