Prevención y producción
“No quiero
que el labriego trabaje sin agua,
que el marino trabaje sin brújula,
que en la fábrica no haya azucenas,
que en la mina no vean la aurora,
que en la escuela no ría el maestro.”
Angela Figuera Aymerich.
LA PREVENCION ES UN CONCEPTO CADA VEZ MAS AMPLIO</b<
La producción y la prevención han sido, durante años, dos conceptos que han colisionado dentro de la empresa. La controversia entre prevención de los riesgos laborales y producción se ha superado, y hoy la idea de prevención -que va mucho más allá de los viejos seguros sociales- empieza a presidir cualquier actividad.
La Ley de Prevención de Riesgos Laborales supone un avance en cuanto a la integración y actualización de la normativa en materia de la seguridad y la salud de los trabajadores e introduce una filosofía preventiva en el tratamiento de los riesgos laborales, constituyéndose en un instrumento normativo para la mejora de las condiciones de trabajo.
Una eficiente política preventiva debe compaginar la prevención y la producción. De esta forma, se superan situaciones de rivalidad o antagonismo entre ambos conceptos, que hasta hace poco eran habituales.
La idea de prevención debe presidir todas las actividades. La falta de seguridad del ser humano, en sus distintas situaciones y condicionado por los diversos agentes y factores, exige que un espíritu prevencionista impregne toda la legislación. Pero exige también que cualquier trabajo, instalación o servicio concebido para el hombre, se realice en la repercusión que todo ello tiene.
Hubo un tiempo que la prevención era necesaria en las empresas no ya sólo para progresar, sino para subsistir. Hoy, un Estado moderno y democrático también necesita llevar a cabo políticas de prevención. El sentido de la anticipación es fundamental para que un país pueda crecer y desarrollarse.
Pero, si a esto añadimos que en nuestro país vienen registrándose , en la última década, altas tasas de siniestralidad laboral, cada vez más ligadas a la precariedad en el empleo de jóvenes y colectivos de trabajadores sin la formación adecuada y que el predominio de las pequeñas y medianas empresas dificulta enormemente el control en el cumplimiento de la normativa laboral, las variables relacionadas con la prevención de los riesgos laborales se sitúan no sólo en el ámbito de la actuación que tienen las técnicas preventivas, sino en el campo de las relaciones laborales en sentido amplio.
Todo ello supone que la Ley de Prevención de Riesgos Laborales tendrá que convivir con los efectos que ya ha producido la “reforma laboral” en cuanto a su aplicación, con especial repercusión en la pequeña y mediana empresa, el acceso de los jóvenes al trabajo, la flexibilización de las condiciones de trabajo y los cambios estructurales y organizativos del sistema productivo.
La prevención es un concepto cada día más amplio. Por eso, la prevención ha penetrado en todas las políticas de salud, rebasando el campo de los riesgos profesionales, para complementar acciones que incluso extenderán su influencia a la política de empleo.
A su vez, las nuevas técnicas preventivas capacitan al trabajador para desempeñar nuevos puestos de trabajo, que cada día tienen un mayor peso y significación, a medida que la sociedad desarrolla nuevas tecnologías.
Los instrumentos de diálogo social y de participación adquieren una mayor relevancia por ser el soporte imprescindible para la integración de la política preventiva con el resto de las políticas de la empresa y de los sectores de producción. Y como dijo el poeta: “El camino es corto o largo / y seguro o inseguro / según el modo de andarlo”.
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