Rompiendo el Hechizo (de la Religión) y XII
La Religión como un Fenómeno Natural
¿Y AHORA QUE HACEMOS?
CAPÍTULO PRIMERO
Sólo una Teoría
Ustedes los filósofos son personas afortunadas. Ustedes escriben sobre papel—Yo, pobre emperadora, estoy obligada a escribir sobre las extremadamente sensibles pieles de los seres humanos.
—Catalina la Grande, a Diderot (quién la había asesorado sobre la reforma de la tenencia de la tierra)
Desde 2002, las escuelas del Condado Cobb, en el estado de Georgia, han colocado etiquetas en sus libros de texto de biología que dicen: “La evolución es sólo una teoría, no un hecho”, pero un juez recientemente sentenció que esas etiquetas deben ser retiradas, porque podrían expresar un mensaje que promueve la religión “en violación a la Primera Enmienda sobre la separación entre la iglesia y el estado, y la prohibición de la Constitución de Georgia en contra de usar dinero público para ayudar a cualquier religión” (The New York Times, 14 de enero de 2005).
Esto tiene sentido, debido a que las únicas motivaciones para individualizar a la evolución para este tratamiento, son religiosas. Nadie está colocando etiquetas en los libros de química o geología diciendo que las teorías explicadas en ellos son teorías, no hechos.
Todavía existen abundantes controversias en química y geología; pero estas teorías rivales son cuestionadas dentro de las teorías de cada especialidad, establecidas con seguridad; que no sólo son teorías, sino hechos.
Existen también montones de teorías controversiales en biología, pero la teoría de fondo que no es cuestionada es la teoría de la evolución.
Existen teorías rivales sobre el vuelo de los vertebrados; y sobre el rol de la migración en la especiación; y, más cerca al hogar humano, teorías sobre la evolución del lenguaje; del bipedalismo; de la ovulación oculta, y sobre la esquizofrenia, para mencionar sólo algunas de las controversias particularmente vigorosas. Eventualmente, éstas serán decantadas, y algunas de las teorías probarán ser no sólo teorías, sino hechos.
Mi descripción de la evolución de varias características de la religión en los capítulos cuarto al octavo es definitivamente, “sólo una teoría”—o mejor dicho, una familia de proto-teorías, en necesidad de desarrollo adicional. En pocas palabras, esto es lo que dice: La religión evolucionó; pero no necesariamente tiene que ser buena para nosotros para poder evolucionar. (El tabaco no es bueno para nosotros, pero de todas maneras sobrevive perfectamente bien).
Todos nosotros no aprendemos un idioma porque pensamos que es bueno; lo aprendemos porque no podemos evitarlo (si tenemos sistemas nerviosos normales).
En el caso de la religión, existe un montón más de enseñanza y práctica, mucha más presión social, de lo que existe en cuanto al aprendizaje de un idioma. En cuanto a esto, la religión es más parecida a leer que hablar. Existen tremendos beneficios en ser capaz de leer, y quizás existen similares o más grandes beneficios en ser religioso. Pero las personas pueden muy bien amar a la religión independientemente de que ésta les proporcione beneficio alguno. (Yo estoy encantado de aprender que el vino tinto tomado con moderación es bueno para mi salud; porque, sea o no bueno para mí, a mí me gusta y quiero tomarlo. La religión podría ser algo como esto).
No es sorprendente que la religión sobreviva. Ella ha sido podada, revisada, y editada durante miles de años, con millones de variantes extintas en el proceso; así que posee abundantes características que atraen a las personas, y abundantes características que preservan la identidad de sus récipes para esas precisas características; las que mantienen a raya o confunden a sus enemigos y competidores, y aseguran lealtad.
Las personas; sólo gradualmente, han llegado a tener una apreciación de las razones—las racionalidades que flotan libremente de aquí en adelante—de esas características.
La religión es muchas cosas diferentes para muchas personas. Para algunas; los memes de la religión son mutualistas; proporcionándoles beneficios innegables, de tipos que no pueden ser hallados en ninguna otra parte. Las vidas de estas personas muy bien podrían depender de la religión; en la misma forma en que todos nosotros dependemos de las bacterias que habitan nuestros intestinos y que nos ayudan a digerir los alimentos.
La religión le proporciona a algunas personas una organización motivada a hacer grandes cosas—trabajar por la justicia social, la educación, la acción política, las reformas económicas, y así. Para otras; los memes de la religión son más tóxicos; explotando sus aspectos psicológicos menos agradables, jugando con sus sentimientos de culpa, su soledad, y sus ansias de autoestima e importancia. Sólo cuando podamos enmarcar un punto de vista ampliamente comprensivo de los muchos aspectos de la religión, podremos formular políticas defendibles sobre como responder en el futuro a las religiones.
Algunos aspectos del borrador de esta teoría están muy bien establecidos; pero llegar a los aspectos específicos y generar hipótesis adicionales que puedan ser sometidas a prueba, es trabajo para el futuro.
Yo quise darle a los lectores una buena idea de lo que sería una teoría que pueda ser sometida a prueba; que tipos de preguntas haría surgir ésta, y cuales tipos de principios explicativos podría invocar ésta.
Mi borrador de la teoría podría muy bien ser falso en muchos aspectos; pero si es así, esto tiene que ser demostrado mediante la confirmación de una teoría alternativa de algún tipo.
En la ciencia; la táctica consiste en sacar adelante algo que pueda ser arreglado o refutado por algo mejor. Hace un siglo; era sólo una teoría la que motorizaba al vuelo de ala fija, afirmando que era posible; hoy es un hecho. Hace unas pocas décadas, era sólo una teoría que la causa del SIDA [Síndrome de la Inmuno Deficiencia Adquirida] era un virus; hoy la realidad del HIV [Virus de la Inmuno-deficiencia Humana] ya no es sólo una teoría.
Debido a que mi proto-teoría no está todavía establecida y puede probar estar equivocada, todavía no debería ser usada para guiar nuestras políticas. Habiendo insistido al principio en que necesitamos llevar a cabo muchas investigaciones para que podamos tomar decisiones bien informadas, me estaría contradiciendo a mí mismo si procediera ahora a prescribir cursos de acción basados en mi vuelo rasante.
Recuerden; del capítulo tercero, la moraleja que Taubes dibujó en su historia del mal guiado activismo que nos condujo hacia la cruzada bajo-en-grasas: “Es la historia de lo que puede ocurrir cuando las demandas por una política de salud pública—y las demandas del público por consejos simples—se estrellan contra la confusa ambigüedad de la verdadera ciencia”.
Existe presión sobre todos nosotros para que actuemos decididamente hoy; basándonos en lo poco que ya (pensamos que) sabemos; pero yo les aconsejo paciencia. La situación actual es aterrorizante—después de todo, un fanatismo religioso u otro podría provocar una catástrofe global—pero nosotros debemos resistirnos a los “remedios” precipitados y a otras hiper-reacciones.
Es posible; sin embargo, discutir opciones hoy, y pensar hipotéticamente sobre cuáles serían las políticas aconsejables si algo como mi relato sobre la religión es correcto. Tales consideraciones sobre posibles políticas pueden ayudar a motivar investigaciones adicionales, otorgándonos urgentes razones para hallar cuales hipótesis son realmente verdaderas.
Si alguien quiere colocarle una etiqueta a este libro, diciendo que presenta una teoría, no un hecho, yo estaría felizmente de acuerdo. ¡Cuidado! debería decir. Asumir que estas proposiciones son ciertas sin investigaciones adicionales, podría conducir a resultados calamitosos. Pero yo insistiría en que nosotros pusiésemos etiquetas a cualquier libro o artículo que mantenga o suponga que la religión es el bote salvavidas del mundo, al que nosotros no deberíamos perturbar.
La proposición de que Dios existe, ni siquiera es una teoría, como vimos en el capítulo octavo. Esa afirmación es tan prodigiosamente ambigua que expresa; a lo máximo, un desorganizado conjunto de docenas o de cientos—o de miles de millones—de posibles teorías completamente diferentes; la mayoría de las cuales; en todo caso, están descalificadas como teorías, porque son sistemáticamente inmunes a la confirmación o a la refutación.
Las versiones refutables de la afirmación de que Dios existe, tienen ciclos de vida como las mayflies [efímeras], que nacen y mueren en cuestión de semanas; o de minutos; como las predicciones que fracasan en ser ciertas.
[Acotación del Traductor: mayflies (plural) mayfly (singular): es cualquier insecto del orden de los Efemerópteros, poseedor de delicadas alas membranosas, con el par frontal mucho mayor que el trasero, y que llevan una vida acuática en estado larval y una etapa adulta terrestre que usualmente dura menos de dos días. Fuente: http://dictionary.reference.com/browse/mayfly](Cada atleta que le reza a Dios por su victoria en el gran juego, y después gana, está feliz de darle gracias a Dios por ponerse a su lado, y garabatea alguna “evidencia” a favor de la teoría de la existencia de Dios—pero calladamente revisa su teoría cada vez que pierde a pesar de sus plegarias).
Hasta la proposición secular y no partidista de que la religión en general hace más bien que mal, ya sea al creyente individual o a la sociedad en su conjunto, difícilmente ha comenzado a ser apropiadamente sometida a prueba, como vimos en los capítulos noveno y décimo.
Así que, aquí está la única prescripción que haré categóricamente y sin reservas: Lleven a cabo más investigaciones. Existe una alternativa; y estoy seguro, que atrae enormemente a muchas personas: Simplemente cerremos nuestros ojos; confiemos en la tradición, y arriesguémonos. Simplemente tengamos fe en que la religión es la clave—o una de las claves—para nuestra salvación. ¿Cómo podría yo pelearme con la fe (en nombre del cielo)? ¿Fe Ciega? Piense. Aquí es donde empezamos. Mi tarea era demostrar que existían suficientes razones para cuestionar la tradición de la fe; para que usted no pudiese conscientemente darle la espalda a los hechos relevantes disponibles o descubribles.
Yo estoy completamente dispuesto a arremangarme la camisa y dedicarme a examinar la evidencia y a considerar teorías científicas alternativas sobre la religión; y pienso que ya he expuesto mi caso, de que sería una irresponsabilidad indefendible no llevar a cabo esta investigación.
Mi muestreo ha resaltado una pequeña fracción del trabajo que ya ha sido hecho, usándolo para contar una de las posibles historias de cómo la religión se convirtió en lo que es hoy; dejando de mencionar otras historias. Conté lo que pienso que es la mejor versión actual; pero quizás he pasado por alto algunas contribuciones que eventualmente serán reconocidas retrospectivamente como siendo más importantes. Este es un riesgo que un proyecto como el mío asume: si, por llamar la atención hacia una avenida de investigación, ayuda a enterrar en el olvido a alguna mejor avenida, habré hecho un mal servicio.
Estoy agudamente consciente de este prospecto, por lo que he compartido borradores de este libro con investigadores que tienen su propia visión sobre como lograr progresar en este campo.
Mi red de informantes inevitablemente tiene su propia parcialización; sin embargo, y yo no querría nada mejor, que este libro provoque un desafío—un desafío científico razonable y rico-en-evidencias—de parte de investigadores con puntos de vista opuestos. 1
Anticipo que uno de los desafíos provendrá de aquellos en la academia que son inconmovibles por mi discusión de la “cortina de humo académica” del capítulo noveno, y quienes firmemente creen que los únicos investigadores calificados para llevar a cabo investigaciones, son aquellos que ingresan a una exploración de la religión con un “debido respeto” por lo sagrado; con un profundo compromiso en honrar las tradiciones, si es que no se convierten a ellas. Ellos querrán mantener la especie de indagaciones empírica y biológicamente basadas que he promovido, que con sus modelos matemáticos y uso de estadísticas y el resto, estén destinadas a ser angustiantemente superficiales, e incomprensibles.
La historia reciente demuestra que esta es una preocupación que debe tomarse seriamente. Hace unas pocas décadas; el campo de “estudios en ciencias” nació; cuando los historiadores de la ciencia y los filósofos de la ciencia estaban unidos a los sociólogos y antropólogos que decidieron aplicar sus técnicas enfocadas en la exploración de culturas tribales aisladas en selvas distantes y archipiélagos, a la ciencia misma, como las subculturas de la física de partículas, los biólogos moleculares, o los matemáticos. Algunos de los primeros intentos de parte de bien intencionados equipos de científicos sociales para estudiar estos fenómenos “en lo silvestre” (en los laboratorios y salones de seminarios) condujeron a la publicación de estudios que se encontraron con—y merecían—la burla y el ridículo de los científicos que fueron el tópico de las investigaciones.
Por muy sofisticados que puedan haber sido los investigadores como antropólogos, ellos eran aún observadores ingenuos; mayormente despistados sobre las tecnicalidades de la ciencia que ellos estaban atestiguando; así que a menudo producían cómicas mal interpretaciones de lo que habían observado. Si usted no entiende en algún detalle la empresa de las personas que usted está estudiando, tiene un escaso chance de entender sus interacciones y reacciones a nivel humano. La misma máxima debe aplicar para el estudio del discurso y prácticas religiosas.
Las personas en los estudios de ciencias han tenido que trabajar duro para sobreponerse a la mala reputación que el campo cosechó en sus primeros días; y todavía existen muchos científicos que no se preocupan por suprimir su desdén; pero el trabajo mal conducido a estas alturas ha sido más balanceado por trabajos profundamente informados y exhaustivos que realmente se las han arreglado para abrirle los ojos a los científicos sobre patrones y debilidades en sus propias prácticas.
La clave de este más reciente éxito es simple: haz tu tarea. Cualquiera que tenga la esperanza de hallarle sentido a cualquier campo del esfuerzo humano que sea altamente sofisticado y difícil, necesita convertirse en casi un experto en ese campo además de poseer el entrenamiento en su propio campo. Aplicar al estudio de la religión, esta prescripción es clara: el intento de los científicos para explicar el fenómeno religioso tendrá que escudriñar profunda y concienzudamente el cuerpo de conocimientos y prácticas; los textos y los contextos; las vidas diarias y los problemas de las personas que ellos están estudiando.
¿Cómo puede ser garantizado esto? Los expertos religiosos—sacerdotes, imams, rabinos, ministros, teólogos, historiadores de la religión—que son escépticos sobre las calificaciones de aquellos científicos que los estudiarían a ellos, podrían crear y administrar ¡un examen de admisión! Cualquiera que no pase el examen que ellos diseñen sería apropiadamente juzgado como no suficientemente conocedor para comprender el fenómeno bajo investigación, y le podría ser negado el acceso y la cooperación.
Dejemos que los expertos hagan este examen de admisión como ellos quieran, y confirámosles autoridad total en calificarlo, pero requiramos que algunos de sus expertos también tomen el examen, y requiramos un sistema de calificación ciego, para que los calificadores no puedan conocer la identidad de los candidatos. Eso le proporcionaría a los expertos religiosos una forma de confirmar su estima mutua, mientras deshierban a quienes no tienen ni idea dentro de sus propios rangos, y para certificar a cualquier investigador calificado. 2
CAPÍTULO SEGUNDO
Algunas Avenidas a Explorar:
¿Cómo Podemos Apuntar Hacia la Convicción Religiosa?
Nadie debe responder a ningún cuestionario
O quizzzes sobre Asuntos Mundiales,
Ni voluntariamente
Presentar ningún examen.
Nadie debe sentarse junto a los estadísticos. Ni comprometerse
con ninguna ciencia social
—W. H. Auden: “Un Tratado Reaccionario Para la Época”
¿Cuál investigación es necesaria? Consideren algunas de las preguntas empíricas aún no respondidas y que ya han sido planteadas por mi; hasta ahora en este libro:
Capítulo 4: ¿Cómo eran nuestros antepasados antes de que existiese cualquier cosa parecida a la religión? ¿Eran ellos como bandas de chimpancés? ¿Sobre qué; si acaso de algo, hablaban ellos aparte de los alimentos, los predadores y el juego del apareamiento? ¿Muestran las prácticas funerarias de los Neandertales que ellos obligatoriamente debieron haber tenido un lenguaje totalmente articulado?
Capítulo 5: ¿Podía un simio (sin lenguaje) imaginarse la contra-intuitiva combinación de un árbol que camina o de una banana invisible? ¿Porqué las otras especies no tuvieron arte? ¿Porqué enfocan sus fantasías los humanos tan consistentemente en nuestros antepasados? ¿Funciona la hipnosis improvisada tan efectivamente cuando el hipnotizador no es uno de los padres? ¿Cuán bien, las culturas iliteradas han preservado sus rituales y credos a través de las generaciones? ¿Cómo surgieron los rituales de sanación? ¿Tiene que haber alguien que cebe la bomba? (¿Cuál es el rol de los innovadores carismáticos en el origen de los grupos religiosos?)
Capítulo 6: ¿Por cuánto tiempo pudo la religión popular ser llevada consigo por nuestros antepasados antes de que la reflexión comenzó a transformarla? ¿Cómo y Porqué se metamorfosearon las religiones populares en religiones organizadas?
Capítulo 7: ¿Porqué se unen las personas a grupos? ¿Es la robustez de una religión como la robustez de una colonia de hormigas, o como la de una corporación? ¿Es la religión el producto de un ciego instinto evolucionario o de la decisión racional? ¿O existe otra posibilidad? ¿Tienen razón Start y Finke sobre las principales razones de la precipitada declinación después del [Concilio] Vaticano II en los católicos que buscan una vocación en la iglesia?
Capítulo 8: De todas las personas que creen en Dios, ¿Cuál porcentaje (aproximadamente) también cree en la creencia en Dios? Al principio luce como si pudiésemos simplemente darle a las personas un cuestionario con una pregunta de selección múltiple:
Yo Creo en Dios_________Si___________No___________No se
O debería la pregunta ser:
Dios existe_____________Si___________No____________No se
¿Existiría alguna diferencia por la forma en que enmarcamos la pregunta?
Usted notará que difícilmente cualquiera de estas preguntas trata ni siquiera indirectamente ni con cerebros ni con genes. ¿Porqué no? Porque tener convicciones religiosas no es muy parecido a tener convulsiones epilépticas u ojos azules. Nosotros podemos fácilmente estar completamente seguros de que no va a existir “un gen para Dios”; ni siquiera “un gen para la espiritualidad”, y no va a existir un centro para el catolicismo en el cerebro de los católicos, o ni siquiera un centro “para la experiencia religiosa”. Sí, ciertamente, cada vez que usted piensa en Jesús algunas partes de vuestro cerebro van a estar más activas que otras, pero cada vez que usted piensa sobre cualquier cosa esto va a ser cierto.
Antes de que comencemos a colorear vuestros particulares mapas cerebrales, por pensar sobre un chiste; jet Skis, y joyas (y judíos), debemos notar la evidencia que sugiere que tales puntos calientes son tanto móviles como múltiples, fuertemente dependientes del contexto—y por supuesto, ¡no organizados en orden alfabético a través de la corteza cerebral! De hecho, la probabilidad de que los lugares que se encienden hoy, cuando usted piensa sobre Jesús sean los mismos lugares que se encenderán la próxima semana cuando vuelva a pensar sobre Jesús, no es muy alta. Todavía es posible que encontremos mecanismos neurales dedicados a algunos aspectos de la experiencia y la convicción religiosa, pero los primeros rastreos en este tipo de investigaciones no han sido persuasivos. 3
Hasta que nosotros desarrollemos mejores teorías generales de la arquitectura cognoscitiva para la representación de contenido en el cerebro, usar imágenes neurales para estudiar las creencias religiosas es casi tan desafortunado como usar un voltímetro para estudiar a una computadora jugadora de ajedrez. A su debido curso, deberíamos ser capaces de relacionar cualquier cosa que descubramos por otros medios con lo que está ocurriendo en las miles de millones de neuronas de nuestros cerebros, pero los caminos más fructíferos enfatizan los métodos de la sicología y de las otras ciencias sociales. 4
En cuanto a los genes, compare el relato que he contado en anteriores capítulos con esta simplificada versión, de una reciente portada de la revista Time, sobre un artículo titulado: “¿Está Dios en nuestros genes?”:
Los humanos que desarrollan un sentido espiritual hicieron florecer e impusieron esa característica a sus hijos. Aquellos que no lo hacían se arriesgaban a morir en el caos o en asesinatos. La ecuación evolucionaria es simple pero poderosa [Kluger, 2004, p. 65]
La idea que se agazapa en este atrevido mensaje es que “la religión es buena para ti” porque fue apoyada por la evolución. Esto es simplemente, darwinismo de mente simple que con razón hace brincar de alegría a los sutiles académicos y teóricos de la religión. Realmente, como hemos visto, no es tan simple como eso; y existen “ecuaciones” evolucionarias más poderosas. La hipótesis de que existe un “sentido espiritual” heredable (genéticamente) que mejora la adaptabilidad genética de los humanos es una de las menos probables y menos interesantes de las posibilidades evolucionarias. En lugar de un único sentido espiritual nosotros hemos considerado una convergencia entre varias diferentes, disposiciones, sensibilidades, y otras adaptaciones asimiladas que no tienen nada que ver con Dios ni con la religión. Nosotros si consideramos una relativamente clara posibilidad genética: un gen para una elevada hipnotizabilidad. Esto puede haber proporcionado grandes beneficios de salud en los primeros tiempos, y sería una forma de tomar en serio la hipótesis de Hamer de un “Gen de Dios”.
O podríamos ponerla junto con la vieja especulación de William James de que existen dos tipos de personas, aquellas que requieren de una religión “aguda” y aquellas cuyas necesidades son “crónicas” y más suaves. Nosotros podemos tratar de descubrir si realmente existen sustanciales diferencias orgánicas entre aquellos que son altamente religiosos y aquellos cuyo entusiasmo por la religión es moderado o no existente.
Supónganse que tenemos un exitoso descubrimiento para esos patrones específicos. ¿Cuáles serían las implicaciones—si es que existe alguna—para la formulación de políticas? Podríamos considerar el paralelo con las diferencias genéticas que ayudan a explicar la dificultad que tienen con el alcohol algunas personas asiáticas y algunos nativos (indios) estadounidenses. Como con la tolerancia a la lactosa, existe una variación transmitida genéticamente en la capacidad para metabolizar el alcohol, debido a la presencia de enzimas, principalmente la hidrogenasa alcohólica y el aldehído de la dehidrogenasa. 5
No hay necesidad de decir; que debido, a ninguna falta propia, el alcohol es venenoso para las personas que poseen esos genes—o los convierte en alcohólicos—ellas están bien avisadas que no deben consumir alcohol.
Un paralelo diferente es con la genéticamente transmitida aversión por el brécol (broccoli en inglés), la coliflor y el cilantro que mucha gente descubre en si mismas: ellas no tienen dificultad para metabolizar estos alimentos, pero los hallan incomibles, debido a diferencias identificables en los muchos genes que contienen los códigos de los receptores olfativos. A ellos no es necesario aconsejarles que eviten esos alimentos—ya que los aborrecen.
Puede que exista, o una “intolerancia a la espiritualidad” o una “aversión a la experiencia espiritual”. Puede que existan características psicológicas con bases genéticas que se manifiestan mediante diferentes reacciones de personas ante los estímulos religiosos (sin importar cuán útil encontremos nosotros dedicarnos a clasificarlos). William James ofrece información informal que nos da algunas razones para sospechar esto. Algunas personas parecen impermeables a los rituales religiosos y a cualquier otra manifestación de la religión; mientras que otras—como yo—son profundamente conmovidas por las ceremonias, la música y el arte—pero totalmente no persuadidas por las doctrinas.
Podría ser que aún otros sientan hambre de estos estímulos, y sientan una profunda necesidad de integrarlos a sus vidas, pero sería un buen consejo que nos mantengamos alejados de ellos, porque ellos no pueden “metabolizarlos” en las formas que si pueden otras personas. (ellos se convierten en maníacos y fuera de control, o se deprimen, o se vuelven histéricos, o confundidos, o adictos).
Estas son hipótesis que definitivamente vale la pena formularlas en detalle y someterlas a prueba si podemos indicar los patrones de variación individual; si son o no genéticas (después de todo, ellas podrían ser transmitidas culturalmente). Para tomar un ejemplo caprichoso e irreal, podría ser que las personas cuyo idioma nativo (sin importar su herencia genética) fuese el finlandés, estuviesen bien aconsejadas de moderar ¡su consumo de religión!
Un “sentido espiritual” (cualquier cosa que sea eso) podría probar ser una adaptación genética en el más simple de los sentidos; pero hipótesis más específicas; sobre los patrones de las tendencias humanas a responder ante la religión son aptas de ser más plausibles; más fácilmente de someter a prueba, y más probables de probar su utilidad en desenmarañar algunas de las molestas preguntas sobre políticas que tenemos que enfrentar.
Por ejemplo, sería particularmente útil saber más como difieren las creencias seculares de las creencias religiosas (y como vimos en el capítulo octavo, “creencia” es un término inapropiado aquí; nosotros deberíamos llamarla mejor convicciones religiosas para marcar la diferencia). ¿Cómo se diferencian las convicciones religiosas de las creencias seculares en la forma en que son adquiridas; en su persistencia y extinción; y en los roles que desempeñan en las motivaciones y el comportamiento de las personas?.
Ha existido una gran cantidad de investigación industrial dedicada a llevar a cabo encuestas sobre todos los aspectos de la actitud religiosa. 6 Nosotros regularmente vemos lo que resalta de los últimos resultados en los medios de comunicación social; pero las teorías subyacentes y las asunciones capacitantes de las metodologías de las encuestas están en necesidad de un cuidadoso análisis. Alan Wolfe (2003, p. 152); por ejemplo, piensa que las encuestas no son confiables: “Los resultados son inconsistentes y desconcertantes, dependiendo; como es a menudo el caso en estas investigaciones, de la redacción de las preguntas en las muestras o encuestas escogidas para ser analizadas”, pero ¿Tiene razón Wolfe? Esto no debería ser un asunto de opinión personal. Necesitamos averiguarlo.
Consideren uno de los más asombrosos reportes recientes. Conforme a ARIS (American Religious Identification Survey = Muestreo Estadounidense de Identificación Religiosa) de 2001, las tres categorías con las mayores ganancias en membresía desde el previo muestreo de 1990 fueron los evangélicos / nacidos de nuevo (42 por ciento); creyentes sin afiliación religiosa específica (37 por ciento); y no religiosos (23 por ciento). Estos datos apoyan el punto de vista de que el evangelicanismo está creciendo en los Estados Unidos de América, pero también apoyan el punto de vista que el secularismo está creciendo. Aparentemente nos estamos polarizando; como muchos observadores informales han mantenido recientemente. ¿Porqué? ¿Será porque; como los economistas especializados en el lado de la oferta, como Stark y Finke, sólo las religiones más costosas pueden competir con la ausencia de religión en el mercado, por nuestro tiempo y recursos? ¿O será que porque mientras más aprendemos sobre la naturaleza, más la ciencia deja a las personas sintiendo que están dejando algo de lado; algo que sólo la perspectiva de la anti-ciencia parece proporcionar? ¿O existe otra explicación?.
Antes de que saltemos a explicar los datos, deberíamos preguntar cuán seguros estamos sobre las asunciones usadas para recolectarlos. Específicamente, ¿Cuán confiables son los datos, y cómo fueron recolectados? (En el caso de ARIS, mediante preguntas telefónicas, no mediante cuestionarios escritos) ¿Cuáles chequeos fueron usados para evitar contextos parcializados? ¿Cuáles otras preguntas se les hizo a las personas? ¿Cuánto tardó la realización de las entrevistas? Y entonces existen preguntas no convencionales que podrían tener respuestas que son importantes: ¿Qué había ocurrido en las noticias durante el día en que fue conducida la encuesta? ¿Tenía el entrevistador algún acento idiomático?. Y Así. 7
[Acotación del Traductor: una inmensa mayoría de los estadounidenses presta muy cercana atención a la manera como sus interlocutores pronuncian las palabras del idioma inglés, porque ello les permite—en muchos casos—distinguir los estados estadounidenses (entre los cuales hay marcadas diferencias de pronunciación) o el lugar del mundo—de donde proviene la persona que tiene un “acento” (porque en todos los estados de los Estados Unidos de América habitan abundantes personas provenientes de los otros continentes y países)—y esto puede mezclarse en formas positivas o negativas con los prejuicios étnicos y raciales que son lamentablemente prevalecientes en los Estados Unidos de América. Por ejemplo: Cuando yo estudiaba en Nueva York (1975-1980) mi esposa acostumbraba a cuidar a la niña de dos años de edad de un amigo y vecino matrimonio polaco, mientras ellos iban a trabajar; y un día una amiga de ese matrimonio polaco les preguntó: ¿Cómo es posible que vuestra hija hable inglés con acento latino?]Las encuestas a gran escala son costosas de llevar a cabo; y nadie gasta miles de dólares recolectando datos usando un “instrumento” (cuestionario) diseñado descuidadamente. Muchas investigaciones han sido dedicadas a identificar las fuentes de parcialización y de observaciones espurias en la realización de encuestas. ¿Cuándo debe usar usted una simple pregunta de si / no (y no olvide incluir la importante opción “no se”)? ¿Y cuándo debería usted usar una Escala de Likert de cinco puntos (como la familiar fuertemente de acuerdo; tiendo a estar de acuerdo; no estoy seguro, tiendo a no estar de acuerdo; fuertemente no estoy de acuerdo)? Cuando ARIS hizo su encuesta en 1990, la primera pregunta fue: ¿Cuál es su religión); en 2001, la pregunta fue enmendada: ¿Cuál es su religión, si tiene alguna? ¿Cuánto del incremento en las categorías creyentes sin afiliación religiosa específica y no religiosos fue debido al cambio de redacción? ¿Porqué fue añadida la frase “si tiene alguna” ?.
Durante el transcurso de escribir [el libro] Cómo Creemos: Ciencia, Escepticismo y la Búsqueda de Dios (2da. Ed., 2003), Michael Shermer, el director de la Skeptic Society (Sociedad Escéptica), condujo una ambiciosa encuesta sobre las convicciones religiosas. Los resultados son fascinantes; en parte porque difieren tan asombrosamente de los resultados hallados en otras encuestas similares. La mayoría de las encuestas recientes hallan aproximadamente a un 90 por ciento de los estadounidenses que cree en Dios—y no sólo en una “esencia”, sino un Dios que responde a la plegarias. En la encuesta de Shermer, sólo el 64 por ciento dijo que creía en Dios—y 25 por ciento dijo que no creía en Dios (p. 79) Esa es una enorme discrepancia; y no es debida a ningún error simple de muestreo (como enviarle cuestionarios a ¡conocidos escépticos!). 8 Shermer especula que la educación es la clave. Su encuesta le pidió a las personas que respondiesen en sus propias palabras a una pregunta “en forma de un ensayo sin límites de extensión”, explicando porqué ellas creían en Dios.
Como resultó ser, las personas que completaron nuestra encuesta estaban significativamente más educadas que el estadounidense promedio; y la educación superior está asociada a una religiosidad más baja. Conforme al Buró del Censo de los Estados Unidos de América, para 1998, un cuarto de los estadounidenses mayores de veinticinco años había completado una licenciatura, mientras que en nuestra encuesta la tasa correspondiente era de casi dos tercios. (es difícil decir porqué éste fue el caso pero, una posibilidad es que las personas educadas son más probables de completar una encuesta moderadamente complicada).
Pero (como señaló mi estudiante David Polk) una vez que la auto-selección es reconocida como un factor serio, debemos hacer la pregunta adicional de ¿Quién se tomaría el tiempo para llenar un cuestionario como ese?. Probablemente sólo aquellos con las creencias más fuertes. Las personas que simplemente no piensan que la religión sea algo importante, son improbables de llenar un cuestionario que involucra respuestas en formas de composición a las preguntas. Sólo una de cada diez de las personas que recibieron la encuesta enviada por correo, la respondió. Una relativamente baja tasa de retorno, así que nosotros no podemos sacar ninguna conclusión interesante de esta figura del 64 por ciento, como él reconoce (Shermer y Sulloway, en prensa). 9
CAPÍTULO TERCERO
¿Qué Debemos Decirle a los Niños?
Fue el niño escolar quien dijo: “La fe es creer en lo que tú sabes que no es así”
—Mark Twain
Un tópico de investigación de particular urgencia; y también de particular sensibilidad ética y política, es el efecto que tienen, la crianza y la educación religiosas, en niños pequeños.
Existe un océano de investigación; en parte bueno y en parte malo, sobre el desarrollo temprano de la niñez; sobre el aprendizaje del lenguaje; la nutrición; el comportamiento parental; y los efectos de los amiguitos; y sobre casi cada otra imaginable variable que puede ser medida en los primeros doce años de la vida de una persona; pero casi todo éste—hasta donde yo puedo determinar—cuidadosamente deja de lado a la religión, la cual es mayormente todavía terra incognita [Nuevo latín: territorio desconocido].
Algunas veces existen muy buenas—de hecho impecables—razones éticas para esto. Todas las barreras protectoras cuidadosamente construidas contra la investigación médica dañina con sujetos humanos son aplicables con igual fuerza a cualquier investigación que podamos imaginar siendo llevada a cabo sobre las variaciones en la crianza religiosa.
Nosotros no vamos a conducir investigaciones con placebos donde el grupo A memoriza un catecismo, mientras el grupo B memoriza un catecismo diferente y el grupo C memoriza sílabas sin sentido.
Nosotros no vamos a hacer investigaciones de crianza-cruzada en las cuales bebés de padres islámicos son intercambiados por bebés de padres católicos. Éstas están claramente fuera de los límites, y deben permanecer así.
¿Pero cuáles son los límites? La pregunta es importante; porque, mientras tratamos de diseñar formas indirectas y no-invasivas de llegar a las evidencias que buscamos, nos encontraremos con los tipos de intercambio que normalmente enfrentan los investigadores que están buscando curas médicas. Las investigaciones perfectamente libres de riesgo sobre estos tópicos son prácticamente imposibles.
¿Qué puede ser considerado como consentimiento informado?; y ¿Cuánto riesgo podría ser tolerado o permitido para aquellos que sí consienten? Y ¿El consentimiento de quién? ¿De los padres, o de los niños?.
Todas estas preguntas sobre políticas, yacen sin ser examinadas en las sombras que produce el primer hechizo; el que dice que la religión está fuera de los límites, [de las investigaciones científicas] punto.
Nosotros no deberíamos pretender que esto es una negligencia benigna de nuestra parte; porque sabemos muy bien que bajo los paraguas protectores de la privacidad personal y la libertad de religión existen prácticas extendidas a las cuales los padres someten a sus hijos, y que enviarían a la cárcel a cualquier investigador, clínico, o de otro tipo.
¿Cuáles son los derechos de los padres en estas circunstancias?; y “¿Dónde trazamos la raya?” Estas son preguntas sobre políticas que pueden ser decididas no descubriendo “las respuestas” sino produciendo respuestas que sean aceptadas por tantas personas informadas como sea posible.
Esto no complacerá a todo el mundo, más de lo que nuestras actuales leyes y prácticas relacionadas con el consumo de bebidas alcohólicas complacen a cada quien. La Prohibición [de la manufactura, comercio y consumo de alcohol—en los Estados Unidos de América entre 1920 y 1933] fue ensayada; y por un consenso general—lejos de ser unánime—fue determinada como un fracaso. El actual entendimiento es muy estable; no es probable que regresemos a la Prohibición en el futuro cercano. Pero todavía existen leyes que prohíben al venta de licores a menores de edad (la edad varía entre países).
[Acotación del Traductor: En los Estados Unidos de América no existe ninguna ley que establezca la edad mínima a partir de la cual una persona puede legalmente consumir bebidas alcohólicas; pero en todos los estados del país (51)—de facto—no se le expende ni se le permite el consumo de bebidas alcohólicas en establecimientos públicos, como bares o restaurantes, a los menores de 21 años. En Venezuela—la ley—establece una edad mínima de 18 años—y sanciones legales para los expendios de licor—como bares y clubes nocturnos que permitan el ingreso a menores de 18 años—supervisados o no por adultos]Y existen abundantes áreas grises: ¿Qué debemos hacer si encontramos a padres suministrándole alcohol a sus hijos?. En los juegos de pelota, los padres podrían meterse en problemas, ¿Pero que pasa si esto ocurre en la privacidad de sus hogares?. Y existe una diferencia entre una copa de champaña durante la boda de la hermana mayor y seis latas de cerveza cada noche, mientras se está tratando de hacer la tarea escolar.
¿Cuándo tienen las autoridades no sólo el derecho sino la obligación de involucrarse y prevenir el abuso?. Difíciles preguntas, [especialmente en los Estados Unidos de América donde el derecho a la privacidad, es algo casi sagrado—y defendido por muchos textos legales—] y no se convierten en más fáciles cuando el tópico es la religión en vez del alcohol.
En el caso del alcohol, nuestra sabiduría política está importantemente informada por lo que hemos aprendido sobre los efectos de consumirlo a corto y largo plazo; pero en el caso de la religión, todavía estamos volando a ciegas.
Algunas personas se burlarían de la mismísima idea de que una crianza religiosa podría ser dañina para un niño—hasta que reflexionan sobre los más severos regímenes religiosos que pueden hallarse en el mundo, y reconocen que en los Estados Unidos de América, nosotros ya prohibimos prácticas religiosas que están extendidas en otras partes del mundo. Richard Dawkins va más allá. Él ha propuesto que ningún niño deber ser identificado nunca como un niño católico o un niño musulmán (o un niño ateo), debido a que esta identificación prejuzga ella misma decisiones que todavía no han sido consideradas apropiadamente [es decir, no son los niños quienes han decidido ser católicos, musulmanes (o ateos)]
Nosotros nos quedaríamos pasmados si se identificase a un niño como leninista; neo-conservador, o monetarista hayekiano. Así que: ¿No es un tipo de abuso infantil hablar de un niño católico o protestante? ¿Especialmente en Irlanda del Norte y Glasgow [la ciudad más poblada de Escocia], donde tales etiquetas, distribuidas durante generaciones, han dividido a los vecindarios durante siglos y hasta pueden llegar a convertirse en una muerte garantizada? [2003b]
O imagínese que nosotros identificásemos a los niños desde que nacen como jóvenes fumadores o bebedores, porque sus padres beban o fumen. En cuanto a esto, (y sobre nada más), Dawkins me recuerda a mí, a mi abuelo, un médico adelantado para su época en la década de 1950, escribiendo apasionadamente a los editores de los periódicos de Boston, protestando en contra del humo de segunda mano que estaba poniendo en peligro la salud de los niños cuyos padres fumaban en el hogar—y todos nos reíamos de él, y continuábamos fumando. ¿Cuánto daño podría ese poquito de humo hacerle daño a alguien? Ya lo sabemos.
Todo el mundo cita (o cita erróneamente) a los jesuitas: “Denme a un niño hasta que tenga siete años, y yo les mostraré al hombre”, pero nadie—ni los jesuitas ni nadie más—sabe realmente cuán SMA o resilient son los niños.
[Acotación del Traductor: SMA (Shape Memory Alloy = Aleación con memoria de forma); también llamada aleación inteligente o metal con memoria, es un metal que “recuerda” su geometría. Después que una pieza de SMA ha sido deformada desde su conformación “original”, éste recupera su geometría original; por sí mismo, al ser calentado (efecto-de-una-vía) o; a temperaturas ambientes más altas, simplemente durante la recarga (seudo-elasticidad o súper-elasticidad). Fuente: http://en.wikipedia.org/wiki/Shape_memory_alloy Resilient: Latin: rebotar, regresar a su anterior posición o forma. Fuente: http://dictionary.reference.com/browse/resilient]Existe abundante evidencia anecdótica sobre personas jóvenes que le dan la espalda a sus tradiciones religiosas después de años de inmersión, saliendo con un simple encogimiento de hombros y una sonrisa y ningún efecto visible de efectos secundarios perjudiciales.
Por otra parte, algunos niños son criados en tales prisiones ideológicas que ellos se convierten voluntariamente en sus propios carceleros; como lo ha puesto Nicholas Humphrey (1999): prohibiéndose a sí mismos cualquier contacto con las ideas liberadoras que bien podrían hacerles cambiar de parecer. En su profundamente meditado ensayo [titulado] “What Should We Tell the Children?” (“¿Qué Debemos Decirle a los Niños?”) Humphrey es pionero al considerar los asuntos éticos para decidir “cuándo; y si las enseñanzas de un sistema de creencias a los niños es moralmente defendible” (p. 68).
Él propone un examen general del principio del consentimiento informado, pero aplicado—como debe ser—hipotéticamente: ¿Qué escogerían estos niños, si más tarde en sus vidas, se les diese de alguna manera la información que necesitarían para tomar una decisión informada? Contra las objeciones de que nosotros no podemos responder una pregunta hipotética como esa, él argumenta, que de hecho existen abundantes evidencias empíricas, y principios generales, a partir de los cuales se pueden derivar conscientemente claras conclusiones.
Nosotros asumimos que se nos permite; y hasta que estamos obligados, a tomar tales decisiones conscientes a favor de las personas que no pueden; por una u otra razón, tomar decisiones conscientes por sí mismas, y este conjunto de problemas puede ser atendido usando el entendimiento que ya hemos forjado en el taller de los consensos políticos sobre estos tópicos.
La solución de estos dilemas (todavía) no es obvia; para decir lo menos. Compárenla con el cercanamente relacionado asunto; sobre lo que nosotros; estando afuera, deberíamos hacer con los Sentinelenses y los Jarawaenses, y otras personas que todavía viven una existencia de la Edad de Piedra, en asombroso aislamiento en las Islas Andaman y Nicobar, bien apartados en el Océano Indico. Estas personas se las han arreglado para mantener alejados hasta a los más intrépidos de los exploradores y comerciantes durante siglos mediante sus feroces defensas de sus territorios isleños, usando arcos y flechas. Se conoce muy poco sobre ellos; y durante algún tiempo el gobierno de la India; de cuyo país esas islas son una distante parte, ha prohibido todo contacto con ellos. Ahora que el gran tsunami de diciembre de 2004 llevó la atención del mundo hacia ellos; es difícil imaginar que tal aislamiento pueda ser mantenido; pero hasta si se pudiese, ¿debería ser así?.
¿Quién tiene el derecho para decidir sobre este asunto?. Ciertamente, no los antropólogos, aunque ellos han trabajado duro para proteger a esas personas del contacto—hasta con ellos mismos—durante décadas. ¿Quiénes son ellos, para “proteger” a estos seres humanos? Los antropólogos no son sus propietarios, como si fuesen especimenes de laboratorio cuidadosamente recolectados y protegidos contra la contaminación; y la idea de que estas islas deberían ser tratadas como un zoológico o reserva de humanos, es ofensiva—aún cuando contemplamos la más ofensiva alternativa de abrirle las puertas a los misioneros de todas las creencias, quienes no dudarían en salir apresuradamente a salvar sus almas.
Es tentador, pero ilusorio, pensar que ellos han resuelto el problema ético para nosotros, mediante su decisión adulta de espantar a todos los foráneos, sin preguntar si ellos son protectores, explotadores, investigadores, o salvadores de almas. Claramente ellos quieren que los dejen solos, ¡así que deberíamos dejarlos solos!. Existen dos problemas con esta conveniente propuesta: Su decisión está tan enfermizamente informada que si la dejamos sobreponerse a todas las otras consideraciones… ¿Somos o no culpables nosotros como alguien que permite a una persona ingerir un coctel venenoso “por su propia voluntad” sin dignarnos siquiera a advertirle?
Y en cualquier caso, aunque los adultos puedan haber alcanzado la edad de consentir, ¿No están siendo victimizados sus hijos por la ignorancia de sus padres? Nosotros nunca permitiríamos que a un niño del vecino lo mantengan tan mal guiado o engañado; así que, ¿No deberíamos cruzar el océano y dedicarnos a rescatar a estos niños, por muy doloroso que sea el choque cultural?
¿Siente usted un ligero aumento de su nivel de adrenalina en este momento? Yo encuentro que el asunto de los derechos parentales frente a los derechos de los niños no tiene claros rivales en cuanto a disparar respuestas emocionales en lugar de respuestas racionales; y sospecho que éste es uno de los lugares donde un factor genético está jugando un rol muy directo.
Entre las aves y los mamíferos que están obligados [por la naturaleza] a cuidar de sus crías, el instinto de proteger a las crías propias de toda interferencia foránea es universal y extremadamente potente; nosotros arriesgaríamos nuestras vidas, sin dudarlo—sin siquiera pensarlo—para apartar las amenazas; reales o imaginarias. Es como un reflejo. Y en este caso, podemos “sentir en nuestros huesos” que los padres sí tienen el derecho a criar a sus hijos en la forma en que ellos piensen que es apropiado. Nunca cometa el error de colocarse entre una osa madre y su cachorro; y nada debería interponerse entre padres e hijos.
Ese es el meollo de los “valores familiares”. Al mismo tiempo, tenemos que admitir que los padres; literalmente, realmente no son los propietarios de sus hijos (en la forma que los esclavistas poseían a sus esclavos); sino que son; en vez, sus gerentes o guardianes, y deben ser considerados responsables por los foráneos de su custodia, lo que implica que los foráneos tienen el derecho a intervenir—lo que dispara de nuevo la alarma de adrenalina.
Cuando encontramos que lo que sentimos en nuestros huesos es difícil de defender en el tribunal de la razón, nos ponemos defensivos y contestatarios, y comenzamos a mirar alrededor por algo que ocultar. ¿Qué hay de un vínculo sagrado (y en consecuencia) incuestionable? ¡Ahh, esa es la entrada!
Existe una obvia (pero rara vez discutida) tensión entre los principios supuestamente sagrados y los principios invocados en este punto.
Por un lado; declaran muchos, existe un derecho a la vida sagrado e inviolable: cada niño nonato tiene derecho a la vida, y ningún futuro progenitor tiene el derecho a ponerle fin al embarazo (excepto quizás, si la propia madre está en peligro). Por otra parte, muchas de las mismas personas declaran que; una vez nacido, el niño pierde su derecho a no ser adoctrinado o a que no le laven el cerebro, o a no ser psicológicamente abusado de otra manera, por esos progenitores, quienes tienen el derecho a criar al niño en cualquier forma que ellos decidan, hasta llegar pero no cruzar el límite de la tortura física.
Difundamos el valor de la libertad por todo el mundo—pero no hasta los niños; aparentemente.
Ningún niño tiene derecho a la libertad contra el adoctrinamiento. ¿No deberíamos cambiar eso? ¿Qué?… ¿Dejar a los extraños criar a mis hijos? (¿Siente usted ahora el chorro de adrenalina?).
Mientras luchamos con el asunto de los isleños de Andaman, podemos ver que estamos echando las bases políticas para similares asuntos sobre la crianza religiosa en general. No deberíamos asumir; mientras nos preocupamos sobre los probables efectos, que las seducciones de la cultura occidental ahogarán automáticamente todos los frágiles tesoros de otras culturas. Vale la pena notar que muchas mujeres musulmanas; criadas bajo condiciones que muchas mujeres no-musulmanas considerarían intolerables; dadas las oportunidades informadas para que abandonen sus velos y muchas otras tradiciones, deciden en vez, mantenerlas.
Quizás podemos confiar en las personas de todas las partes de mundo, y en consecuencia, podemos permitirles tomar todas sus propias decisiones informadas.
¡Decisiones informadas! ¡Qué idea tan asombrosa y revolucionaria! Quizás debemos confiar en que las personas pueden tomar sus propias decisiones; no necesariamente para que escojan las opciones que nosotros les recomendemos, sino las opciones que tengan la mayor probabilidad de satisfacer sus objetivos bajo consideración.
¿Pero que le enseñamos a ellas hasta que estén lo suficientemente informadas y sean lo suficientemente maduras para decidir por sí mismas?
Les enseñamos sobre todas las religiones del mundo, de una manera, fáctica, histórica y biológicamente informada, en la misma forma en que les enseñamos sobre geografía, historia y aritmética.
Introduzcamos más educación sobre la religión en nuestras escuelas, no menos. Debemos enseñarle a nuestros niños los credos y las costumbres; las prohibiciones, los rituales, los textos y las músicas; y cuando cubramos la historia de la religión; deberíamos incluir tanto lo positivo—el papel de las iglesias en los movimientos a favor de los derechos civiles durante la década de 1960 [durante esa década el principal líder a favor de los derechos civiles en los Estados Unidos de América, fue el Reverendo Bautista y Doctor (Ph. D. en Teología de la Universidad de Boston) Martin Luher King, Junior, quien en 1964 se convirtió en el hombre más joven en recibir el Premio Nóbel de la Paz—tenía 35 años de edad]—el florecimiento de las ciencias y las artes durante los comienzos del Islam, y el papel de los musulmanes negros [de los Estados Unidos de América] en llevarle esperanza, honor y dignidad a las maltratadas vidas de muchos prisioneros en nuestras cárceles; por ejemplo—y lo negativo—la Inquisición, el anti-semitismo a través del tiempo, y el papel de la Iglesia Católica en diseminar el SIDA en África a través de su oposición al uso del condón.
Ninguna religión debe ser favorecida, y ninguna ignorada. Y a medida que descubramos más y más, sobre las bases psicológicas y biológicas de las actitudes y prácticas religiosas, estos descubrimientos deberían ser añadidos a los curricula, en la misma forma en que actualizamos nuestra educación sobre ciencia, salud, y eventos actuales. Todo esto debería ser parte del curriculum obligatorio tanto para escuelas públicas como privadas; y para los programas de enseñanza en el hogar.
[Acotación del Traductor: Especialmente en los países de habla inglesa, la enseñanza en el hogar es una opción válida y legal para los padres que deseen proporcionarle a sus hijos, una educación de calidad o un ambiente social que ellos creen que no pueden obtenerse en las escuelas existentes. Fuente: http://en.wikipedia.org/wiki/Home_schooling]Aquí está una propuesta, entonces: mientras los padres no le enseñen a sus hijos nada que sea probable de cerrarle sus mentes
1. Mediante el miedo, el odio, o
2. Impidiéndoles hacer preguntas (negándoles una educación; por ejemplo, o manteniéndolos completamente aislados del mundo)
Permitámosles que le enseñen a sus hijos cualquier doctrina religiosa que ellos quieran.
Es sólo una idea; y quizás existan mejores a ser consideradas; pero deben ser bien recibidas por los amantes de la libertad de todo lugar: la idea es insistir en que el devoto de cualquier creencia debería enfrentar el reto de asegurarse de que su credo vale la pena; es atractivo, plausible y lo suficientemente significativo para repeler las tentaciones de sus competidores. Si usted tiene que ponerle una capucha—o taparle los ojos—a sus hijos para asegurarse de que ellos confirmen su fe cuando sean adultos, vuestra fe debería extinguirse.
CAPÍTULO CUARTO
Memes Tóxicos
Cualquier encuentro creativo con la maldad requiere que nosotros no nos distanciemos de ella, simplemente demonizando a aquellos que cometen actos malvados. Para poder escribir sobre la maldad, un escritor debe tratar de entenderla; desde adentro hacia afuera; para entender a los perpetradores y no necesariamente simpatizar con ellos. Pero los estadounidenses parecen tener dificultad para reconocer que existe una diferencia entre entender y simpatizar. De alguna manera, nosotros creemos que un intento por informarnos a nosotros mismos sobre qué conduce a la maldad es un intento de buscarle una excusa. Yo creo que exactamente lo opuesto es cierto; y en cuanto a manejar la maldad, la ignorancia es nuestro peor enemigo.
—Kathtleen Norris: “ Native Evil ” (“Maldad Autóctona”)—citada por Stern, 2003, p. xiii
Escribir este libro me ha ayudado a entender que la religión es un tipo de tecnología. Es terriblemente seductora en su capacidad para suavizar y explicar, pero también es peligrosa
—Jessica Stern: Terror en nombre de Dios: Porqué Asesinan los Militantes Religiosos
[Acotación del Traductor: En inglés, la palabra “militante” (militant) posee un significado muy diferente a la equivalente palabra española. En inglés significa: vigorosamente activo y agresivo a favor de una causa. Fuente: http://dictionary.reference.com/browse/militant]¿Ha oído usted hablar sobre los Yahuuz, gente que piensa que lo que nosotros llamamos pornografía infantil es simplemente una buena y sana diversión? Ellos fuman marihuana diariamente; convierten a la acción de defecar en una ceremonia pública (con competencias hilarantes para ver a quién le toca llevar a cabo la limpieza ritual); y, cada vez que un anciano alcanza la edad de ochenta años, tienen un día de fiesta especial durante el cual esa persona se suicida en una ceremonia—y después es consumida por todos.
¿Asqueado? Entonces usted sabe como se sienten muchos musulmanes sobre nuestra cultura contemporánea, con su alcohol, sus provocativas vestimentas, y sus actitudes informales hacia las autoridades de la familia.
Parte de mi esfuerzo en este libro es hacer que usted piense, y no solamente sienta.
En esta instancia, usted necesita ver que su asco o repulsión; por más fuerte que sea, es sólo un datum [Inglés: un simple trozo de información]; un hecho sobre usted y un hecho muy importante sobre usted, pero no es una inequívoca señal de verdad moral—es simplemente igual al asco o repulsión musulmán frente a algunas de nuestras prácticas culturales.
Nosotros deberíamos respetar a los musulmanes; simpatizar con ellos, tomar su repulsión seriamente—pero después proponerles que se unan a nosotros en una discusión sobre las perspectivas en las cuales diferimos.
El precio que usted debería estar dispuesto a pagar por esto, es su propia disposición a considerar calmadamente a la (¡imaginaria!) forma de vida de los Yahuuz, y preguntarse si en realidad es tan claramente indefendible. Si ellos participan en esas tradiciones con todo su corazón, sin ninguna coerción aparente, quizás deberíamos decir: “Vive y deja vivir”.
O quizás no.
La carga debería estar sobre nosotros: demostrarle a los Yahuuz que su estilo de vida incluye tradiciones de las que deberían avergonzarse; o que deberían prohibir. Quizás, si nos involucrásemos conscientemente en este ejercicio, descubriríamos que parte de nuestro asco o repulsión ante sus formas de vida, era parroquial e injustificado. Ellos nos enseñarían algo. Y nosotros les enseñaríamos algo a ellos. Y quizás la abismal diferencia entre nosotros y ellos nunca será cruzada; pero nosotros no deberíamos asumir ese prospecto del peor escenario.
Mientras tanto, la forma de prepararnos para esta utópica conversación global; es estudiar, tan compasiva y desapasionadamente como podamos; tanto a sus formas de vida, como a las nuestras.
Considere la valiente auto-observación de Raja Shehadeh, escribiendo sobre el agarre en la Palestina moderna: “La mayor parte de vuestra energía es gastada en extender sensores para detectar la percepción pública de vuestras acciones; porque vuestra supervivencia depende de mantener una buena percepción por parte de la sociedad”. 11
Cuando nosotros podamos compartir similares observaciones sobre el problema en nuestra propia sociedad, estaremos en buen camino hacia el entendimiento mutuo.
La sociedad Palestina; si Shehadeh tiene razón, está sitiada por un virulento caso de un meme de “castiga a aquellos que no castigan”, del cual existen modelos (comenzando con Boyd y Richerson, 1992) que predicen otras propiedades que deberíamos buscar . Podría ser que esta característica en particular frustre los bien intencionados proyectos que funcionarían en sociedades que carecen de ella. En particular, estamos obligados a no asumir que las políticas que son benignas en nuestra cultura no serán malignas en otras. Como lo pone Jessica Stern:
Yo he llegado a ver al terrorismo como a un tipo de virus, que se disemina como resultado de factores de riesgo a diferentes niveles: global, inter-estatal, nacional y personal. Pero identificar precisamente a estos factores es difícil. Las mismas variables (políticas, religiosas, sociales; o todas las anteriores) que parecen haber causado que una persona se convirtiese en un terrorista podrían causar que otra persona se convierta en un santo. [2003, p. 283]
A medida que tecnologías de la comunicación hagan cada vez más difícil que los líderes puedan aislar a sus pueblos de la información foránea; y mientras las realidades económicas del siglo veintiuno dejen cada vez más claro que la educación es la inversión más importante que cualquier padre puede hacer por un hijo, las compuertas de inundación se abrirán por todo el mundo, con efectos tumultuosos.
Todos los restos flotantes de los naufragios y de la carga lanzada por la borda para mantenerse a flote en emergencias, de la cultura popular; toda la basura y los desperdicios viscosos que se acumulan en las esquinas de la sociedad, inundarán estas regiones prístinas junto con los tesoros de la educación moderna; igualdad de derechos para la mujer, mejores sistemas de cuidado de la salud, derechos laborales, ideales democráticos, y apertura hacia las culturas de otros.
Como demuestra la experiencia en la antigua Unión Soviética demasiado claro, las peores características del capitalismo y de la alta tecnología, están entre los replicadores más robustos en esta explosión de la población de memes, y existen abundantes fundamentos para la xenofobia, el Luddism, y la tentadora “higiene” del fundamentalismo que mira hacia el pasado.
[Acotación del Traductor: Luddism: Un ludita es cualquier miembro de varias bandas de trabajadores de Inglaterra, que entre 1811 y 1816, se organizaron para destruir las maquinarias manufactureras, impulsados por la creencia que éstas disminuirían los puestos de trabajo. El nombre proviene de Ned Ludd, un trabajador de Leicestershire del siglo dieciocho, que originó la idea. Fuente: http://dictionary.reference.com/browse/Luddism]Al mismo tiempo, no deberíamos apresurarnos a pedir disculpas por la cultura pop estadounidense. Ésta tiene sus excesos, pero en muchas instancias no son los excesos los que tanto ofenden sino el igualitarismo y la tolerancia.
[Acotación del Traductor: cultura pop: (literalmente: “la cultura del pueblo”) consiste en los elementos culturales ampliamente extendidos y perpetuados a través del lenguaje vernáculo de la sociedad o a través de una establecida lingua franca (cualquier idioma o jerga usado como medio de comunicación por personas cuyo idioma original es otro). Comprende a las interacciones de la vida diaria; necesidades, deseos, y “momentos” culturales que constituyen la vida diaria de la inmensa mayoría de una población. Puede incluir cualquier cantidad de costumbres, incluyendo las relacionadas con la cocina, el vestuario, el consumo, los medios de comunicación social, y muchas de las facetas del entretenimiento como los deportes y la literatura. Fuente: http://www.reference.com/search?q=pop%20culture]El odio hacia esta potente exportación estadounidense es a menudo movida por el racismo—debido a la fuerte presencia afro-estadounidense en la cultura pop estadounidense—y por el sexismo—debido al estatus de la mujer que nosotros [los estadounidenses] celebramos; y por nuestro (relativamente) benigno tratamiento a la homosexualidad. (Vea; por ejemplo, a Stern, 2000, p. 99).
Como demuestra Jared Diamond [en su libro] Armas, Gérmenes, y Acero, fueron los gérmenes europeos los que llevaron a las poblaciones del Hemisferio Occidental al borde de la extinción durante el siglo dieciséis; porque esas personas no habían tenido una historia en cual desarrollar la tolerancia a ellos.
En este siglo; serán nuestros memes [los memes estadounidenses] tanto tónicos, como tóxicos, los que provocarán una enorme destrucción en el mundo no preparado. Nuestra capacidad para tolerar los excesos tóxicos de la libertad no puede ser asumida en otros; ni simplemente exportada como un producto comercial.
La prácticamente ilimitada educabilidad de cualquier ser humano, nos proporciona esperanza de éxito, pero diseñar e implementar las vacunas culturales necesarias para mantener a raya al desastre, mientras respetamos los derechos de aquellos en necesidad de ser inoculados, será una tarea de urgencia de gran complejidad, que requerirá no sólo de una mejor ciencia social sino también de sensibilidad, imaginación y valentía. La expansión del campo de la salud pública hasta incluir a la salud cultural será el mayor desafío del próximo siglo. 12
Jessica Stern; una intrépida pionera en esta tarea, nota que las observaciones individuales como las suyas, son sólo el comienzo:
Un riguroso estudio; estadísticamente no parcializado de las causas raíces del terrorismo al nivel de los individuos, requerirá de la identificación de los controles: aquellos individuos jóvenes expuestos al mismo ambiente; que sintieron la misma humillación, abuso de los derechos humanos, y relativa deprivación, pero que no escogieron medios violentos para expresar sus quejas, o decidieron no expresarlas en lo absoluto. Un equipo de investigadores; y una variedad de científicos sociales, desarrollarían un cuestionario y una lista de exámenes médicos a ser suministrados a una muestra al azar de operativos y sus familias. [2003, p. xxx] [Acotación del Traductor: Jessica Stern: es la autora del libro titulado: Terror en Nombre de Dios: Porqué Asesinan los Militantes Religiosos. Ella formó parte del Consejo Nacional de Seguridad del Presidente Bill Clinton en 1994-1995. En 2001, fue seleccionada por la revista Time, como uno de los siete pensadores, cuyas innovadoras ideas cambiarán el mundo. Es Licenciada en Química del Barnard College; posee una Maestría en Políticas Tecnológicas del Instituto de Tecnología de Massachusetts, y es Ph. D. en Políticas Públicas de la Universidad de Harvard. Fuente: http://ksgfaculty.harvard.edu/Jessica_Stern]
En el capítulo décimo, argumenté que los investigadores no tienen que ser creyentes para ser entendedores, y que era mejor que tuviésemos esperanzas de que yo tenga la razón, porque queremos que nuestros investigadores entiendan al terrorismo islámico desde adentro sin tener que convertirse en musulmanes—y ciertamente sin tener que convertirse en terroristas—en el proceso. 13
Pero nosotros tampoco entenderíamos al terrorismo islámico a menos que veamos en qué se parece y en qué se diferencia de otros tipos de terrorismo; incluyendo al terrorismo hindú y al cristiano; al eco-terrorismo, y al terrorismo anti-globalización; para hacer una ronda de los usuales sospechosos.
Y no vamos a entender ni al terrorismo islámico, ni al hindú, ni al cristiano, sin entender las dinámicas de las transiciones que conducen desde una secta benigna al culto del tipo de fenómenos desastrosos que atestiguamos en Jonestown, Guyana, en Waco, Texas, y en el culto Aum Shinrikyo de Japón.
[Acotación del Traductor: Aum Shinrikyo: es un grupo religioso japonés fundado por Shoko Asahara que ganó notoriedad internacional en 1995, cuando varios de sus seguidores llevaron a cabo un ataque terrorista con gas Sarín en el metro de Tokio. Waco, Texas: El 19 de abril de 1993, un enfrentamiento entre agentes del FBI y miembros del culto Davidian Branch (Rama de David) terminó en un incendio que destruyó sus edificaciones ubicadas en Mount Carmel, cerca del pueblo de Waco, en el estado de Texas, donde murieron 76 personas; incluyendo al líder del culto, David Koresh. Jonestown, Guyana: Fue un asentamiento comunal construido a mediados de la década de 1970 en el noroeste de Guyana por el culto religioso del estado de California, denominado Peoples Temple (Templo de los Pueblos), fundado por Jim Jones, cuyo nombre fue usado para el asentamiento (Jonestown significa “el pueblo de Jones”). Quedaba en medio de la selva a unos 11 kilómetros de Port Kaituma. En 1978, casi toda su población (913 personas entre hombres, mujeres y niños) murieron en un suicidio / homicidio masivo ordenado por Jones. Fuente: http://www.reference.com/browse/wiki/]Una de las hipótesis más tentadoras es que estas particularmente tóxicas mutaciones tienden a surgir cuando los líderes carismáticos hacen cálculos equivocados cuando intentan convertirse en ingenieros meméticos, desatando las adaptaciones meméticas que ellos encuentran; en una forma parecida al Aprendiz de Brujo (Sorcerer’s Apprentice), y que ya no pueden controlar.
[El Aprendiz de Brujo (en francés: L’apprenti sorcier) es el nombre de un poema sinfónico de Paul Dukas; pieza musical que aunque ya era bien conocida y popular fue hecha particularmente famosa por su inclusión en la película de dibujos animados de Walt Disney de 1940 llamada Fantasía, en la cual Mickey Mouse juega el papel del aprendiz. Fuente: http://en.wikipedia.org/wiki/Sorcerer%27s_Apprentice]Ellos; entonces, entran en desesperación, y se mantienen reinventando las mismas malas ruedas que los conducen a sus excesos. El antropólogo Harvey Whitehouse (1995) ofrece un relato de la debacle que se apoderó de los líderes de la Pomio Kivung, la nueva religión de Papúa Nueva Guinea, mencionada al comienzo del capítulo cuarto, que sugiere (a mí) que una selección sexual sin control se apoderó de la religión. Los líderes respondieron a las presiones de la gente–¡Prueben que lo que dicen es cierto!—con versiones cada vez más flamantes de los reclamos y promesas que los habían llevado a ellos al poder, lo que inevitablemente condujo al desastre. Esto es una reminiscencia del acelerado brote de creatividad que uno observa en los mentirosos patológicos cuando no pueden sentir que es inminente que quedarán al descubierto.
[Acotación del Traductor: un mentiroso patológico es una persona que miente hasta el punto de que esto es considerado como una enfermedad o condición; un mentiroso anormalmente habitual. Fuente: http://dictionary.reference.com/search?r=2&q=pathological%20liar]Una vez que usted le ha hablado al pueblo sobre sacrificar a todos los puercos en anticipación al Gran Período de las Compañías, usted no tiene ningún otro lugar hacia donde ir, sino hacia abajo. O fuera: ¡Son ellos—los infieles—quienes son la causa de nuestra miseria!
Existen tantas complejidades; tantas variables—¿Podremos nosotros tener esperanzas de poder alguna vez hacer predicciones sobre las que podamos actuar?
Sí; de hecho, sí podemos. Aquí; precisamente, está una: En todo lugar donde el terrorismo ha florecido, a todos a quienes ha atraído son casi siempre hombres jóvenes que han aprendido lo suficiente sobre el mundo para ver que sus futuros lucen de otra manera desoladores y carentes de inspiración (como los futuros de aquellos a quienes les predicó Marjoe Gortner).
Lo que parece ser más atrayente para los grupos religiosos militantes—sin importar la combinación de razones que un individuo pueda citar para unirse al grupo—es la forma en la cual la vida es simplificada. La bondad y la maldad son expuestas con asombroso relieve. La vida es transformada mediante la acción. El martirio—el supremo acto de heroísmo y devoción—proporciona el máximo escape a los dilemas de la vida; especialmente para los individuos que se sienten profundamente desarraigados y confundidos; humillados y desesperados. [Stern, 2003, pp. 5-6]
¿Adónde vamos a encontrar una súper-abundancia de tales hombres jóvenes en el futuro cercano? En muchos países; pero especialmente en China, donde la draconiana ley de un solo niño por familia que ha demorado la explosión demográfica tan dramáticamente (y convertido a China en una floreciente fuerza económica de magnitud desestabilizadora) ha tenido el efecto secundario de crear un desbalance masivo entre niños varones y hembras. Todo el mundo quería tener un varón (un meme obsoleto que había evolucionado para prosperar en un anterior ambiente económico); así que las hembras han sido abortadas (o asesinadas al nacer) en enormes cantidades; así que ahora no van a existir; en ninguna parte suficientes esposas.
¿Qué van a hacer todos esos hombres jóvenes? Tenemos unos pocos años para encontrar canales benignos hacia los cuales las energías empapadas de hormonas puedan ser dirigidas.
CAPÍTULO QUINTO
Paciencia y Política
El Congreso no aprobará ninguna ley relacionada con el establecimiento de una religión, o para prohibir su libre ejercicio; o para coartar la libertad de expresión, o de prensa, o el derecho de las personas a reunirse pacíficamente; y para reclamar al Gobierno la corrección de las injusticias.
—Primera Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos de América
Las tradiciones merecen ser respetadas sólo si son respetables—es decir, si respetan exactamente los derechos fundamentales de los hombres y mujeres.
—Amin Maalouf: En Nombre de la Identidad: Violencia y la Necesidad de Pertenecer
Alabemos a Alá por la Internet. Con la internet convirtiendo a la censura en irrelevante—alguien está destinado a decir lo que usted no diría—se convirtió en un lugar donde quienes asumen riesgos intelectuales, por fin pudieron exhalar un respiro de alivio.
—Irshad Manji: El Problema con el Islam 14
El precio de la Libertad es la vigilancia eterna.
—O lo dijo Thomas Jefferson (fecha desconocida) o Wendell Phillips (1852)
Existe algo llamado crecer demasiado rápido. Todos nosotros tenemos que atravesar la extraña transición entre la niñez y la adolescencia y entre esta última y la adultez; y algunas veces los grandes cambios llegan demasiado temprano, con lamentables resultados. Pero no podemos mantener por siempre la inocencia de nuestra niñez.
Es tiempo de que crezcamos. Estamos obligados a ayudarnos el uno al otro; y a ser pacientes. Démosle al crecimiento algo de tiempo; estimulémoslo, y éste llegará. Estamos obligados a tener fe en nuestra sociedad abierta [el Autor, como lo indicó en el Prefacio, se refiere aquí; exclusivamente, a los Estados Unidos de América] en conocimiento; en la continua presión para convertir al mundo en un mejor lugar para que la gente viva; y estamos obligados a reconocer que las personas necesitan ver que sus vidas tienen significado; y si nosotros no proporcionamos las avenidas benignas; o por lo menos no-malignas, siempre nos enfrentaremos a las religiones tóxicas.
En vez de tratar de destruir a las madrazas [escuelas religiosas musulmanas] que le cierran la mente a miles de niños musulmanes, debemos crear escuelas alternativas—para niños y niñas musulmanes 15—que sirvan mejor a sus reales y urgentes necesidades; y permitamos que estas escuelas compitan abiertamente con las madrazas por la clientela.
¿Y cómo podemos tener esperanzas de competir con la promesa de salvación y las glorias del martirio? Podríamos mentir, y hacer nuestras propias promesas que nunca podrán cumplirse; ni en esta vida, ni en ninguna otra parte, o podríamos tratar con algo más honesto: podríamos sugerirle que las afirmaciones de cualquier religión; deberían, por supuesto, be taken with a grain of salt.
[Acotación del Traductor: be taken with a grain of salt: literalmente significa: ingerida con un grano de sal: lo que quiere decir, recibir cualquier información, noticia, afirmación con una ligera actitud escéptica. Fuente: http://dictionary.reference.com/search?r=2&q=take%20with%20a%20grain%20of%20salt]Podríamos comenzar a cambiar el clima de opinión que mantiene que la religión está por encima de cualquier discusión; por encima de cualquier crítica; por encima de cualquier desafío.
La propaganda falsa, es propaganda falsa, y si comenzamos a hacer responsables a las organizaciones religiosas por sus afirmaciones—no llevándolas a juicio, sino señalando; a menudo, y con un tono de voz fáctico, que, por supuesto, sus afirmaciones son risibles por lo absurdas que son—quizás podríamos lentamente lograr que se evapore la cultura de la credulidad.
Nosotros nos hemos convertido en maestros de la tecnología de crear dudas a través de los medios de comunicación social (“¿Está usted seguro de que su aliento es fresco?” “¿Está usted consumiendo suficiente hierro?” “¿Qué ha hecho por usted últimamente su compañía de seguros?”), y ahora podemos pensar sobre aplicarla; gentil, pero firmemente, a tópicos que hasta ahora han permanecido fuera de los límites. Permitamos que florezcan las religiones honestas porque sus miembros están obteniendo lo que desean—como escogedores informados.
También podemos iniciar campañas para ajustar aspectos específicos del paisaje en el cual tiene lugar la competencia.
Un pozo sin fondo en el cual el paisaje me parece a mí como particularmente merecedor de ser pavimentado, es la tradición del “territorio sagrado”. Aquí está Yoel Lerner; un israelita y antiguo terrorista, citado por Stern:
“Existen seiscientos trece mandamientos en la Tora. El servicio al Templo abarca cerca de doscientos cuarenta de éstos. Durante casi dos milenios; desde la destrucción del Templo, el pueblo judío, contrario a sus deseos, ha sido incapaz de mantener el servicio al Templo. Ellos han sido incapaces de cumplir esos mandamientos. El Templo constituía una especie de línea telefónica [que nos comunicaba] con Dios”, Lerner resume: “Ese vínculo ha sido destruido. Nosotros queremos reconstruirlo.” [2003, p. 88] [Acotación del Traductor: La Tora, es el conjunto de Escrituras Sagradas de los hebreos; quines también la llaman “Las Leyes de Moisés”—y de los cristianos, que la llaman “El Pentateuco”—y está constituida por los cinco primeros libros del Viejo Testamento de la Biblia: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio]
Eso es un sin sentido; digamos.
Aquí está un caso imaginario: Suponga que resulta ser que la Isla de la Libertad (antiguamente la Isla de Bedloe, donde está situada la Estatua de la Libertad) fue alguna vez un cementerio de los Mohawks [una etnia de indios estadounidenses]—digamos que de la Tribu Matinecock de la cercana Long Island. Y suponga que los Mohawks salieran a reclamar que esa isla debería ser restaurada a una prístina pureza (ningún casino de juegos, pero tampoco ninguna Estatua de la Libertad, sólo un gran cementerio sagrado). Es un sin sentido. Y caiga la vergüenza sobre cualquier Mohawk que tenga la ¡insolencia! (chutzpah) de provocar a sus bravos compañeros sobre este asunto. Esto sería historia antigua—mucho menos antigua que la historia del Templo—y debería ser permitida desvanecerse grácilmente hacia el pasado.
Nosotros no le permitimos a las religiones declarar que su tradición sagrada requiere que las personas zurdas sean convertidas en esclavos; o que las personas que viven en Noruega deberían ser asesinadas. Similarmente, no podemos dejar que las religiones declaren que “los infieles” que han estado viviendo inocentemente en su territorio “sagrado” durante generaciones no tienen derecho de vivir allí.
Existe también; por supuesto, la hipocresía culpable en la política de deliberadamente construir nuevos asentamientos para crear precisamente a esos “inocentes habitantes” y ponerle fin sumariamente a los derechos de los anteriores habitantes de la tierra.
Esta es una práctica que se remonta a siglos. Los españoles que conquistaron a la mayoría del Hemisferio Occidental, tuvieron cuidado de construir sus iglesias cristianas sobre las destruidas fundaciones de los templos de los pueblos indígenas. Extremadamente fuera de toda razón.
Ninguno de los lados de esta disputa está libre de las críticas. Si nosotros simplemente pudiésemos devaluar a la totalidad de la tradición del territorio sagrado, podríamos atender las injusticias residuales con la cabeza más clara.
Quizás usted no está de acuerdo conmigo en esto. Perfecto. Discutámoslo calmada y abiertamente; sin apelar a lo sagrado, que no tiene lugar en esta discusión. Si nosotros continuásemos honrando los reclamos sobre territorio sagrado; sería debido a que, considerando todas las cosas, éste es el curso de acción que sería justo, fomentador de la vida, y un mejor camino hacia la paz que cualquier otro que podamos encontrar. Cualquier política que no pueda pasar ese examen, no merece respeto.
Tales discusiones abiertas son suscritas a favor de la seguridad de una sociedad libre; y para que ellas continúen en pie, estamos obligados a estar vigilantes en la protección contra la subversión, de las instituciones y principios de la democracia.
¿Recuerdan al marxismo?. Nosotros acostumbrábamos a participar en una especie de agria diversión burlándonos de las contradicciones de algunas de las ideas-mascotas de los marxistas. La revolución del proletariado era inevitable; creían los buenos marxistas; pero si era así, ¿porque estaban ellos tan ansiosos en reclutarnos a nosotros a favor de su causa? Si de todas maneras iba a ocurrir; ocurriría con, o sin nuestra ayuda.
Pero; por supuesto, la inevitabilidad en la que creían los marxistas depende del crecimiento del movimiento y de toda su acción política.
Existían marxistas que trabajaban muy duro para producir la revolución; y era reconfortante para ellos creer que su éxito estaba garantizado a largo plazo. Y algunos de ellos; los únicos que eran realmente peligrosos, creían tan firmemente en la rectitud de su causa que creían que estaba permitido mentir y engañar para promoverla. Ellos hasta le enseñaban esto a sus hijos, desde la infancia.
Estos son los “bebés de pañales rojos”; los niños de los miembros de línea dura del Partido Comunista de los Estados Unidos de América, y algunos de ellos todavía pueden ser hallados infectando la atmósfera de la acción política en los círculos de izquierda, hasta la extrema frustración e irritación de los socialistas honestos y otros a la izquierda.
Hoy tenemos un fenómeno similar fermentándose en la derecha religiosa: la inevitabilidad de los End Days, [el fin del mundo]; o del Rapture [el éxtasis de encontrarse con Cristo a mitad de camino en el aire durante su regreso a la Tierra], o la venida de Armageddon [El lugar donde la batalla final será peleada entre las fuerzas del bien y del mal (probablemente llamada así en referencia al campo de batalla de Armagedón citado en la Biblia, Libro del Apocalipsis 16:16]; que separará a los benditos de los condenados en el Día del Juicio Final.
Los cultos y profetas que proclaman el inminente fin del mundo han estado con nosotros durante milenios, y ha sido otra especie de agria diversión, ridiculizarlos al siguiente día, cuando ellos descubren que sus cálculos estaban un poquito errados.
Pero al igual que con los marxistas, existen algunos entre ellos que están trabajando duro para “apresurar lo inevitable”; no meramente anticipando el Fin de los Días con alegría en sus corazones, sino participando en acciones políticas para producir las condiciones que ellos piensan que son los prerrequisitos para esa ocasión.
Y estas personas no son cómicas en lo absoluto. Son peligrosas; por las mismas razones que son peligrosos los bebés de pañales rojos: ellos colocan la lealtad a su credo por encima de sus compromisos con la democracia, la paz, la justicia (terrenal)—y con la verdad. If push comes to shove, algunos de ellos están preparados para mentir y hasta para matar; y hacer lo que se requiera para hacerle llegar; lo que ellos consideran justicia celestial, a aquellos que ellos consideran pecadores.
[Acotación del Traductor: If push comes to shove: (literalmente: si empujar viene a echar pala) es una expresión idiomática que significa: “si el asunto es finalmente enfrentado”; “si nos vemos obligados en una situación crucial” Fuente: http://dictionary.reference.com/browse/if%20push%20comes%20to%20shove ]¿Son ellos marginales sociales fanáticos? Ellos ciertamente están peligrosamente fuera de contacto con la realidad, pero es difícil saber cuantos son. 16 ¿Están creciendo en número? Aparentemente. ¿Están ellos intentando ganar posiciones de poder e influencia en los gobiernos del mundo? Aparentemente. ¿Deberíamos saberlo todo sobre este fenómeno? Ciertamente deberíamos.
Cientos de sitios de internet dicen estar manejando este fenómeno; pero yo no estoy en ninguna posición para apoyar a ninguno de ellos como precisos, así que no haré una lista de ninguno. Esto en sí mismo es preocupante, y constituye una excelente razón para llevar a cabo una investigación objetiva de todo el movimiento del Día Final; y particularmente, la posible presencia de adherentes fanáticos en posiciones de poder en el gobierno y en las fuerzas armadas.
¿Qué podemos hacer nosotros sobre esto? Yo sugiero que los líderes políticos que están en la mejor posición para exigir una explicación pública de esta preocupante tendencia son aquellos cuyas credenciales puedan difícilmente ser impugnadas por aquellos que están temerosos de los ateos o brights: los once senadores y congresistas que son miembros de “Family” (o de la “Fellowship Fundation”), una organización secreta cristiana que ha sido influyente en Washington, D. C., durante décadas:
Los Senadores: Charles Grassley (R., Iowa); Pete Domenici (R., N. Mex.); John Ensign (R., Nev.); James Inhofe (R., Okla.); Bill Nelson (D. Fla.); Conrad Burns (R., Mont.); y los Representantes [“diputados”]: Jim DeMint (R., S.C.); Frank Wolf (R., Va.); Joseph Pitts (R., Pa.); Zach Wamp (R. Tenn.); y Bart Stupak (D. Mich.).17 ( )
[Acotación del Traductor: En los paréntesis del párrafo anterior, el Autor indica primero con una letra (R =Partido Republicano, y D = Partido Demócrata), el partido que postuló en las elecciones al respectivo Senador o Representante; seguido de una abreviatura que indica en cual estado de los Estados Unidos de América fue electo el respectivo congresista: (Iowa; Nuevo México; Nevada; Oklahoma; Florida; Montana; Carolina del Sur; Virginia; Pennsylvania; Tennessee; y Michigan, respectivamente]Al igual que los líderes musulmanes no-fanáticos del mundo islámico con quienes cuenta el mundo para limpiar al Islam de sus excesos, estos cristianos no-fanáticos tienen la influencia, el conocimiento, y la responsabilidad de ayudar a la nación a protegerse a sí misma de aquellos que traicionarían a nuestra democracia en el proceso de trabajar en su agendas religiosas.
Debido a que nosotros ciertamente no queremos revivir al McCarthysmo en el siglo veintiuno, debemos acercarnos a esta tarea con la máxima responsabilidad e información pública; dentro de un espíritu bi-partidario [el Autor se refiere a los dos más importantes partidos políticos estadounidenses: el Republicano y el Demócrata]; bajo toda la luz de la atención pública.
Esto requerirá; por supuesto, que rompamos el tradicional tabú en contra de indagar tan abierta e investigadoramente, sobre las afiliaciones y las convicciones religiosas.
Así que, al final mis recomendaciones para una política central es que nosotros; gentilmente, eduquemos firmemente a los pueblos del mundo, para que puedan tomar decisiones informadas sobre sus vidas. 18 La ignorancia no es nada de que avergonzarse; imponer la ignorancia es algo vergonzoso. La mayoría de las personas no tiene la culpa de su propia ignorancia, pero si ellos la transfieren deliberadamente, debemos culparlos. Uno podría pensar que esto es demasiado obvio por lo que difícilmente necesita ser propuesto; pero en muchos lugares existe una resistencia substancial a esto.
Las personas tienen miedo de ser más ignorantes que sus hijos—especialmente; aparentemente, que sus hijas. Vamos a tener que persuadirlos que existen muy pocas satisfacciones más honorables y llenas de alegría que el ser instruido por nuestros propios hijos. Será fascinante ver cuáles instituciones y proyectos diseñarán nuestros hijos, construyendo sobre las fundaciones que las anteriores generaciones han construido y preservado para ellos, para conducirnos a todos nosotros con seguridad hacia el futuro.
Daniel C. Dennet
Daniel Clement Dennett; nació en 1942 en Boston, Massachusetts, es un prominente Filósofo estadounidense. Comenzó su formación universitaria en la Academia Phillips Exeter, obtuvo su Licenciatura en Filosofía en la Universidad de Harvard y su Doctorado en Filosofía en la Universidad de Oxford. En la actualidad es el Profesor de Filosofía de la Cátedra Austin B. Fletcher y Co-Director del Centro de Estudios Cognoscitivos de la Universidad de Tufts, de Boston, Massachusetts. Dennett es un Laureado Humanista de la Academia Internacional de Humanismo; y autor de los siguientes otros libros: Content and Conciousness (Contenido y Conciencia) Brainstorms (Tormentas Cerebrales); The Mind’s I (El Yo de la Mente)—junto con Douglas Hofstadter—Elbow Room (Espacio para Respirar); The Intentional Stance (La Postura Intencional); Consciousness Explained (La Conciencia Explicada); Darwin’s Dangerous Idea (La Peligrosa Idea de Darwin) Kinds of Mind (Tipos de Mente); Brainchildren (Niños Cerebrales); Freedom Evolves (La Libertad Evoluciona) y Sweet Dreams (Dulces Sueños). Vive actualmente en North Andover, Massachusetts.
Este libro fue publicado en 2006 por Viking Penguin, miembro del Grupo Penguin, Inc, U.S.A. 375 Hudson Street, Nueva York 10014, Estados Unidos de América y simultáneamente en Toronto, Canadá; Londres, Inglaterra; Dublín, Irlanda; Camberwell, Australia; Nueva Deli, India; Albany, Nueva Zelanda; y Johannesburgo, Sudáfrica.