Educación en riesgo
Estamos ante una situación terrible. Las autoridades que conducen las políticas educacionales del país están tratando de agredir las libertades de la población venezolana. Todo esto a pesar de la derrota infringida el 2 de diciembre y las prescripciones de la Constitución que impiden que un tema derrotado por un plebiscito sea modificado dentro del período presidencial en curso.
Pareciera que, por una parte, traten de pontificar alrededor del supuesto negado de que es la primera oportunidad en la que las autoridades han preparado un programa de educación. La verdadera novedad es que el presente programa, llamado currículo, no es un programa mínimo, como era en el pasado, sino que trata de imponer un pensamiento único del cual no se puede separar ningún profesor ni ningún colegio.
Por otra parte, los supuestos de las actuales autoridades ignoran las diferencias de preparación que hace falta suministrar a un educando de la ciudad o del campo y de la diversidad de aptitudes que tienen los infantes y los jóvenes de las distintas regiones del país.
Ya, en el pasado reciente, quienes conducen las políticas educativas, han tratado de estrangular la educación privada. Pareciera que se olvidan que la educación privada es y ha sido tradicionalmente mucho más eficiente y con costos mucho menores que la educación pública venezolana. Esto, creemos que sucede en todos o en casi todos los países del mundo.
Durante los dos últimos períodos escolares, los colegios privados han tenido que soportar dos enfermedades absolutamente devastadoras. La primera ha limitado si no congelado los incrementos de las matrículas que deben cancelar los padres por la educación de sus hijos. La segunda obliga a los establecimientos escolares a aumentar los sueldos de los profesores en las oportunidades en que el gobierno lo prescribe. Todo esto dentro de un marco de inflación que nos coloca en el primer lugar de América y en la tabla de notables en el mundo. Pobre honor.
La Constitución de 1999, en su primer artículo, proclama que Venezuela es una nación irrevocablemente libre e independiente y fundamenta su patrimonio moral y sus valores de libertad, igualdad, justicia y paz internacional en los principios de Simón Bolívar el Libertador.
Sin lugar a dudas que el llamado currículo educacional dictado por el Ministerio de Educación, agrede todos estos planteamientos de la Constitución, amén de que falsea la historia y conduce a la nación a una situación militarista absolutamente indeseable.
No podemos terminar estas líneas sin comentar el lamentable evento sucedido en la Oficina de Planeamiento del Sector Universitario donde se aprobó, no sabemos con qué desconocidas armas, la abolición de los exámenes de admisión en el sistema universitario venezolano. Afortunadamente, las autoridades de las principales universidades han decidido desconocer esta aberración que atenta medularmente contra la calidad del venezolano.
