Entonces, ¿quién es el terrorista?
Señor Presidente, tú que bailas mientras el pueblo sufre por tu culpa, ¿te podemos hacer algunas preguntas? ¿Nos concedes ese privilegio? Ya que al parecer, eres el único que sabes interpretar la Constitución, por supuesto, sin obviar a tu Tribunal Supremo de Justicia (TSJ). Ahora, cuando la duda nos desconcierta, queremos reparar nuestras dubitaciones, quizá a la manera cartesiana, porque al parecer, los sentidos nos engañan. Por ello, para acabar con nuestra “ignorancia”, atrevidamente preguntamos: ¿Qué diccionarios y tratados usas para calificar a alguien de terrorista y fascista? ¿Será terrorista el que sale a la calle a manifestar de manera pacífica o, el mentado “colectivo” que armado ataca y agrede a las protestas opositoras? Dicen: “Que el que mal comienza, mal acaba.” Sin cumplir con la Constitución entraste al poder y sigues en él, sin acatarla. ¡Qué pena! ¿Por qué más del 80% de venezolanos rechazan tu gestión? ¿Por qué, casi la totalidad de las naciones e instituciones internacionales y la Fiscal General de la República se pronuncian, piden democracia y dicen que rompiste con el hilo constitucional? ¡Perdón! Es que el socialismo científico, la permanente transición y las cuatro antiguallas (pensamiento, costumbre, hábitos y tradiciones), como lo dicen nuestros camaradas chinos y cubanos, arruinan nuestro entendimiento. Pues, todo esto, por comparación, pareciera que nos acercan a la “divinidad” de un rey.
Pero, ante estas dudas, seguimos indagando: ¿Será, que para ocultar tus excesos, acusas de terroristas al que te exige el cumplimiento de la Constitución? ¿Qué podemos pensar y esperar de quien usa la confianza del Comandante Eterno y la del pueblo, para luego traicionarlos, además de sumir a la gente en la escasez, inflación, pobreza, represión y muerte? ¿Cómo llamar a quien desoye y dispara contra las protestas de una población torturada por el hambre y las limitaciones? De tal manera, ¿en qué se convierte el gobernante, que en pleno ejercicio del poder, da muerte a la Carta Magna, para arruinar los preceptos democráticos? A quien desconoce la separación y el equilibrio de Poderes Públicos, anula las competencias de la Asamblea Nacional (AN), no cumple con los acuerdos del diálogo, aniquila la libertad, neutraliza el progreso y el desarrollo, ¿lo podemos llamar gobernante democrático o qué? ¿Por qué a quienes piden elecciones, como la expresión más alta de la política, los reprimes? ¿Qué nombre le damos al gobernante que se rehúsa a cumplir con las leyes electorales, impide elecciones e interpreta a su modo los preceptos constitucionales, arrebata al pueblo el poder originario y la primacía de la convocatoria que dicta el Artículo 347 de la Constitución, y en temeraria fanfarronería, llama a una constituyente para hacerse a una constitución a su medida? ¿Qué apelativo se utiliza contra quien usa a la más primitiva y abusiva legitimación ideológica de la violencia del Estado para masacrar y disparar mortalmente contra las protestas y luego, de manera aviesa, arroja sus crímenes contra la oposición? A quien forma bandas armadas, las paga con dinero del Estado para atacar manifestaciones oponentes o las hace aparecer como grupos delincuenciales de la oposición para asaltar autobuses, destruir supermercados y empresas, ¿cómo lo llamamos? ¿Acaso la sabiduría, desde antes de Cristo y de la presente era, no nos asevera que todo decreto ilegal o hecho abusivo, lleva a la desobediencia y al caos? ¿Acaso no nos dice que lo remedial, siempre está en la sabia naturaleza humana, porque para cultivar el bien, los pueblos apelan al orden y la justicia?
Sabemos que a quien defiende los DDHH, la vigencia de la Constitución del 99 y protesta, lo persigues. Acaso, ¿ese no es el deber a que nos impele el Artículo 333? Señor presidente, el espíritu de la Constitución, que está bajo tu linchamiento, aún nos invoca y dice: “Esta Constitución no perderá su vigencia si deja de observarse por acto de fuerza o porque fuere derogada por cualquier otro destino prevista en ella.” Y más adelante, esta Ley Mayor, nos arenga y asevera, al igual que tu padre político: “En tal eventualidad, todo ciudadano investido o ciudadana investida o no de autoridad, tendrá el deber de colaborar en el restablecimiento de su efectiva vigencia.” Entonces, ¿Por qué y para qué altera la verdad política y rompe con las buenas costumbres? ¿Por qué al que se ciñe a los preceptos constitucionales lo difamas? ¿Con qué objeto destruyes instalaciones públicas y privadas para acusarlo y juzgarlo como terrorista a través de tribunales militares? ¿Qué tratamiento le damos a quien usa el poder y la vocería oficial para amenazar, difamar, despotricar y sembrar odio contra sus oponentes? El que actúa así, ¿será que ignora que el peor castigo para un gobernante es cuando la verdad histórica lo juzga por lesa humanidad? ¡Y pensar, que no hay nada en el mundo, que absuelva a tiranos! En consecuencia, esto quiere decir, que los líderes políticos, sindicalistas, estudiantiles y a todos los que arrojaste a la cárcel, y que no les das estatus de presos políticos, son inocentes. Entonces, ¿quién es el terrorista?