Barriguita Llena, una iniciativa que promueve “corazones contentos”
Hay quienes dicen que a veces las cifras pueden no decir nada, pero, a decir verdad, los siguientes números reflejan una realidad bastante ruda y triste: según datos de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi) 2016, publicada en febrero de este año, 81.8% de los hogares del país están en situación de pobreza, lo que representa un incremento de 8.8% con relación al segundo semestre de 2015 (73%). Este aumento, además, alcanza el techo de pobreza en el país desde 1997, y no solo eso: 51.51% de los encuestados viven en pobreza extrema.
Se trata de una situación alarmante que aumenta día a día y que amerita atención con urgencia. Aunque es obvio que es necesario mejorar las políticas de Estado, también es cierto que cada quien puede ayudar desde su trinchera. Es por ello que desde hace menos de un mes existe Barriguita Llena, una iniciativa que nació con el fin de darle un plato de comida a quienes lo necesitan para que tengan “corazones contentos”.
A esta organización la conforman más de cuarenta voluntarios, liderados por cinco estudiantes de la Universidad Central de Venezuela: Carlos Pérez, Militza Abzueta, Mariana Temes, Alejandra Reverón (de la Escuela de Medicina “Luis Razetti”) y Yenifer Abzueta (Escuela de Comunicación Social).
¿Qué fue lo que llevó a estos jóvenes a comenzar el proyecto? Bueno, justamente enfrentarse a la realidad que se ve día a día en las calles venezolanas: personas hurgando en la basura para conseguir algo que comer. “Eso nos tenía súper tristes y dolidos”, comenta Yenifer Abzueta, así que se dispusieron a hacer lo que estuviera en sus posibilidades para ayudar a mejorar la situación: decidieron, en principio, donar sopas, y eso es lo que hacen actualmente.
Pero como todo comienzo, la primera vez que salieron a repartir la comida, el dinero tuvo que salir de cada uno de ellos. “Todos pusimos 2.000 bolívares y logramos recaudar lo suficiente para entregar 59 platos”, explica Abzueta. Para el siguiente domingo ya se habían sumado más voluntarios y personas que colaboraron con donativos, lo que les permitió regalar 168 sopas; y en el último fin de semana alcanzaron la cifra de 320 envases de comida. Lo que demuestra que semana a semana el crecimiento es exponencial.
Los recursos surgen de particulares, “de personas que están interesadas en hacer algo para ayudar en esta condición de crisis económica y social”, dice Carlos Pérez. En este sentido, aclara que el apoyo no solo está relacionado con lo monetario, sino con las donaciones de envases, comida y el trabajo voluntario. “Más adelante queremos consolidarnos como fundación para recibir la ayuda empresarial”, explica Pérez. Por los momentos cuentan con el patrocinio de organizaciones, como el mercado “Del huerto a tu mesa” (ubicado en Santa Sofía) y el de Santa Eduviges.
Los “invisibles” de la sociedad
Según explica Yenifer Abzueta, la mayor necesidad que tienen las personas en la calle, más allá de saciar su hambre o tener un techo –que sí es importante–, es el ser tomados en cuenta. “Como ellos mismos dicen: se sienten invisibles ante la sociedad (…) Incluso, aprecian más que te detengas a conversar un rato a que le des la sopa”.
Cuenta que en una oportunidad los voluntarios estaban por El Recreo cuando se toparon con una mujer embarazada y sus hijas. “Conversábamos con ella cuando pasó un señor y se estacionó para acercarse. Resulta que era ginecobstetra, anotó los datos de la señora y le ofreció una consulta gratuita. Eso terminó siendo súper reconfortante, porque nosotros llegamos fue a darle un plato de comida y terminamos consiguiéndole una cita médica”.
Más allá de las sopas
Pérez afirma que problema de la pobreza abarca mucho más de lo que ellos pueden cubrir como voluntarios. En consecuencia, argumenta que a nivel de políticas de Estado, se debería analizar los casos de países que lograron reducir considerablemente el índice de pobreza. “Una de las causas que ayudó a otras naciones a salir de ese atolladero fue implementar el libre mercado, pues esto permite que se abran nuevos puestos de trabajo”, explica.
Pero además aclara que la realidad de aquellas personas en situación de calle es mucho más profunda e incluye temas como la drogodependencia, “y allí tienen que ingresar otro tipo de organizaciones, enfocadas en asistencia psiquiátrica, educación… es un tema que no se arregla de la noche a la mañana, y que va a tardar tiempo, pero mientras más rápido se ataje, mejores serán los resultados”.
Además, alega que uno de los principales problemas del actual gobierno ha sido el clientelismo que ha creado, “donde a las personas se les entregan recursos que no saben cómo manejar. Lo más adecuado es capacitarlos, darles la ayuda psicológica necesaria, enviarlos a la escuela, enseñarles un oficio”.
Sobre la posibilidad de que Barriguita Llena esté en otras ciudades del país, este joven comenta que primero es necesario cimentar las bases del proyecto en Caracas. En sus planes está formalizar la fundación, tener una sede física y ofrecer un comedor al que puedan asistir las personas.
También tienen pautado elaborar un censo para determinar el número de afectados y sus necesidades, con el fin de “articular con otras organizaciones que puedan otorgar ayudas que no están a nuestro alcance”.
Y como estos jóvenes avanzan a pasos agigantados, no sería de extrañar verlos en poco tiempo alcanzando las metas que se plantearon. Por los momentos necesitan sumar más personas a su causa; personas que, como ellos, crean que una Barriguita Llena, tiene como consecuencia, un “corazón contento”.