¡La propiedad es un robo: Proudhon!
“Renace con fuerza, en forma bizarra, en esta llamada “V República”, la vieja y lapidaria consigna anarquista: “La propiedad es un robo”. Por tanto, se aplicará (de hecho) el antiguo refranero castellano: “ladrón que roba a ladrón tiene cien años de perdón”, como novísimo mandato “revolucionario”. ¿Posee usted algo? Luego usted es un ladrón: el “proceso-revolucionario-bolivariano” le expropiará mediante una invasión, debidamente planificada por los desposeídos, pobres de solemnidad, de cuya pobreza usted es absolutamente culpable.
El que trate de defenderse lo pagará con la vida, bajo la mirada complaciente de las autoridades “revolucionarias”. Gritemos al unísono: ¡Vivan los pobres, mueran los ricos, y los que saben leer y escribir! ¡Viva la V república!” …(Hasta aquí el texto citado)…
A lo largo de estos ocho terribles años (1998—2006), la revolución “bonita”, “pacífica pero armada”, antes supuestamente “bolivariana”, ahora castro—chavista: “socialista del siglo XXI”, ha expropiado, invadido, o sometido, de grado o por fuerza, “latifundios” rurales y “urbanos”, llevando el temor, la inseguridad, el terror, y la desolación, tanto al campo como a la ciudad. Parafraseando a Marx y Engels, en su famoso “Manifiesto Comunista”, podemos decir: “Un fantasma recorre a Venezuela: el fantasma del comunismo” –-(o más bien, el fantasma del anarquismo proudhonista, con su lapidaria frase: ¡La propiedad es el robo!)
Este primitivo concepto proviene de la idea que en los tiempos más primitivos, de la comunidad humana, no existía la propiedad privada sobre la tierra, ni sobre las aguas, y la producción de los bienes materiales, para la subsistencia individual, y social, se hacia, y repartía, en forma colectiva. En este punto es oportuno releer la famosa obra de Engels: “Origen de la familia, la propiedad privada, y el estado”.
Allí el cofundador del “Socialismo Científico” explica, según su particular visión del proceso histórico, cómo los primitivos poseedores “colectivistas” fueron expropiados paulatinamente, mediante la fuerza, y las trampas “legales”, aplicadas en el seno de la virginal sociedad gentilicia, por los jefes de tribus, y sus matones, en función de esclavizar a parientes, y a extraños, para acumular poder y riquezas.
A partir de este proceso de desintegración de las comunidades primitivas, surge la división de la sociedad en clases antagónicas: amos y esclavos; y por tanto la explotación del hombre por el hombre; aparece también la necesidad de un poder coercitivo: dueño de las armas, de la legislación, de la ideología, y de la religión: El Estado esclavista; destinado a mantener contra viento y marea, la nueva situación política, económica, y social. También aparecen, según esta teoría, la lucha de clases: “motor de la historia”; y la violencia como “partera” de la misma.
Esta es la “cartilla” económica, política, social, ideológica, y aún religiosa, aplicada cada vez con más fuerza por los “iluminados” de Sabaneta, y sus seguidores, e incondicionales, resumida en la nueva consigna del famoso “socialismo del siglo XXI”: ¡TODO ES DE TODOS, NADA ES DE NADIE! Pero ese “postulado” no es aplicable a los iluminados de Sabaneta, ni a sus parientes, ni a sus cómplices, civiles o militares.
La dichosa “cartilla” explica la tenebrosa mezcla “criolla” de fascismo, nazismo, comunismo, y castrismo, que nos azota desde 1998 a esta fecha; así como también las alianzas “estratégicas” con cuanto estado dictatorial, terrorista, y fundamentalista, o con movimientos y grupos similares, existentes en el mundo actual.
¡La sociedad democrática venezolana, latinoamericana, y mundial, debe unirse para evitar la consolidación de tal sistema totalitario en nuestro país!