Corrupción
Los venezolanos somos tan honestos como los finlandeses, o tan deshonestos. Todo depende. Sin embargo, Finlandia es el país con menos corrupción en el mundo y Venezuela es uno de los más corruptos. ¿Por qué?
Tres razones se me ocurren: en Finlandia le enseñan a los niños una asignatura que no existe en Venezuela: honestidad. Valores.
Segundo: en Finlandia es sumamente difícil robarse unos reales. En Venezuela es facilísimo. Todo el entramado del sector público en Venezuela está diseñado para que florezcan las comisiones y la corrupción.
Tercero: en Finlandia si se te ocurre cogerte unos reales corres el peligro de que te descubran y de sufrir castigos muy severos. En Venezuela no pasa nada. Al contrario, recibes un gran reconocimiento público por avispado y por inteligente.
Por eso en Finlandia no hay corrupción y por eso en Venezuela existe una corrupción galopante.
Hace muchos años Gonzalo Barrios lo dijo: en Venezuela se roba porque no hay razones para no robar. Y ahora hay menos razones que nunca.
Hoy hay más corrupción en Venezuela que nunca antes en nuestra historia. Y eso que la historia de Venezuela es una de ininterrumpida corrupción desde la Colonia hasta nuestros días.
Hay más corrupción por dos razones muy sencillas: primero, porque nunca había habido tanto dinero en manos del Gobierno y, segundo, porque nunca había habido tan poco control. Con el petróleo a 100 dólares, el ingreso fiscal se ha multiplicado descomunalmente. Por otra parte, no tenemos contralor, ni contraloría, ni órganos que controlen a la administración pública.
Como si todo lo dicho fuera poco, tenemos pocos escrúpulos en la mayoría de los dirigentes del sector público y tenemos una mentalidad estatista que se empeña en crear controles y alcabalas que son fuente inevitable de corrupción.
El presidente Maduro dice que quiere acabar con la corrupción; le propongo tres cosas: educar en valores a la población venezolana, reducir las instancias de controles públicos innecesarios que son la principal fuente de corrupción, y tercero, castigar ejemplarmente a los que incurran en delitos contra la cosa pública. Otra cosa, mientras haya control de cambios y control de precios habrá corrupción, así tengamos a la madre Teresa de Calcuta de presidente de la República.
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