El régimen que nos destruye
Venezuela, durante los tres lustros más recientes, ha sido sometida por un régimen comunista que ha atentado contra todos los basamentos de nuestra nación.
En primer lugar debemos resaltar que ha traicionado los principios de independencia que costaron tantas vidas de ciudadanos que las rindieron al enemigo bajo las acciones de ejércitos libertadores que condujeron nuestros mejores hombres. Para ello se ha entregado a los dictados de la satrapía cubana quienes dirigen las acciones que se diseñan en el Foro de Sao Paulo que coordina el expresidente brasilero Luiz Inácio Lula da Silva.
Sus primeras acciones, después de pasos tácticos que cambiaron el nombre de la República, su Constitución y dos de los símbolos patrios, se dirigieron a la destrucción del basamento democrático del país. Para ello acometieron la terrible obra de anular la independencia de los poderes públicos. Primero buscaron y encontraron que el Poder Judicial lo dirigiera un número enorme de incondicionales cuya preparación no llena los extremos exigidos por la ley, ni desde el punto de vista de su neutralidad ni tampoco desde el de su preparación académica. Hoy son una dependencia más del extraño partido político del régimen. Son un coro de secuaces que inician cada año judicial con una triste y anunciadora oración.
También destruyeron el Poder Legislativo, lo que creemos, no necesita demostración.
El Poder Moral, que está (teóricamente) constituido por varias instituciones de supervisión y defensa de la nación y su ciudadanía, es un parapeto que no ejerce sino la adulación e incondicionalidad al régimen.
Párrafo aparte requiere la Constitución y acciones del llamado Poder Electoral. Basta entender que la casi totalidad de sus componentes son miembros de un mismo partido político, el del régimen, para demostrar su falta de imparcialidad y su grosero sesgo.
No nos refiramos a la destrucción del ordenamiento y de la moral del ejército nacional. Tampoco abundaremos en la destrucción del signo monetario.
A pesar de que en el año 2007, el 2 de diciembre, se sucedió un referendo que negó las propuestas de modificación estructural de la Constitución que el mismo régimen había diseñado, las labores de los amanuenses de Miraflores no han dejado de producir y hacer aprobar por vías expeditas, leyes que conforman un cuadro coincidente con los planteamientos oficiales, propuestos en aquel referendo. Es importante resaltar que para ello ha sido muy útil la repetida aprobación y delegación de las funciones legislativas en el poder ejecutivo, en la figura del presidente o de quien ocupe sus funciones.
Desde muy temprano se comenzó con el empleo desviado de unas disposiciones constitucionales que protegen al ciudadano sobre el tema de las expropiaciones y se extendió sus mecanismos hasta lograr que la nación expoliara y robara, primero a propietarios de haciendas y fundos y luego a empresas industriales y comerciales hasta llegar a la exigua existencia de una pequeña fracción de ellas y en consecuencia de la propiedad.
Uno de los delitos más gravosos para Venezuela fue el desdichado uso de un pitico para desmantelar la industria petrolera nacional. Se despidió, desde la extraña instancia de un programa televisado dominical, a toda la gerencia alta y media de la industria, cerca de veinte mil personas, que tenían calificaciones importantes, experiencia y preparación intensa y extensa, que en términos generales había sido provista por el país.
Paralelamente, por desidia y falta de mantenimiento, la industria petrolera nacional, que era modelo de eficiencia y desempeño, comenzó a sufrir accidentes mayores que han desguazado sus instalaciones hasta el extremo de que hoy, el país que fue primer exportador de petróleo, tiene que importar componentes y semielaborados para satisfacer a sus clientes.
La acción simera (que nos conduce a la sima) del régimen, se puede representar en el desmembramiento de la sociedad. Lejos de cumplir con las disposiciones de todas las constituciones que ha tenido Venezuela, el norte de los conductores del régimen se ha centrado en la división absurda de la sociedad en dos bandos irreconciliables y además, han logrado la emigración de un número ya millonario de ciudadanos que se han asentado en todo lo ancho del globo.
A pesar del abuso del espacio, no podemos dejar de mencionar la destrucción de dos pilares fundamentales para la nación y su ciudadanía: la educación y la salud. Centros de educación y de salud han sido expresamente agredidos y ha sido una constante su abandono y falta de mantenimiento, físico y estructural. También se ha destruido el concepto y las bondades del trabajo.
En resumen, se ha agredido a la triada fundamental de una nación. Se impide la libertad, se anula la justicia y se erradica la paz de Venezuela.
Varias generaciones de ciudadanos constructores se harán necesarias para reconducir la nación. No somos capaces de vaticinar los lugares adonde se enrumbará nuestra agredida Venezuela. Si intuimos que será una ardua labor que requerirá de liderazgo y de acciones inteligentes de una colectividad numerosa y actuante.
@rafel862