Opinión Nacional

Las obras públicas

Las obras públicas son esenciales para el desarrollo y la atención de la sociedad. Con ellas, los gobiernos atienden los clamores y las necesidades de sus gobernados. Deben corresponderse con los valores de utilidad, generalidad y una relación entre el costo y los beneficios que aportan, que deben estar enmarcados dentro del cuerpo de políticas públicas nacionales, estadales o municipales.

Las obras públicas que atienden a las exigencias de la nación son aquellas que son generales a las necesidades de toda la población. Obras de infraestructura como las carreteras y sus obras de arte. Los medios de comunicaciones terrestres, fluviales, marítimos y aéreos, con todas sus obras accesorias, son también fundamentales para el avance de la nación. Obras hidráulicas como las presas necesarias para acopiar el agua, bien con la finalidad de tratarla y distribuirla entre los habitantes de la zona, con fines de riego o bien para producir energía. Los edificios necesarios para el desempeño de las funciones públicas y para la atención de los requerimientos generales de la población como son la salud, la seguridad y la educación e incluyendo aquellos necesarios para el solaz de los habitantes de la región.

Todo este preámbulo nos sitúa, a vuelo de pájaro, dentro de lo que la sociedad aspira recibir de sus gobernantes.

Habitantes de una zona privilegiada del país, quisiéramos comentar algunas de las obras públicas que nos toca vivir con mucha frecuencia.

Comencemos con la vialidad del municipio. El mantenimiento de las vías de comunicación está dividido entre el municipio y el ministerio de comunicaciones. Cuando una obra es nacional su mantenimiento se le asigna, o se aspira a que esté asignado al ministerio correspondiente. Cuando es una vía de servicio municipal, este trabajo le corresponde al alcalde de la zona.

Vivimos en el municipio Chacao del Estado Miranda. Deberíamos sentirnos felices por vivir en un municipio privilegiado. Mas los resultados de las obras de mantenimiento vial de la zona distan mucho de corresponderse con la calidad y excelencia que se merecen los habitantes de cualquiera de las poblaciones del país. Los contratistas de obras de vialidad abusan e irrespetan al ciudadano. Veamos un ejemplo: Existe un contratista que ha reparado las vías de La Castellana y Altamira. El tiempo transcurrido entre el levantamiento de las carpetas de rodamiento y su sustitución, no solo es demasiado, sino que además contribuye de manera grosera en las trancas de tráfico que se producen por la imperiosa necesidad de los conductores, de proteger sus vehículos. Esos mismos contratistas, han establecido “ranchos” con sus maquinarias, primero en la primera transversal de La Castellana entre la avenida Eugenio Mendoza y la avenida San Felipe, que no solo ocupo un lapso excesivo, sino que las máquinas constituían un peligro público pues pernoctaban sin la menor señal de advertencia. Ahora y desde hace muchas semanas, dicho “rancho” ha sido trasladado a la sexta transversal de Altamira, frente al colegio María Auxiliadora. El Consejo Municipal de Chacao adelanta dos obras que nos llaman la atención. La primera está ubicada en Bello Campo, al sur del centro comercial y al oeste del barrio que se sitúa entre Bello Campo y Altamira Sur. La segunda, es una obra que se sitúa en Los Palos Grandes, en el cruce de la Tercera avenida con la segunda transversal. En ambas obras, los contratistas, nos imaginamos que con el premiso correspondiente de la autoridad municipal, han tomado como zona de trabajo tanto el paso de los peatones como una trocha completa de la calle correspondiente. No pensamos que un permiso similar está disponible ni lo puede acceder un contratista que realice una obra particular. También nos ha llamado la atención que en la remodelación del edificio que se integra al proyecto de Los Palos Grandes, se ha añadido un piso que no existía en la edificación modificada.

No quisiéramos terminar sin aludir al abuso e irrespeto que se encuentran en el proyecto de obra que trata de adelantar Inparques en el Parque del Este, antes Rómulo Betancourt y ahora Francisco de Miranda. Ya, en 2006, cuando desgüasaron la Santa María, nos ocupamos del tema. El régimen batalla a todo dar para alterar la historia de Venezuela. Abolió las referencias físicas a Cristóbal Colón. También eliminó el nombre de Rómulo Betancourt del Parque del Este. Ahora cambia el nombre de la estación del metro. Remata la faena o establece una nueva batalla al intervenir la pista de trote y ejercicios del parque para intentar la construcción de unas obras que nadie conoce y que solo se corresponden a los deseos de Miraflores. Cuanta ruindad, cuanto abuso de poder, cuanta mentira, cuanta confabulación, cuanta miseria.

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