Baltazar Porras, Pastor Arquidiocesano
Mérida ha sido indiscutiblemente una ciudad con una tradición y valor agregado en materia cultural, política, académica y religiosa, y en esa bruñida y larga historia que tiene en su haber nuestra comarca arribando en menos de un mes a 450 años, sobresalen en papel que han cumplido fundamentalmente la iglesia y la universidad, los merideños y un conjunto variopinto de hombres que en todas las áreas y ramas del saber y el hacer, mujeres y hombres que en los más diversos oficios se han destacado justamente por la mística, la dedicación y el profesionalismo que les ha definido en sus vidas.
Esta ciudad ha visto pasar por sus templos, iglesias y por los corazones de los feligreses a pastores que nacidos aquí o venidos de otras tierras se han destacado por su ejercicio pastoral, por su desprendimiento, su presencia corajuda en los problemas del Estado, de su universidad, la ciudad y quienes habitamos estas tierras. Nos referimos no sólo a al Cardenal José Humberto Quintero, Monseñor Silva o Miguel Antonio Salas, sino a nuestro querido Arzobispo Baltazar Enrique Porras Cardozo con quien nos une una fraternal amistad, además de las inquietudes intelectuales y políticas que compartimos cotidianamente.
Monseñor Baltazar Porras Cardozo es aparte de un primado de nuestra iglesia católica, una persona e icono de nuestra ciudad, de su historia contemporánea, de la Universidad de Los Andes, del archivo histórico y arquidiocesano, del acontecer de Mérida y del país, caraqueño de nacimiento y merideño por adopción, tiene 41 años de haber sido ordenado sacerdote y 25 como obispo, con una hoja de servicio impecable a la iglesia venezolana, latinoamericana y romana, justamente el próximo miércoles 17 de septiembre de 2008 celebra sus bodas de plata episcopales, 25 años en los que nuestro arzobispo le ha correspondido no sólo desarrollar un ministerio religioso y servicio a nuestro Estado y ciudad, sin olvidar su paso por Calabozo, Caracas, San Cristóbal y otras diócesis, en su haber no sólo ha promovido una serie de foros, publicaciones, congresos, la visita del papa Juan Pablo II, sino además, le ha correspondido por el destino y la gracia de Dios, ser testigo de excepción en números acontecimientos de nuestra ciudad y del país nacional, entre ellos la visita del papa a Mérida en 1981, o el pánico y renuncia del hoy presidente Chávez clamando protección en el Fuerte Tiuna en los días de abril de 2002 cuando monseñor se desempeñaba como Presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana.
Monseñor Baltazar Porras Cardozo ha sido incansable y además siempre dispuesto a la ayuda al prójimo y de todo aquel que ha requerido de sus buenos oficios, ha sido un batallador de las causa nobles, como pastor no sólo le ha cumplido a la iglesia, sino que en su gestión la iglesia, el seminario y la Arquidiócesis de Mérida registran un crecimiento sostenido, siendo Mérida el Estado con mayor cantidad de seminaristas, y sobre todo sacerdotes ordenados, pero es que monseñor Porras coopera permanentemente con nuestras universidades nacionales y las del extranjero, donde le ha correspondido dirigir seminarios y tesis de doctorado en filosofía, historia y teología, es individuo de número de nuestra Academia de Mérida y de otras instituciones del país y del extranjero, es el primer vicepresidente de la Comisión Episcopal Latinoamericana (CELAM) y además, es un sacerdote con una extraordinaria inclinación por la palabra escrita, legándonos un conjunto de obras (tratados, libros, biografías, y folletos) que conforman un patrimonio de nuestra iglesia, estado y país.
De tal manera que Mérida, su iglesia y quienes le conocemos nos sentimos profundamente felices por estas bodas de plata episcopales, y desde esta columna nos unimos a las diversas actividades que durante todo el mes de septiembre se estarán desarrollando alrededor de nuestro pastor arquidiocesano y buen amigo.
(*) Profesor de la Universidad de Los Andes