Liberarse del permanente Estado de Excepción
Para un país, cualquier tipo de coloniaje o dominación, es intolerable. Pero igual es, que desde el poder, un grupo corrupto y delincuente de compatriotas, humille, torture, segregue, excluya y anule la autonomía de personas, viole sus derechos y dispare contra las multitudes que protestan. Por ello, gloriosos son los pueblos que luchan y se rehúsan a vivir bajo gobiernos cargados de estas repugnantes miserias humanas.
Los gobiernos impuestos por el engaño y la fuerza, fracasan. Cuando fanatizan, no solo humillan, pues con macabra predisposición, fosilizan al pensamiento de todo un país. Para ello, buscan fanatizarlo, y bajo el peso de alguna ideología mal digerida, usan el pasado luminoso del pueblo y la tergiversación del pensamiento de un héroe. Solo les interesa dogmatizar, dominar. Ángel Bustillos Peña, en su artículo: El filósofo, filosofía y la política, publicado en la Revista de Filosofía No. 70 (2012-1), de la Universidad del Zulia, dice: “Vivir bajo la obediencia dogmática, o bajo sumisión es aceptar una situación miserable y al mismo tiempo negación de la existencia. El estado de sumisión llega a su fin cuando el hombre sabe decir “no”, “esto no es así”. Es aquí cuando empieza la existencia libre del hombre.” Esta es la lucha, que en estos cruciales momentos, la población venezolana activa. Y todo, porque busca ser libre. Los pueblos, de alguna manera, buscan solucionar sus problemas. Es su naturaleza universal, total.
La población acostumbrada a vivir en sociedades organizadas no acepta el desorden, la sumisión ni el silencio cómplice, por ello se revela. Su búsqueda constante los hace críticos, luchadores, creadores y hacedores de futuros. Así, se opone a la dictadura y lucha por la democracia, que al decir de muchos pensadores, no es perfecta; pero si perfectible. El filósofo Ángel Bustillos Peña, en el artículo arriba citado, refiere: “Desde la antigüedad hasta nuestros días la democracia se ha concebido como una sociedad organizada en la cual sus diferentes instituciones deben estar cimentadas en un orden normativo en donde los individuos que la integran deben asegurar la solución de los conflictos y controversias, mediante un sistema de solución convenientemente justo. Es lo que se llama Estado de Derecho.” Por esto y más, el pueblo venezolano no se resigna a perder la democracia. Su lucha actual es acertada. Ya no solo se queja, se organiza. En su protesta lleva la exigencia del restablecimiento de las garantías constitucionales, del Estado de Derecho. Quiere liberarse del permanente Estado de Excepción; pues, aunque no ha sido decretado, se descarga sobre la humanidad de los venezolanos, en flagrante violación del Artículo 339 de la Constitución Nacional.