Canarias y canarios
No quisiera irme de este mundo sin haber conocido Machu Picchu, la Isla de Pascua, las Islas Galápagos, Anchor Bat, San Petersburgo, Israel y las Islas Canarias. Los seis primeros me han atraído desde que era una niña porque los sentía -y aún los siento- lugares mágicos. Las Islas Canarias, sin embargo, las sentí siempre tan cercanas, tan «venezolanas», tan mías, que pensar visitarlas era algo muy parecido a salir de casa para llegar a casa.
Mi papá decía que buena parte de lo positivo de la identidad venezolana nos venía de los canarios. Nosotros somos un pueblo alegre y abierto como el pueblo canario y hablamos español con el acento de los canarios. El intercambio entre Venezuela y las Islas Canarias ha sido constante y fructífero. Ni siquiera el Decreto de Guerra a Muerte pudo detenerlo. El Capitán Sebastián de Miranda, padre del venezolano más universal de todos los venezolanos, el Generalísimo Francisco de Miranda, era canario.
El deseo de conocer Canarias se me aumentó a partir de una amena conversación con mi compañero de Unión Radio, Eduardo Rodríguez Giolitti, quien llegó fascinado de sus primeras vacaciones allá. Refiere Eduardo los niveles de bienestar, progreso y desarrollo que han alcanzado, la belleza de todos los lugares que visitó, lo encantadora que es la gente y muy importante, el sentido del deber de los canarios. No sólo son gente trabajadora, dice, sino además tienen una concepción muy clara del cumplimiento de las leyes y el respeto por las libertades individuales, aspectos imprescindibles en toda sociedad desarrollada.
Es verdad que los canarios venezolanos -o los venezolanos canarios- han llevado e invertido mucho dinero en las islas. Ese dinero ha sido invertido con eficiencia, transparencia y tino, ¡como debería ser! También hay que reconocer y agradecer que así como han invertido en las islas, los canarios han reinvertido en Venezuela, una manera de retribuir el amor que sienten por nuestro país que les abrió las puertas.
Quiero ir a Canarias para llenarme de esperanzas. Y aprovecharé para decirles a los canarios, a los de aquí y a los de allá, a esa gente querida y solidaria, trabajadora y alegre, ¡gracias, amigos! El corazón de Venezuela los quiere y los sigue sintiendo como nuestros.