Opinión Nacional

Amor a caballo en Fuerte Tiuna

Un corazón late en el corazón de Fuerte Tiuna. Para ser precisos, en la Escuela de Equitación del Ejército Negro Primero. Uno llega, y lo recibe Roberto, un joven con Síndrome de Down, encargado de las relaciones públicas. Un experto guía formado en el Expand Zoo, Roberto es amable, correcto y simpático.

Una invidente acaba de ser contratada para encargarse de la central telefónica, y en los corredores, pasillos y rampas es usual toparse con Carlos que se desplaza veloz en su silla de ruedas. Carlos trabaja en administración.

En la cancha están Mayuli Beltrán y Sally Figueroa, las equinoterapistas. Niños con distintas discapacidades, que van desde las más leves hasta las más severas, se benefician de esta terapia que está ofreciendo una esperanza real de mejoría.

Desde los tiempos de Hipócrates se sabe que el movimiento de los caballos hace que el jinete mueva todos sus músculos. Además, la energía que desprenden los equinos resulta muy provechosa, así como la relación del jinete-paciente con el caballo.

Hay muchas personas involucradas en el proyecto. El denominador común es una calidad humana extraordinaria, sentido de la solidaridad y amor por la tarea que se realiza. El trabajo es agotador. Los terapistas deben caminar al lado del caballo, en la mayoría de los casos sosteniendo niños con equilibrio precario, o luchando con niños que como no entienden, dan patadas, puños y hasta muerden.

Un equipo de fisioterapistas cubanos, de la Misión Barrio Adentro, ofrece adicionalmente consultas, terapias y masajes. No puedo dejar de nombrar con afecto y respeto al Profesor Carlos Escalona, y sus alumnos Norberto y Santiago.

La iniciativa la tomó el Coronel Carlos Mosquera cuando se encargó de la Escuela de Equitación hace cosa de un par de años. Yo tuve el gusto de entrevistarlo en mi programa de radio en Radio Caracas Radio:

«Dentro del contexto de acercarnos al pueblo, pensamos qué cosa podíamos hacer. Eran 22 hectáreas que podían aprovecharse de otras maneras. Maritza, una de las mejores amazonas de la Escuela había comenzado con unas clases de equinoterapia para niños con dificultades y decidimos dirigir hacia esa tarea todos nuestros esfuerzos. Hoy estamos en expansión, y pensamos abrir una Aldea Universitaria para formar TSU en fisioterapia y rehabilitación».

Las terapistas se formaron en Argentina, uno de los países hoy por hoy más adelantados en equinoterapia. Ciento cuarenta niños están siendo atendidos, y se espera llegar a los doscientos para fin de año.

«El Seniat nos ha dado un enorme apoyo», me comentó el Comandante Johnny Márquez, sub director de la Escuela. Así sí da gusto ver para dónde van nuestros impuestos.

Conozco tan bien y tan de cerca esta maravilla porque mi hija es una de las pacientes beneficiadas.

Un corazón late en el corazón de Fuerte Tiuna. Y el amor anda a caballo.

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