La impostergable energía alternativa
En Venezuela acostumbramos a decir desde la década de los treinta del siglo XX hasta estos años del siglo XXI, que el principal recurso natural con el que contamos es el petróleo. Con ello asignamos, ya desde la temprana escuela, la idea colectiva de que nuestro futuro como nación se encuentra ligado a la extracción del agotable recurso.De esa manera, nos fijamos el preconcepto errado de que somos “afortunados” por contar con el petróleo, nos sacamos la lotería y seguimos viviendo de ese premio gordo. En nuestro inconsciente colectivo pareciera no caber la idea de que el trabajo es la verdadera riqueza de una nación. Y añadiría a la expresión clásica de Adam Smith, que la capacidad inteligente de un pueblo para crear tecnología y vivir de ella, es indudablemente un bien mayor a la lotería por la cual tenemos la sensación de vivir en un país rico.
Un caso similar ocurre cuando hablamos de la energía. Nuevamente, nos referimos al petróleo y al sector hidroeléctrico del país, las fuentes de la energía que nos mueven todos los días. De esa manera, ignoramos a un amigo que cada vez vemos menos (por nuestra costumbre cada vez mas acentuada de ver el suelo pero no el cielo), pero que no nos abandona a pesar de nuestra indiferencia, un amigo que permite que tengamos una de las biodiversidades mas grandes del mundo y que nos ha asignado como bienes unos encantadores espacios de selvas naturales y unos mares donde bulle la vida. Un amigo que es el origen del petróleo que tanto valoramos y de las aguas que calman nuestra sed e iluminan nuestras casas. Se trata del Sol, aunque Ud. no lo crea. A quien pareciera que nada tenemos que agradecerle, cuando en verdad, es la fuente de la riqueza que podemos contabilizar.
Así por ejemplo, se ignora palmariamente que la permanente radiación solar aceleró las reacciones bioquímicas que propiciaron la aparición del oro negro en nuestro subsuelo, al generar mayores presiones sobre las capas orgánicas que se fueron superponiendo y que luego darían origen a los yacimientos del mene, como le conocían nuestros aborígenes.Se ignora igualmente que gracias a ese Sol que calienta todos los días nuestro suelo, se crearon las cuencas hidrográficas y manantiales que propician nuestra vida y la de todo el planeta. Pero estos contenidos no se enseñan en nuestras escuelas, en nuestros liceos, en nuestras universidades.
Ese recurso realmente inagotable, constituye la más equilibrada de las energías que podríamos manejar en forma masiva si así nos lo propusiéramos. Cuando el debate del alto costo de la energía se encuentra abierto. ¿Por qué seguimos viviendo de espaldas a la energía solar, habida cuenta que somos una de las naciones de la Tierra con más alta irradiación local?
La tecnología del motor a gasolina y del motor diesel fueron productos lógicos de unas sociedades con cuatro estaciones donde era muy importante el manejar adecuadamente “el reservorio” de energía. Esa tecnología, hoy en día, la resiente el planeta, por ser un acelerador del calentamiento global, de cuyos efectos no escapa ningún grupo humano en todo el orbe.
¿Y que hemos hecho nosotros para masificar el uso de la energía mas solidaria con la cual podemos contar? ¿Dónde están las empresas públicas y privadas que propicien el desarrollo de la fuente de energía más expandida que debería tener el país? ¿Por qué no existe ningún plan estructurado para abordar estratégicamente su aprovechamiento?
La unidad tecnológica que debemos comenzar a fabricar en grandes cantidades se llama celda solar. Esta celda solar agrupada convenientemente para conformar generadores fotovoltaicos, permite la conversión del calor de radiación proveniente del sol en energía eléctrica. ¿No sería acaso razonable que nuestra industria petrolera, nuestra gran industria energética nacional y la productora mayoritaria de los recursos de la nación, invirtiera en la conformación de empresas grandes y pequeñas orientadas a la producción de celdas solares y generadores fotovoltaicos?
De la misma manera, el capital privado asociado a la generación y distribución de la energía, debería estimular en nuestras universidades y tecnológicos la investigación de fuentes energéticas alternativas, dentro de la cual destaca la solar por su abundancia todos los días del año. Pero se encuentran tambien a la disposición la energía geotérmica, la energía eólica, el biocombustible, la energía maretérmica, para mencionar algunos de los desarrollos estratégicos que hemos debido iniciar hace seis décadas de manera formal. Contrario a lo que se piensa, no se requieren fabulosas cantidades de dinero para emprender la tarea. Cuando observamos la posibilidad de una industria nacional de hornos solares, cocinas solares, iluminación solar, automóviles solares, no pensamos en una quimera irrealizable.Hoy por hoy, la tecnología requerida está a nuestro alcance pero necesitamos promoverla para cambiar de cultura energética en toda la nación.Que maravilloso país tuviéramos si todos los ciudadanos pudieran acceder a la energía solar y evitar los apagones, disminuir los niveles del ruido en nuestras calles, descontaminar nuestros espacios urbanos, propiciar el cultivo hidropónico para democratizar la actividad agrícola y lograr una blindada seguridad alimentaria. Tendríamos, sin duda una mejor calidad de vida.
Pero ello requiere que se apoye al talento creativo de los jóvenes, que indudablemente se tiene. Ello requiere apoyar a la tecnología popular y formalizarla, generando las patentes a que haya lugar, con una promoción de instituciones públicas y privadas a la inventiva de los venezolanos. Se necesitan fuentes de financiamiento para esos proyectos que surgen de las universidades y de los centros de investigación de todo el país.
Esta tarea no es solo del Estado. Debe ser enfrentada por cada ciudadano del país, propiciando en todos un cambio de conducta hacia el ambiente, hacia los auténticos valores de la ciudadanía que nos permitan una sociedad de individuos educados, con buenos modales, con el aprecio a nuestros bienes públicos orientado a su resguardo y conservación, que nace del respeto que se tiene al mas honorable de los títulos que pueda tener un hombre en sociedad que es el de ser un buen ciudadano.
El reto de la energía alternativa es el hito que debemos conquistar para lograr el auténtico desarrollo nacional. Constituye la cabal independencia de suministro energético de fuentes no renovables. Significa el desarrollo de nuestros valores en ingenios prácticos que nos permitan resolver en paz con el ambiente el conflicto civilizatorio del uso racional de la energía.
Debemos entonces comenzar a apreciar de veras ese sol que nos da vida todos los días. Es hora de aprender que de él proviene la energía primaria que podemos con nuestros conocimientos tecnológicos, utilizar para evitar el renacimiento de los dinosaurios que hacemos cuando quemamos combustibles fósiles para trasladarnos. Y percatarnos que la solución al recalentamiento del planeta no es utilizar al ambiente como el sumidero de nuestra descarga energética adicional, sino todo lo contrario, la clave de la respuesta correcta se encuentra en utilizar la energía que ya el sol coloca a nuestra disposición en estas regiones tropicales bendecidas por su luz.