Control de precios: El Walking Dead de la economía venezolana
Miguel R Carpio Martínez
@carpioeconomics
A ver, comencemos por el principio. Ninguna empresa, por modesta que sea, se inicia con el objetivo de perder dinero. Lo contrario sería un sinsentido. A pesar de lo obvio de lo que acaban de leer, en Venezuela se ha satanizado la figura de la ganancia. Algo así como si el empresario fuera una especie de ogro come niños, que al vender un bien o servicio, no busca satisfacer una necesidad sino adueñarse de la renta del resto. Y es que pareciera que para algunos, todos los bienes y servicios deberían ser gratis. La verdad ese razonamiento es muy tonto. De ser así nadie emprendería, nadie pensaría en crear productos, no hubiera incentivos para nuevas tecnologías.
Con el párrafo anterior como marco quiero tratar de explicar por qué el control de precios nunca será una política antiinflacionaria óptima.
Sé que dado lo inefectivo de esta medida a muchos debe llamarles poderosamente la atención que los gobiernos venezolanos (Adecos, Copeyanos, Revolucionarios, etc) nunca han abandonado el control de precios. Quizás a algunos lectores pueda parecerles que es así porque la misma ha tenido distintos nombres: Precio de Venta al Público (PVP), Precio de Venta Sugerido (PVS), Precio Justo, etc. Pero no se engañen es la misma política.
Además de ser una herramienta común a los gobiernos venezolanos, la historia económica de nuestro país y del mundo, ha dejado claro que es perjudicial para el funcionamiento de la economía. Y la razón es extremadamente sencilla, si el precio fijado a una mercancía está por debajo de su costo de producción, ésta generará pérdidas y eventualmente saldrá del mercado. Sencillamente es insostenible desde el punto de vista financiero. Por ello no debe extrañarnos que el resultado final del control de precios sea escasez y el nacimiento del mercado negro. En otra palabras y disculpen la perogrullada, el control de precios es un asesino de empresas que no soluciona nada.
A pesar de que a estas alturas del partido todo venezolano con capacidad de discernimiento (gracias a Dios son bastantes) está claro de los perjuicios del control de precios, el lunes primero de mayo el Presidente de la República anuncia el congelamiento de todos los precios. He allí nuestro muerto viviente una vez más.
Cabe destacar que las circunstancias actuales son mucho peores que las de otros momentos de nuestra historia económica, sin embargo, desde el 2003 hemos visto como el rigor los controles en la economía se ha incrementado, a tal punto de que muchas empresas han desaparecido y las que aún sobreviven presentan una situación complicada.
No olvidemos que la escasez no es sólo de bienes de consumo final, también hay brechas entre oferta y demanda en los mercados de insumos. El hecho de que muchos insumos sean importados agrava la situación, pues sus costos son en dólares y ya sabemos lo que está pasando en el mercado cambiario. Al ser escasos e importados sus costos se incrementan exponencialmente, no obstante los empresarios no pueden transferir ese aumento de costos a los consumidores finales porque los precios están regulados. Cuesta entender cómo puede pensarse que una política de estas características tiene carácter antiinflacionario.
El control de precios ha ido exterminando poco a poco a los agentes económicos que integran la oferta de bienes y servicios. Del lado de la demanda tenemos que el mal manejo de la política monetaria ha llevado a incrementos ingentes de la liquidez monetaria. Desde septiembre 2015 la tasa interanual de crecimiento de esta variable ha coqueteado o superado el 100%, de hecho para el período abril 2016 – abril 2017, la liquidez monetaria aumentó más de 200%. Estamos hablando de una inyección de fuerza a la demanda, la cual va contra una oferta cada vez más débil.
Por otra parte, con estimaciones de la inflación para el cierre de este año que incluso se ubican por encima del 1000%, una escasez brutal y un aparato productivo herido, resulta difícil para cualquier venezolano creer que la congelación de precios va a funcionar. De hecho estoy casi seguro de que si usted le pregunta a cualquier persona en la calle si cree que la medida decretada el primero de mayo controlará la inflación, seguramente le responderá con una sonrisa irónica y en el mejor de los casos le responderá con otra pregunta: ¿Estás hablando en serio? Dado esto y parafraseando al Nobel de Economía, Robert Lucas, si la gente no tiene confianza en las políticas del Gobierno, éstas no funcionarán.
Por lo pronto, los invito a presenciar un nuevo fracaso del control de precios rebautizado. Fear The Walking Dead.
*Economista
Profesor UCAB