La Constituyente comunal
La convocatoria hecha por el Presidente de la República, de una Constituyente comunal, no sólo viola flagrantemente la Constitución Nacional Bolivariana de Venezuela, sino que también persigue claros objetivos de perpetuarse en el poder, más allá del 2018, porque de acuerdo a como lo anunció y está concebida, le permitiría elegir una mayoría oficialista, mediante el voto corporativo, al estilo de la Italia de Mussolini, los soviets comunista de la antigua URSS y los CDI cubanos, con facultades para anular los Poderes Públicos, y en especial la Asamblea Nacional electa por 14 millones de venezolanos.
De consumarse el proyecto constitucional de Nicolás Maduro, en principio le permitiría liquidar las elecciones regionales y municipales que deberían realizarse este año 2017, evitando una segura derrota, de acuerdo con todas las encuestas respetables que han consultado a los electores.
Elegir una Constituyente Comunal, en la que el 50% o más de sus integrantes sean escogidos por las misiones, los Claps y las comunas, controladas por el gobierno, le otorgaría a Maduro todo el poder necesario, hasta para hacerse reelegir por la misma Constituyente, como ha sucedido y sucede en los regímenes comunistas y fascistas.
De allí que esta es la carta definitiva que están dispuesto a jugar y defender a muerte, tanto Nicolás Maduro como el grupo de militares y civiles marxistas leninistas estalinistas, que promueven el militarismo, el estatismo, el caudillismo, con una fachada de demócratas, luchadores por los pobres, el progreso y la paz de los venezolanos. En el fondo la Constituyente Comunal les serviría como instrumento para atornillar a la camarilla militar y civil que hoy gobierna y que ha fracasado estruendosamente. Preservarán sus privilegios políticos, económicos y sociales, hablando de igualdad mientras crece la pobreza; gritando contra el imperio norteamericano, mientras entregan nuestras riquezas a otras potencias, e incluso despilfarran gran parte de ella vendiéndosela a bajos precios a Cuba y otras naciones de la ALBA y de la CELAC; intervienen y confiscan buena parte del aparato productivo nacional, generando la quiebra de muchos, la escasez y el hambre de los más pobres.
De prosperar la Constituyente Comunal, Maduro y su gente llevarían el país hacia el totalitarismo, con las graves consecuencias que ello significaría, tales como un mayor rechazo de parte de la población venezolana, que hoy le ha ganado la calle y representa la mayoría de los habitantes del país; aislaría más a Venezuela del universo democrático y nos expondrían a sanciones de la OEA y de la Comunidad Europea, para un mayor sufrimiento del pueblo, al que dicen representar.
Roto el hilo constitucional por parte de Nicolás Maduro que controla y ordena, qué hay que hacer al TSJ y al CNE, cuyo orden la mayoría de los venezolanos lucha por restituir, que la comunidad internacional democrática recomienda restablecer mediante el diálogo y la negociación, no puede ni debe tener como respuesta por parte del gobierno, el recrudecimiento de la represión y la instauración de una dictadura, en una época de globalización, de integración de las naciones, de defensa de los Derechos Humanos, del Estado de Derecho, de la democracia representativa.
De no encontrar una solución a la crisis actual, mediante negociación por intervención de varios gobiernos amigos, la confrontación puede llegar a límites indeseables e impredecibles.