Betancourt, un tema muchos temas
Que Nerón fue un perverso de siete suelas reiteraban los libros. No conforme con las imponderables, impúdicas, perversas relaciones con su madre, con su familia, sus amantes, no tuvo escrúpulo alguno para el ejercicio del poder. Sexo, asesinatos, matricidio, fratricidios, y mucho más, hasta terminar tocando la lira mientras Roma ardía, también según dijeron, era su voluntad. La literatura, la plástica, en menor grado la música, que yo sepa, dan testimonio de su cruel beldad, o, de sus inmensos problemas de conducta y los historiadores, nunca fueron de otro modo, distinguen en él varias etapas, que suelen reducir a dos, la buena y la mala. La primera y la última, en este caso, dado que el tío murió muy joven. Con otros de distinta calaña y cualidades, las cuestiones no son menos ambiguas. De Cristo sabemos por los Testamentos, los Cuatro, (Marcos, Lucas, Juan, Mateo) que nuestro Señor era humano pero, a la par, Perfecto, cuya perfección provenía de ser hijo de Dios, Dios él Mismo, hasta que aparecieron otros, y entonces, Judas el malo, no resulta tan malo y Cristo más que redentor, era político enfrentado al imperio. Y podríamos seguir. Churchill y hasta el propio MacArthur qué buenos son por sus grandes méritos anticomunistas, porque qué malos fueron los comunistas, Stalin como su más alta expresión de esa era. El general Patton mejor que Rommel porque, sencillamente, los aliados ganaron la guerra, por cierto gracias a la URSS, fundamentalmente. La “historia” sería larga. Pero, bien se resume de este modo, la verdad de la historia es la verdad del poder y la verdad reclama desentrañar el poder para poder hallarla. Y, por ejemplo, en esa revisión pareciera ser peor Séneca que Nerón. Patton nunca enfrentó a Rommel, sino quien realmente tuvo como propósito aniquilarlo, y lo logró, fue el propio A. Hitler.
Pues bien, la historia de Rómulo Betancourt Bello (en delante RBB) es la historia de los vencedores, de los hombres éxito. Y estos dos sustantivos, medidos al modo de la sociología, la psico-sociología, el mercado, la cultura y ciencias norteamericanas que, además del triunfo, los medios para alcanzarlos pueden gozar de todas las libertades, porque toda meta alcanzada borra los cadáveres que pudieran quedar en la cuesta. Pero aquí empiezan los problemas. Conocí a RBB en Cuicas, mi pueblo. Me lo presentó mi papa, tal como está escrito, cuando aquel estuvo de visita para rendirle homenaje a Espinoza, un dirigente adeco allí nacido y que con Ruiz Pineda, Carnevalli se contaban entre los muy poquitos mártires asesinados por la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Y tal fue el éxito alcanzado por estos mártires que se invocaban como el símbolo del sufrimiento por la libertad, la justicia, la democracia, claro, y tanto fue ese empeño que, no se exactamente si Domingo Alberto Rangel, creo, puso en entredicho esta manía de jurungar muertos que con tal destreza empleaban sus beneficiarios tras el propio reconocimiento de sus sufrimientos y el clamor de justicia.
Fue un encuentro francamente afectivo. El señor RBB y yo nos abrazamos. Pude saber que entre su camisa y su cuero había una barrera algo menos que flexible. Era su chaleco antibalas. Fue la única vez que estuve tan cerca de él. A su ida, cuando disfrutaba la magia que provoca estar cerca de los dioses, cosa que supe más tarde fue lo que allí pasó, mi papa me advirtió: cuídese de ese hombre, es puchungo. Yo era aún muchacho en esa era. Sorprendido quedé. No pude deslindar sino hasta años después qué diablos podría ser la palabra puchungo y a partir de ella reconocer a RBB. Como no me era posible y aún no se exactamente qué es puchungo, decidí seguir la vida de aquel ser puchungo y no tanto por él sino por descifrar la palabra puchungo, que se me convirtió en un problema como a un filósofo puede atormentar el Ente, la Nada, el Ser.
Empecé por lo que me quedaba mas cerca. El hombre era el comandante en Jefe del Pacto de Punto Fijo. El hombre era el jefe, también supremo de AD, y acababa de darle un golpe mortal a los dirigentes de la resistencia, entre ellos, Sáez Mérida, no se si hoy muerto, pero con quien siempre mantuve crítica distancia. Sus juicios de valor me resultaban casi siempre ausentes de valor. Pero ese es otra historia. Sólo que lo traigo a cuento por ser un testimonio. Seguí para el atrás cercano. Su exilio y sus amigos, Pepe Figueres, Muñoz Marín, entre los más conspicuos, nunca representaron una tendencia intelectual que pudiese ser recordada por su originalidad, como lo fueron Marinello, Mariátegui, a cuyo pensamiento pudo tener acceso, y su actitud política estaba muy marcada por la adhesión al pensamiento conservador, profundamente anticomunista. En esas relaciones me pareció que RBB trababa de reafirmar su distanciamiento del comunismo, al cual en sus años de Costa Rica, estuvo tan ligado, formó parte de él. Girando sin rigor cronológico alguno, fui hasta su conducta ante el gobierno de Medina. Conjuntamente con unos muchachos, mucho mas jóvenes que él, Pérez Jiménez, a la cabeza, había nacido el 1914, RBB en el en el 08, se alzaron con éxito.
Aquí aparece la primera de sus grandes trampas. De sus grandes maniobras tras la construcción de un mito, su mito. El fue el artífice, no solo del golpe, sino de haber hecho todos los esfuerzos por convertir aquel acto, francamente vil, en una revolución, la del 18 de Octubre, con argucias de igual calaña que las empleadas años después HRCHF con su golpe del 92. Su modelo revolucionario tuvo entre sus victimas, sus odios, a Arturo Uslar Pietri, pero también a Carlos Raúl Villanueva. Y demos un salto, el golpe contra Simón Sáez Mérida nada tuvo que envidiar a aquel, pues en ambos casos, se trató de la reafirmación de la voluntad del líder. Con la misma saña con la cual se ofendió, vilipendio a Uslar, en aquel momento, 45 al 48, lo hará también con Fernández Morán, del 58 en adelante, a quien mediante algunos de sus amigos, Mariano Picón entre ellos, bautizaron al sabio como el brujo de pipe, no exactamente por su capacidad inventiva, sino para descalificarlo, lo que se perpetuará mucho más allá de la muerte de RBB. En los tiempos inmediatamente siguientes, asaltó al congreso de la república, y por su decisión defenestró la inmunidad parlamentaria de los comunistas y miritas, éstos, la primera fractura y tal vez única de carácter ideológico que tuvo AD. Eran actos para probar su condición de converso. Demostrar que era de los anticomunistas, el más. Y siguió. Se inventó la doctrina Betancourt en el mundo diplomático, mediante la cual sencillamente daba justificación a la política norteamericana y de manera especial, el bloqueo a Cuba, cuyos desastrosos resultados están a los ojos de cualquier ser honesto. Con esa especie de ontos de violencia combatió a las guerrillas, y su slogan, se perpetuará como evidencia de su moral política, “disparar primero, averiguar después”. Y para otros ejemplos, si bien detestable fue al máximo la invasioncita cubana por Machurucuto, abominable fue el asesinato de los jóvenes cubanos, ninguno muerto en combate.
Hasta aquí pudiera pensarse en que posiblemente sea bueno revisar cuanto he dicho, pero también cuanto otros dicen. Pero quiero mirar otros detalles, en donde se evidencia no exactamente su talento democrático, sino su inmisericorde personalismo, autoritarismo y narcisismo, incluso. Las persecuciones contra Paz Galárraga, no se si vive y contra el Viejo Prieto, buen maestro y mejor poeta. Y si ciertamente no quiso la reelección, no fue por su desamor al poder, exactamente, sino porque las condiciones internas de su partido se lo impedían, impedimento que ponía en riesgo sus posibilidades de triunfo y no hay mayor miedo para un caudillo que la derrota. Para dar un rápido ejemplo, Leoni llega al poder contra su tenaz volunta de impedirlo. Pero hay más expresiones de mayor evidencia para estudiarlo. Nunca fue un escritor de excepcional talento. Y su oratoria, aparte de su desagradable timbre, tampoco constituye piezas dignas de memoria estética y muy menos ética, a pesar de la recurrencia a adjetivos de “pegada” por su absoluta falta de uso, obsoletos y periclitados, son expresiones para descalificar al saber, multisápidas para adornar las hallacas o hayacas, venezolano plato que con y o con ll, sabe muy bien. Empero, su obra monumental “Venezuela, política y petróleo”, no será de su especial cariño durante el ejercicio de su gobierno y años siguientes. Tocará a su magnifica hija, Virginia, tratar de lograr reinventar esta obra mediante la crítica y hacerla objeto de las academias. Queda para mí esa interrogante y no dispongo del necesario tiempo para su análisis.
Otro detalle, fue su marcada intención de hacerse un ser mítico. Padre de la democracia, se le dijo con su asentimiento. No recuerdo haberle escuchado a nadie, menos a él, rechazar esta calificación, pero que de ser cierta nuestra democracia tiene la fatalidad de no tener madre. A la revolución de octubre se la llamó, también para su gloria y con su aprobatorio silencio, la segunda independencia y de ese modo se confirma su mítico papel, Bolívar, padre de la Patria, RBB, padre de la democracia. Nada más grotesco en nuestra existencia que semejante deformación de la historia. Pero, ya dije, la historia es el cuento que cuenta el que triunfa.
Y en ese empeño de refundar la historia, el papá de la Democracia, RBB trató de borrar la memoria de nuestra cultura, de nuestro pueblo, separar la historia en dos grandes mitades. Antes y después de él. Convirtió a Marcos Pérez Jiménez, en el monstruo, en el mal, la dictadura, y, él por esa vía, deviene en el bien, la democracia. La obra del dictador, me refiero a su obra física, de infraestructura, tecnológica y científica, bien fue tirada al olvido o bien mutilada, como lo demuestra la reducción de las dimensiones y funciones del Puente sobre el lago de Maracaibo, la discontinuidad de autopistas y el plan ferroviario, los proyectos hidroeléctricos, el terror que sembró sobre las quintas aéreas, el helicoide de la roca tarpeya; negarse a la construcción del Túnel que lograría eliminar las muertes de la bajada de Tazón, están entre otros documentos.
Son muchos temas, pero entre sus méritos estuvo el haber creado el bipartidismo, convertido a COPEI de partido de misas a partido de masas. Legitimar los cogollos. Su ahistórico anticomunismo. Suspensión de garantías. Debe darse gracias a HRCHF por haber reivindicado a RBB. Éste Padre de la democracia, aquel Padre del SSXXI.