Opinión Nacional

Maldito gringo

El otro día llegó un e-mail a mi bandeja de entrada que llevaba por título, «Maldito gringo». Mandé el e-mail a mi bandeja de correo no deseado. Dos horas después me llegó otro e-mail con el mismo título, «Maldito gringo». Mandé el e-mail a mi bandeja de correo no deseado. Luego, me fui a bañar, me lavé los dientes y salí a la calle. De vuelta en casa fui a la computadora abrí mi correo y tenía cuatro e-mails con el título (a que no adivinan), «Maldito gringo». Me dispuse a sentenciar a los e-mails nuevos con la misma suerte que corrieron los e-mails antiguos, pero una vocecilla interior me animó a arriesgarme a conocer quién era ese maldito gringo sin importar que la computadora quedara infestada con un malévolo virus llamado «Maldito gringo».

Abrí el correo. Hubo suerte. Nada de virus. Solo un video donde aparecía un señor que decía unas cosas bastante comprometedoras de los mexicanos que están de ilegales en Estados Unidos. «Maldito gringo», pensé. Volví a ver el video. «Maldito gringo», volví a pensar. Así que me dispuse a reenviar el e-mail tanto a mis amistades como a las personas con las cuales no he cruzado palabra alguna en la vida pero que por azares del destino y de la tecnología tengo entre mis contactos. «Un momento», pensé. Y volví a ver el video. El maldito gringo decía que el medio millón de mexicanos que cruza al año de manera ilegal a Estados Unidos, son todos unos criminales y una coladera para los recursos de su país, y luego se burlaba de las palabras que dijo nuestro presidente en una conferencia (en México, desde luego), donde se quejaba (con su respectiva bandera de México a sus espaldas) y externaba nuevamente a nombre del gobierno de México una enérgica protesta por las «medidas unilaterales tomadas por el Congreso y el gobierno de Estados Unidos que exacerban la persecución y el trato vejatorio en contra de los trabajadores mexicanos no documentados». Glenn Beck, que es el nombre del maldito gringo, desde su noticiero en CNN finalizó la nota diciendo que nuestro presidente es un flojo y un líder que no vale nada (y un interesado que solo le importa el dinero), de lo contrario estaría más tiempo preocupado en mejorar nuestro país en lugar de estar hablando mal de Estados Unidos, luego entonces, tal vez la mayor exportación de México dejarían de ser… los mexicanos, que dicho sea de paso aportan 20 mil millones de dólares a la economía de México cada año.

«Caramba, este maldito gringo tiene razón», pensé, incluso olvidando el tono burlón y retador con el que suelen expresarse los periodistas en los países del primer mundo, donde no te meten una bala entre ceja y ceja por decir lo que piensas. Así fue que en vez de reenviar el e-mail del «Maldito gringo» decidí que algo más productivo sería realizar una encuesta entre los lectores del blog, y esta fue la pregunta que formulé con mi malvado editor, P:
Pregunta: Si los mexicanos no fuéramos tan corruptos, haraganes y tramposos, es decir, si México fuera un país del primer mundo, ¿qué crees que ocurriría con nuestra frontera?

Opciones de respuesta:

a) Siguiendo el ejemplo de Estados Unidos, construiríamos un muro que no dejara pasar a la chusma.

b) Dejaríamos pasar a cuanto bueno-para-nada quisiera, hasta que en México hubiera 300 millones de habitantes y más del 30% del crecimiento anual de población se debiera a los inmigrantes.

c) Los culparíamos de la inseguridad, y en vez de luchar contra el narco nuestra principal preocupación sería crear una reforma migratoria para expulsarlos a todos.

d) Nuestras chachas y jardineros serían nicaragüenses y salvadoreños, y podríamos abusar de ellos pagándoles sueldos de hambre (como hacemos con nuestras chachas y jardineros mayas, olmecas o de donde sean).

e) A los campechanos nos pagarían 50 pesos por cada indocumentado que matemos con nuestro rifle de copitas.

f) Arjona sería proclamado profeta por su canción «Si el norte fuera el sur».*
Al día siguiente de haber realizado la encuesta, me bañé, me lavé los dientes y salí a la calle. Al volver a casa encendí la computadora, entré a mi correo y al abrir los e-mails muchas personas me decían cosas horrendas de mi santa madre y que yo era un antipatriota y otras lindezas de grueso calibre que por respeto a sus puros y castos ojos, queridos lectores, no reproduciré en esta página tan pura y casta.

En fin, sospecho que la verdad duele como un puñetazo cuando te la aporrean en el rostro. Y tal vez, por obra y gracia divina, el día que reconozcamos que somos unos chupamedias, tramposos, haraganes, ladrones y evasores de impuestos, ese día (muy divino y lleno de gracia), queridos amigos, quizás nos avergoncemos de nosotros mismos y hagamos algo para mejorar como individuos y como sociedad; solo entonces quitarán el muro de la infamia que nos separa como a unos animales salvajes de los Estados Unidos (cuyos habitantes, dicho sea de paso, también son unos animales salvajes), y cuando ese milagroso día llegue, ya verán como los inmigrantes de los países del centro y sur de América, en vez de irse a Gringolandía, preferirán quedarse en México, y ya verán cómo construiremos un muro gigante como el de los gringos para que los escorias foráneos no vengan a quitarnos nuestro empleo.

*Es sarcasmo, es una mierda su canción, como todas las de su repertorio musical.

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