Opinión Nacional

El miedo a la libertad

En su libro “El miedo a la libertad” Erich Fromm analiza los aspectos sicológicos vinculados con el nazismo. Cuáles fueron las condiciones que llevaron al pueblo alemán a aceptar y seguir semejante ideología. El autor está consciente de la influencia de muchos factores, pero se concentra en el estudio de los sicológicos. “el fascismo es un problema económico y político, pero su aceptación ha de ser entendida sobre una base sicológica”.

Antes de analizar concretamente las condiciones imperantes en la Alemania de fines de los años 20, el autor presenta en forma general las características que conducen al autoritarismo y al sometimiento. ¿Qué lleva a la gente a renunciar conscientemente a su libertad y seguir ardientemente a un líder? Fromm nos habla de los condicionamientos de la libertad, de las diferentes trampas que nos juega el razonamiento haciéndonos creer que seguimos autónomamente nuestro propio criterio, cuando en realidad nos estamos plegando a la autoridad y a la ideología dominante.

Para ello se requieren ciertas condiciones socio económicas que forman el caldo de cultivo adecuado para que germine el autoritarismo y todo un colectivo someta su criterio a los designios de un líder convirtiéndose en una masa informe. Todas esas condiciones estaban presentes en la Alemania de aquellos días.

El fracaso experimentado por el país iba mucho más allá del tratado de Versalles. Las derrotas sufridas por Alemania habían creado un gran vacío: fin de la monarquía, ausencia de liderazgo, desconfianza hacia cualquier forma de organización política, depauperación económica, aislamiento y humillación nacional. Todo esto conducía hacia sentimientos de frustración y desconfianza, especialmente concentrados en las clases medias y bajas. Hay que resaltar entre estas condiciones el derrumbe del pasado. La caída del Kaiser había dejado a la juventud sin referencias. Ningún orden o autoridad tenía sentido, la situación económica imperante arrojaba a los jóvenes al mercado de trabajo a temprana edad, quebrando inclusive las relaciones familiares.

En estas circunstancias un movimiento liderado por un miembro de la baja clase media como Hitler, que reivindicara los valores de los desposeídos, era como una chispa en la paja seca en que se había convertido el país. Con Hitler los sectores medios y bajos se sintieron incluidos. Por primera vez alguien los elevaba a un protagonismo, aunque sólo fuera aparente. Oponerse al nazismo era oponerse a Alemania y el que lo hiciera se excluía automáticamente de la corriente dominante. Aun los que no estaban emocionados con el movimiento, los ni ni de aquellos tiempos, sentían que oponerse abiertamente al nazismo era traicionar a la patria. Por eso es que los ataques al nazismo, tanto desde adentro como desde afuera, no servían sino para reforzar el liderazgo del fuhrer.

La ideología exigía una obediencia ciega al líder, el cual siempre proponía el mejor camino a seguir, era un ser ungido por Dios para visualizar ante todo evento la ruta que convenía a la patria. Todo lo demás podía ser cuestionado, salvo las brillantes directrices del guía. Al mismo tiempo, el autoritarismo del fuhrer se acentuaba progresivamente haciéndose más fanático y autosuficiente, hasta embarcar a todo un país en la locura que desembocó en un movimiento que se ha convertido en paradigma histórico del genocidio y el racismo.

En estos días convulsos que vive Venezuela es recomendable leer a Erich Fromm y asimilar sus reflexiones sobre peligros que acechan a cualquier país. Entender que el miedo a la libertad no es exclusivo de la Alemania nazi, es una epidemia que puede enfermar a cualquiera.

Fundado hace 28 años, Analitica.com es el primer medio digital creado en Venezuela. Tu aporte voluntario es fundamental para que continuemos creciendo e informando. ¡Contamos contigo!
Contribuir

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Te puede interesar
Cerrar
Botón volver arriba