Crueldad y despotismo
La «crueldad» es uno de los sentimientos característicamente humanos,
en el sentido de que sólo es experimentado por las personas. Ningún
animal irracional puede ser cruel, pues, aunque el diccionario no lo
dice expresamente, sólo se puede ser cruel a conciencia, a voluntad,
que son rasgos propios y exclusivos del hombre.
El DRAE define la «crueldad» como «Inhumanidad, fiereza de ánimo,
impiedad. || 2. Acción cruel e inhumana». O sea, que quien actúa con
crueldad, acción necesariamente voluntaria, en cierto modo está
renunciando a su condición humana. El adjetivo «cruel», a su vez, es
definido por el DRAE como el «Que se deleita en hacer sufrir o se
complace en los padecimientos ajenos. || 2. Insufrible, excesivo. Hace
un frío cruel. Tuvo unos dolores crueles. || 3. Sangriento, duro,
violento. Batalla, golpe cruel (…)». Agrega el diccionario que el
adjetivo «cruel» tiene un superlativo irregular: «crudelísimo». La 2ª
acepción se refiere, obviamente, a un uso metafórico del adjetivo
«cruel», aplicado, no a una persona, sino a determinadas situaciones
que afectan a los seres humanos: el frío y el dolor.
Es larga la historia de la crueldad ejercida por el hombre durante
su ya dilatada existencia en la Tierra. La ha habido abundantemente
en forma colectiva, cuya manifestación principal es la guerra. Nada
más cruel que la matanza organizada y sistemática de unos seres
humanos por otros, casi siempre en aras de intereses egoístas e
inmorales.
Incluso en las religiones se da generalmente la crueldad en el
castigo de los pecadores. Hasta una religión del amor y la
misericordia, como suele presentarse el cristianismo en sus diversas
expresiones, se muestra sumamente cruel en la antítesis del perdón,
que es el castigo: ¿puede haber algo más cruel que el infierno, que a
su carácter de por sí terrible une la eternidad del castigo?
Al mismo tiempo la crueldad se da corrientemente en forma
individual. El espécimen más significativo es, sin duda, el
torturador, que se aviene a causar con crueldad y ensañamiento el
dolor a otras personas, con fines obviamente innobles. También los
carceleros suelen complacerse en maltratar y humillar, con evidente
crueldad, a los prisioneros a su cargo. No todos lo hacen, y hay
carceleros que cumplen su función con humanidad y nobleza. Pero en
compensación abundan los que se ingenian para hacer cada vez más
aciaga la situación del preso.
Crueldad deriva del latino crudelitas.
La palabra
DESPOTISMO
El DRAE define el sustantivo «despotismo» de la siguiente manera:
«Autoridad absoluta no limitada por las leyes. || 2. Abuso de
superioridad, poder o fuerza en el trato con las demás personas. ||
despotismo ilustrado. Política de algunas monarquías absolutas del
siglo XVIII, inspirada en las ideas de la Ilustración y el deseo de
fomentar la cultura y prosperidad de los súbditos».
La primera acepción se refiere al despotismo político, ejercido por
gobernantes que actúan de manera autocrática, sin sujeción a las leyes
y procedimientos propios del gobierno que se ejerce democráticamente
y dentro de la normalidad característica de un Estado de Derecho. No
es, pues, que no existan las leyes, sino que el déspota las viola,
bien sea en forma disimulada, bien con total descaro.
El despotismo político no se identifica necesariamente con la
dictadura. Un gobierno despótico puede haber sido electo legal y
democráticamente, pero en el ejercicio del poder el gobernante así
electo puede asumir una actitud despótica, imponiendo de manera
moralmente violenta sus pareceres como única manera de hacer las
cosas, aunque la Constitución y las leyes se opongan a sus designios.
Dentro de un régimen de esa naturaleza los ministros y demás
funcionarios son simples cumplidores de las órdenes del déspota,
incapaces, por miedo, de oponerse a tales órdenes, ni siquiera a
sugerir su inconveniencia o su improcedencia.
En su segunda acepción se trata del despotismo que cualquier persona,
gobernante o no, ejerce sobre los demás con quienes se relaciona. Es
el abuso de poder o autoridad que el superior ejerce sobre sus
inferiores o dependientes, como puede ser el del padre sobre los
hijos, del esposo sobre la esposa o viceversa, del jefe sobre sus
subalternos, del maestro sobre los alumnos, del sacerdote sobre los
feligreses, etc.
En cuanto al llamado despotismo ilustrado, la definición del DRAE es
fundamentalmente histórica, pues se refiere a la monarquía absoluta
en tiempos de la Ilustración, cuando ciertos monarcas, sin dejar de
ser déspotas, protegían las bellas artes y demás formas de la
cultura. Sin embargo, de allí el concepto se extiende a otras épocas,
incluso mucho más acá del Siglo de las Luces. En Venezuela se llamó
«déspota ilustrado» a Antonio Guzmán Blanco, quien, entre otras
cosas, fundó la Academia Venezolana de la Lengua, un hecho positivo
aunque hubiese sido para que lo eligieran a él mismo como su director.
Igualmente llamaron déspotas ilustrados a dictadores sanguinarios
como Estrada Cabrera en Guatemala y Porfirio Díaz en México.
Despotismo deriva de déspota, y este, de origen griego, nos viene del
italiano dèspota.