La investigación y el método
Durante mucho tiempo, casi tanto como el que ha transcurrido desde la aparición del término ciencia, hemos relacionado a ésta con el método y en oportunidades hemos sustituido a ambos por el otro en forma ambivalente. Muchos justifican el cambio y cuando profundizamos en nuestra búsqueda, conseguimos que tal realidad es admitida sin ningún tipo de contradicción o parpadeo. Bajo esta confusión, hemos creído que lo científico es lo homogéneo, la única verdad, el único punto de vista, lo incontrastable, lo indiscutible y lo indiscutido.
Lo anteriormente citado ha influido notablemente en la percepción contemporánea de la Ciencia. Aunque hoy, justo es reconocerlo, estamos cerca de su redención.
Mucho tiene que ver en la nueva lectura la postmodernidad de Foulcault y Vattimo. La visión de la física de Hawking, la psicología del aprendizaje de Piaget y los saberes necesarios de Morin. El método científico, el que así denominamos, nos enseñó un modo seguro de hacer ciencia.Similar a la seguridad del barco que hace una navegación de cabotaje, bordeando la orilla. Parecido a la seguridad del infante que da sus primeros pasos asido de la baranda de su corral con la certeza de que no va a caer, viendo desde allí de lado al objeto que mira pero le da miedo tocar, porque el intentarlo supone finalmente la posibilidad de caer al no sentirse firme en el desplazamiento o en la aproximación que realiza.
Investigar es admitir de entrada que podemos no tener la razón. Que incluso las señales que leemos de un diagnóstico, pueden corresponder a otra gramática de contenidos muy diferente a la que aplicamos.Investigar es admitir que el riguroso método, en un momento determinado, puede bloquearnos la vista y no dejarnos observar mas allá de las gríngolas de la razón. Vale decir, nada tenemos que aprender mas allá de lo que queremos aprender con la forma que queremos aprenderlo.
El método es una forma, pero no es el fondo de una investigación. La forma puede ser o no compatible con el hecho investigado. No necesariamente, una hipótesis deba formularse en forma incontrastable, en virtud a que la realidad que pretende concebir cambia, se transforma. Toda la investigación así hecha es sólo una fotografía en el tiempo.Solo nos ofrece un juicio de valor circunstancial
Platón por supuesto se sonríe. Puso en boca de Sócrates aquello de la preexistencia del mundo de las ideas, el verdadero dogma platónico, y nos ha hecho ver a lo largo de miles de años solo lo que el podía ver, la previsualización predicha bajo la forma que se veía. Aristóteles de esa enseñanza maestra genera el silogismo, la falacia y la contradicción, la lógica y la política. La ética y la moral. Muchos creyeron que levantaba otra escuela. Otro pensamiento. Platón sonreía: siguen montados en la nube de la idea que gobierna que yo inventé. Sin demostraciones, sin experimentos, con teoría pura y aséptica, el medioevo trabajó la pureza de las ideas en medio de la suciedad de la ciudad. Y así hasta la modernidad. Cuando nos dimos cuenta que nada tiene que ver la belleza con los olores nauseabundos y optamos por una nueva ambientación de la ciudad y del ser humano.
Tuvo que llegar Pasteur para evidenciar lo que Leeuwenhoek había visto doscientos años antes pero que la verdad de su pensamiento no le permitía observar: la generación espontánea era tan aparente como el movimiento del sol y todo ser vivo procedía de un ser vivo anterior, sentando las bases de la Bacteriología moderna al fundamentar la Teoría Germinal. Con Pasteur llegaría la esterilización de los materiales quirúrgicos antes de operar.
Pero tambien con él, el mito de que solo a través del método científico se hacía ciencia .Allí de nuevo, aparecía la hipótesis formulada como la gran idea preexistente, que ordenaba el valor de verdad de las etapas posteriores, en tanto que se afirmaba o negaba la hipótesis inicial. Platón seguía sonriendo.
Simultáneamente, las ciencias sociales, hijas del método, aparecían bajo la huella del dogma platónico de investigación convertido en orden de investigación. Así nació el Positivismo en las ciencias sociales. Las experiencias confirman o niegan la hipótesis. Todo dentro o todo fuera. Lógica Aristotélica. Lógica de Quine. Lógica de Boole. Y Platón sigue sonriendo ¡Como inventan juegos los muchachos con la visión que tuve! Ahora, cuando quiero inventar otro juego, otro relato, otra historia, no, no puedo, tengo que acostarlos a dormir con la vieja historia del gobierno de la idea prevalente!
La indagación sin prejuicios y complejos limitantes en su ortodoxia nos invita a reflexionar, a intentar una aproximación fenomenológica sin censura previa que nos permita una mejor calidad de observación para generar una mejor calidad de idea, transformable, renovable, cambiante, acorde con los cambios que pretende evaluar. Por ello, mas allá del método, se requiere una indagación alternativa que pueda circunscribirlo, comprenderlo y sin negarlo, poder acceder a una valoración de la incertidumbre tambien como experiencia científica aún sin hipótesis, porque más allá del que es, nuestra contemporaneidad esta interesada en el como funciona.
No debe imponerse una sola forma de investigar, un solo modelo.El modelo único de investigación solo nos permite hacer investigación de orilla, dar el paso que anteriormente hemos dado, validar sobre lo ya conocido, negarse a la apertura y a la transformación, terrenos en donde se encuentra el conocimiento que buscamos.
La nueva investigación debe integrar todos los métodos, ampliar sus herramientas como ha ocurrido con el desarrollo de la matemática, la física y las ciencias naturales.
Las ciencias sociales deben superar los dogmas y las verdades únicas. Y no asumir a las hipótesis y teorías como leyes incontrastables e inmodificables, que se eternizan en el tiempo para encadenar el pensamiento de los hombres.
El conocimiento es un estado de consciencia. Es una visión comprensiva enmarcada en el hoy de la realidad. Pero la realidad es compleja.Cambia.Se presenta en regímenes ordenados y desordenados a la vez.Es relativa al punto de vista desde el cual se mire.
Y si pensamos en los grandes sabios y en su meritorio legado como lección, recordemos que lejos de aspirar a la inmortalidad glorificante del bronce inamovible, estaban más interesados en aprender de la mortalidad que compartían con sus congéneres