La diplomacia ciudadana de Edward Kaufman
(%=Image(1849995,»L»)%) Está demostrado que los conflictos entre personas, entre grupos o entre naciones con frecuencia surgen de la incapacidad de diálogo entre las partes. Personas como Edward Kaufman, han desarrollado la habilidad de involucrarse en situaciones de conflicto para facilitar su solución, al despejar los prejuicios y eliminar el monopolio de la verdad que asumen las personas o grupos cuando estos se deciden a negociar. La verdad debe ser negociada y para eso hay que buscar un terreno común. Quien visualiza y conduce a los antagonistas al terreno del diálogo, debe hacerlo con un gran aplomo, honestidad y fortaleza interior. Esto último describe perfectamente a Kaufman, quien ha desarrollado el concepto de “diplomacia ciudadana” para referirse a la posibilidad de ensayar una “segunda vía”, alternativa a la oficial para, desde la base, prevenir y transformar conflictos, donde los protagonistas son ciudadanos y cuyo objetivo final es el de reforzar la democracia, ayudando a construir una paz sostenible, justa e inclusiva.
Es un verdadero privilegio conversar con este hombre sencillo, equilibrado y muy articulado, dotado de asertividad, tolerancia ypaciencia. Esto fue lo que le preguntamos:
Un conflicto se produce cuando un individuo o un grupo no obtienen lo que necesitan o desean. Otras veces se producen cuando individuos o grupos buscan su propio interés y anteponen sus egos antes de pensar en el otro. Sin que esto suene a determinismo, pero tratándose de individuos pareciera que los conflictos son inevitables ¿es esto cierto para Usted?
El conflicto es inevitable, pero en principio no hay nada a priori que diga que eso es negativo. Al contrario, en sociedades que tienen conflictos, los tratan y los saben solucionar para que no sean destructivos o violentos, esas sociedades avanzan mas rápido que aquellas que prefieren no tratar los conflictos, tratan de obviarlos, ocultarlos y no detenerlos. El conflicto es algo natural, es bien difícil reprimirlo y debemos canalizarlo en forma constructiva. Vivimos diariamente en conflictos en diferentes niveles y al canalizarlos los convertimos en una fuerza constructiva que nos lleva hacia adelante.
A veces es necesario el conflicto para encontrar soluciones a una situación dada, dicho de otra manera ¿hay conflictos buenos y hay conflictos malos?
A los conflictos yo no me atrevo a juzgarlos o categorizarlos porque la mayoría de los conflictos tiene una dimensión no tangible, yo diria psicológica, que se añade a lo que podría haber sido la causa original por la manera negativa en que se ha abordado para solucionarlo, por ejemplo la violencia.
La violencia deteriora enormemente cualquier conflicto. Cuando se desata la violencia en un conflicto, la espiral es tan rápida que gente ni se acuerda de las causas que lo originaron y lo que hace es confrontarse por el resultado final del mismo y no por la causa original. Yo no le tengo miedo a los conflictos sino a los obstáculos que se presentan en el camino, la idea es tratar de que los resultados sean de mutua satisfacción, las soluciones no necesariamente tienen que ser “yo me quedo con 70 y tú con 30”.
Hay formas de aumentar el corte de la torta o la cuota antes de negociar. Un ejemplo es lo que ocurre en Jerusalem, donde hay muchos y variados conflictos. El más difícil es una disputa sobre un pequeño lugar santo, pero más importante para los judíos que para cualquier otro y se trata del Muro de Los Lamentos. Arriba del Muro de Los Lamentos hay dos mezquitas, la de Omar y la de al-Aqsa, las cuales son los lugares más santos del Islam, luego de la Meca y Medina, para millones de musulmanes.
La disputa de grandes proporciones que se ha presentado es de soberanía, algo así como “si me pertenece a mí no te puede pertenecer a tí”, en este sentido, la soberanía es una línea “horizontal”, “si yo me llevo este pedazo el otro no se puede llevar el mismo pedazo”. Los que estamos trabajando la diplomacia de segunta vía (Second Track Diplomacy), nos pusimos a pensar y como no somos líderes políticos, hemos hecho lo siguiente, le hemos dado a la soberanía una dimensión “vertical”, me explico, si un país tiene soberanía sobre su espacio aéreo y sobre el petróleo del subsuelo, estamos hablando de una soberanía “vertical”, por eso propusimos una soberanía de dos pisos, el piso alto, donde están las dos mezquitas con soberanía Palestina y el piso de abajo, donde está el Muro, soberanía Israelí.
Esa idea, que podría parecer tan fuera de lo común, la adoptó el presidente Clinton con lo que se conoce ahora como Parámetros Clinton, como una de dos soluciones. La otra solución fue la denominada soberanía compartida, es decir ¿por qué no podía haber dos banderas en un sitio santo? La idea de que no se podía compartir la soberanía es anacrónica. Hoy se permite el acceso a ambos lugares, los policías y rabinos de abajo permiten ingresar a los visitantes del Muro y los custodios musulmanes a los visitantes al área de las mezquitas. Esa idea “suma cero” de que no se puede repartir la torta es muy restringida. Justamente la “diplomacia no oficial”, que es lo que nosotros hacemos, nos permite mirar en forma diferente o alternativa a la visión conservadora que es la diplomacia oficial.
¿Existen indicadores que ayuden a vislumbrar un conflicto y cuáles serían los que pronostican que habrá un conflicto destructivo? y, según sus investigaciones y experiencias ¿es posible prevenir conflictos?
Respondiendo a la segunda pregunta, pienso que sí es posible prevenir conflictos destructivos y violentos, para eso es vital realizar una evaluación, un diagnóstico de las causas, eso es clave antes de que el conflicto haga erupción en forma destructiva. Ahora, me gustaría aclarar que yo pienso que ni siquiera es bueno prevenir conflictos, si un conflicto existe creo que lo que hay que hacer es canalizarlo para que sea productivo, contextualizarlo, empoderar las partes, ser creativos y solucionarlo. Sobre lo segundo, a nivel mundial, desde grupos o comunidades hasta llegar a países, la naturaleza de los conflictos han cambiado, las causas principales de conflictos son las que ahora se denominan “conflictos de identidad”. Se trata de grupos que se autodefinen con una o más características, puede tratarse de religión, etnicidad, localidad, puede ser de lenguaje como en el caso de los kurdos, quienes son musulmanes pero tienen un lenguaje y una estructura distinta. Hoy por hoy, ya no hay tantas guerras entre Estados, la mayor parte de la violencia es en el interior de esos Estados. Nosotros denominamos estos conflictos “etno-políticos”. En Venezuela, sería una visión muy estrecha ver los conflictos desde el punto de vista político solamente, hay un contexto etno-político en toda América Latina que influye en los conflictos, el caso de Bolivia y el de Chiapas en México, son representativos de esto. Lo que antes se llamaba conflicto de cláses o enfrentamientos ideológicos, izquierda y derecha, pensando que era socio-económica la razón principal, tiene también otras causas.Pienso que la razón principal la podemos encontrar en grupos pequeños que se sienten excluidos, que no se sienten partícipes, que no reciben lo que ellos piensan que les corresponde. Aquí podemos utilizar el término sociológico “privación relativa” utilizado por Robert Gurr en su libro “Why men rebel”. La gente se rebela porque hay una creciente brecha (gap) entre las expectativas y la realidad, no se trata de la pobreza absoluta sino, para ponerle un ejemplo, cuando el hombre de campo emigra a la ciudad y las expectativas de mejorar su vida aumentan, pero lejos de mejorar su calidad de vida se convierte en un pobre urbano, sin trabajo o con trabajo casual, este es el abismo que genera la rebelión, no es la pobreza absoluta sino el abismo entre “mis expectativas, lo que yo concibo que debe ser mi vida y la realidad, lo que me está pasando en este momento”, son conflictos de gente que se sienten frustradas, porque lo que ellos esperaban que la vida les podía dar no lo están logrando, sus necesidades básicas, la inseguridad o la criminalidad que les produce intimidación, como lo vimos en Rwanda. El no sentirse reconocido, el no sentirse partícipe, esas son necesidades no tangibles. Ni hablar de las tangibles, que son entre otras, la falta de alimento, la falta de trabajo estable como esos buhoneros en las autopistas que no saben si van a poder llevar el sustento a sus familias, eso conforma un grupo de gente resentida que cada vez es más grande y que, añadiendo un factor étnico, religioso o de otra indole, se transforma en un gran conflicto.
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Sobre este punto, Pierre Bourdieu, en su Sociologie de L’Algerie, afirma que en Francia gran parte del handicap de adaptación y logro social, económico y académico de los individuos y minorías provenientes de familias campesinas de Argelia y de otras ex-colonias, no se debía tan solo al capital económico de esas familias, sino al capital cultural, a las creencias aprendidas, el habitus. ¿Es acaso parte de las causas que han generado los conflictos violentos de carácter étnicos vividos recientemente en Francia? ¿A la discriminación o a la exclusión, a la pobreza de esas comunidades, acaso no hay que sumarle también esas raices que encuentran difícil su adaptabilidad al ser transplantadas a una sociedad con otros valores? ¿No es acaso un imposible lograr solucionar esos intangibles?
Sí, es muy difícil, porque inciden elementos tangibles, como puede se la situación socioeconómica, pero también elementos intangibles, como en el caso de esa generación joven proveniente del norte de Africa, el de ser reconocidos como legítimos en su identidad cultural. En el caso de Francia, tenemos el problema de permitir o no el velo de las niñas y jóvenes musulmanas en las escuelas y espacios públicos. Por una parte, podemos comprender la tradición francesa en cuanto que eso ha sido la regla, ya que para una de las partes la idea es “si tu quieres vivir en Francia, tienes que aceptar mis reglas, esto no es Africa del Norte”, pero si me pongo en los zapatos de esos inmigrantes, pienso que es su tradición el usar velos. Lo mismo ha pasado en Iran, que las mujeres son condenadas si van descubiertas, lo que nos llevó a pensar en algún momento a los de Amnistía Internacional en declarar a las mujeres iraníes prisioneras de conciencia. Pero en Turquía, sucede el caso contrario, son las mujeres que exigían el derecho a su tradición de usar velos. Usted comprenderá que uno no puede tomar posición hacia uno u otro, sino analizar las causas y tratar de negociar con las partes. El problema es que si una de las partes toma una decisión unilateral en un conflcito y la impone, por razones históricas o de lo que sea, sin negociarlo en forma creativa y positiva no es un buen camino, ya que eso genera conflicto.
Sabemos que el militarismo debilita la democracia ¿Puede Israel seguir siendo democrático mientras que hace frente a guerras recurrentes, tiene una línea militarista y su población civil se mantiene en constante apresto militar? ¿Y pueden los palestinos construir la democracia, dado los obstáculos históricos, religiosos y culturales que enfrentan? Ante esas grandes interrogantes ¿es posible alcanzar la paz? En su libro Democracy, Peace, and the Israeli-Palestinian Conflict, usted se hace las mismas preguntas
Hace unos quince años, estaba de moda el término “paz democrática”, el término lo acuñó Kant pero se retomó cuando se colocaron en un banco de datos todas las estadísticas de países democráticos y países autocráticos, cruzándolos con la variable “guerra” y se vió que de 97% de los casos, países democráticos no hacen guerra entre ellos. En Ciencias Sociales hablar del 97% es espectacular. Entonces nos reunimos con un grupo de pensadores palestinos para hacer ese libro y nos dijimos lo siguiente, si puede haber avances democráticos eso puede ser una garantía de seguridad de primer orden, por lo que es importante trabajar por la paz y por la democrácia al mismo tiempo, porque el día que lo logremos vamos a poder vivir tranquilos, más tranquilos que el tener una frontera un metro más acá o más allá. Ese libro salió tres meses antes del Proceso Oslo, que inició el proceso de negociación Israelí-Palestino. Pero también nos preguntamos ¿qué pasará con Israel si no hay paz? y qué perspectivas se le presentan a Palestina si no hay democracia. Dijimos entonces, si no hay paz en un país democrático, este retrocede y esto lo digo con gran dolor, la democracia israelí el día de hoy es de menor calidad que la de hace diez años o la de hace veinte años atrás. Contrariamente a lo que uno tiende a pensar que la democracia progresa continuamente, hay una regresión. Eso se ve a nivel de corrupción, de liderazgo, a nivel de inestabilidad política, tenemos gobiernos donde hubo siete primeros ministros en 16 años. El primer gobierno Laborista de Israel duró 29 años. El gobierno de Likud que lo siguió, 15 años. Desde 1992 hasta 2008, siete gobiernos en 16 años. El no haber llegado a la paz, ha perjudicado a la democracia. Del lado Palestino, a raíz de Oslo, Arafat fue elegido con el 88% y una mujer candidata, que fue una revelación en el mundo árabe sacó el 12%, en unas elecciones calificadas por observadores internacionales como impecables, en un país del Medio oriente eso es un gran logro. Pero después, la falta de avance del Proceso Oslo, detuvo el proceso electoral diez años. En 2006 es reiniciado pero se deteriora de nuevo. Como conclusión, la falta de paz deteriora el proceso democrático. Actualmente hay tres elecciones determinantes que influenciarán el proceso de paz, esta son, las elecciones en Estados Unidos, las elecciones en Palestina y las elecciones en Israel. Esto va a ocurrir en un lapso de año y medio. En el caso palestino hay un gran problema con el Hamas, pero creo que van a ser elecciones democráticas. Eso tiene que generar la posibilidad de llegar a un acuerdo de Paz. No va a ser fácil pero yo creo que eso hay que proyectarlo.
En un país democrático, lo normal es propiciar el consenso entre todos los factores sociales, de manera de buscarle soluciones a los problemas y a los conflictos que surgen de la diversidad de pensamientos y tendencias. Más aún en un momento de crisis global y local como la que vivimos en el presente, eso sería el mecanismo lógico a seguir, sin embargo nos encontramos que, por el contrario, en Venezuela, el gobierno se empeña en imponer una visión unilateral, además con una visión militarista, excluyendo a los otros sectores políticos y sociales, en medio de un discurso agresivo considerando a sus adversario como enemigos, inclu so a sus propios seguidores. En estas circunstancias ¿cómo se puede propiciar el diálogo para la supervivencia democrática, qué le recomienda Usted a los venezolanos?
Aunque esta es mi tercera visita a Venezuela, sería presuntuoso para mí el pretender dar soluciones a un conflicto tan serio. Lo que yo podría ofrecer son unas herramientas muy pequeñas y con mucha humildad. Pero antes, déjeme decirle que me preocupa mucho el lenguaje hostil que se está utilizando, que incluye un lenguaje corporal donde los gestos son los de apuntar los dedos como si fuera un arma o el gesto de golpear con el puño. Eso me preocupa pues en el contexto de América Latina ha habido países done la pugna electoral ha sido acompañada a veces de una violencia física de gran magnitud. En el momento que comienza la violencia física es una espiral muy acelerada. En países como Colombia y México el lenguaje violento y el lenguaje corporal agresivo produjeron desmanes y donde fanáticos seguidores de uno o de otro es muy peligroso, en ambos países produjeron una confrontación electoral violenta. Habría que lograr un acuerdo ético de las partes sobre el lenguaje a utilizar. De hecho, estoy viajando a Barquisimeto para un encuentro en la UCLA con estudiantes chavistas y opositores donde trataremos de llegar a acuerdos para que la universidad sea un espacio libre de violencia. Si los estudiantes salieran de la universidad y se fueran a los barrios a dialogar para evitar esa violencia sería estupendo. Esa es una prioridad. Gracias a Dios, Venezuela tiene una tradición de campañas electorales pacíficas. Eso es un logro que hay que preservarlo. Sin embargo existe un discurso violento que puede traer consecuencias en cualquier momento.
En relación a que existe un sector que no está interesado en el diálogo porque tiene una visión unilateral, yo diría lo siguiente, en los métodos de resolución de conflicto no hay mágia, es decir, si una de las partes no está interesada en el diálogo es porque ellos creen que no negociar les va a dar más ganancias que si lo hacen, eso se llama en nuestro léxico BATNA o Best Alternative to a Negotiated Agreement o “la mejor alternativa a un acuerdo negociado”, es decir que, si tu vas a llevar a negociar a alguien que piense que va a perder más negociando que no negociendo, tu no puedes hacer nada para que negocie. La idea sería, tratar de convencerlo de la ganancia de negociar. Sin embargo, el diálogo no es una panacea, es solo un medio para llegar a un fin. A veces he visto conflictos donde el diálogo va eliminando la capacidad de actuar, de llegar a conclusiones, a decisiones pues se convierte en una especie de diletantismo. No se pueden quedar en diálogo solamente.
Lo que nosotros llamamos “diplomacia ciudadana”, no es con dirigentes políticos sino con la sociedad civil, son ONG, académicos, profesionales, que algo tienen en comùn, nosotros los llamamos “socios en conflicto” y esto quiere decir que si yo invito a chavistas y opositores, deben tener en comùn que son estudiantes, periodistas o mujeres, que viven en la misma comunidad. Para que sea efectiva la diplomacia ciudadana, deben tener algo en comùn aunque sean de distintos bandos, una identidad comùn, profesional o de género. Que se aproximen a una ética comùn. Si por ejemplo invito a un parlamentario, el tendrá que pensar dos veces antes de hablar por miedo a perder el cargo. Por ejemplo, diplomáticos en funciones se verán limitados pues deben guardar discreción. Si es un conflicto fronterizo, es más pertinente traer a la gente que vive a ambos lados de la frontera que traer a los cancilleres. Yo diría que si el liderazgo no se muestra inclinado a dialogar y negociar, lo que hay que hacer es empezar por abajo, por el pueblo, por los estudiantes.
Te doy un ejemplo, si en Caracas, donde los barrios y las urbanizaciones pudientes se traspasan muchas veces los límites, pero sabemos que la violencia que los azota a todos, es más fuerte en los barrios vecinos a esa urbanización, una idea sería que las familias de esa urbanización comenzaran a preocuparse por los niños y jóvenes del barrio.
Como es posible que ante el terrible problema del tráfico solo dos alcaldías hicieron el “Pico y Placa” y no pudieron ponerse de acuerdo todas las alcaldías de Caracas para implementarlo y continuarlo, mientras muchas ciudades de América Latina lo tiene.
¿Se ha encontrado usted en alguna oportunidad en un cul-de-sac, en que las partes no alcanzan un acuerdo? ¿Qué ha hecho Usted entonces y cómo ha evolucionado el conflicto?
Luego de 1991, el Presidente Bush, el padre, divulgó el eslogan “Nuevo Orden Mundial” y llamó a la conferencia de páz en Madrid a todo el mundo, en especial al medio oriente. Unos meses antes, una ONG americana llamada Search for Common Ground creó una red de ex -diplomátcos, ex -académicos, periodistas de todo el Medio Oriente y nos encontrábamos para reunirnos en distintos países de Europa para discutir cómo encontrar una paz regional, esa era una “segunda vía” (second Track). Estábamos en París en medio de una reunión cuando se produjo un tumulto pues en ese momento se supo la noticia de una bomba que había explotado en Tel Aviv matando a varios civiles. Nosotros planteamos entonces buscar un acuerdo en esa mesa a fin de evitar violencia física contra no combatientes, pero los palestinos reclamaron entonces su parte, consumimos todos los días que disponíamos discutiendo sin decidir nada. Una gran pérdida. No habíamos planificado nada en relación a prevenir este tipo de situación, que sucediera en medio de una reunión un acto de violencia. No estábamos preparados. Por cierto ese second track duró diez años. Por eso es muy importante fijar reglas del juego. Pensar en una situación como esa para evitar el fracaso de una negociación.
¿Qué hacer cuando los intentos de diálogo y acuerdos han terminado en fracaso como sucedió en Venezuela con la Mesa de Negociación y Acuerdos de mayo en el año 2002, entre el gobierno y la oposición con facilitación de la OEA, el Centro Carter y el PNUD? ¿Si estas instituciones internacionales no tuvieron efectividad, qué poder de negociación puede tener la oposición o un ciudadano? ¿Será que la contraparte no demostró o no ha demostrado el suficiente músculo para reclamar el diálogo como un derecho? ¿Se trata acaso de que no hay un liderazgo que le haga contrapeso? ¿Qué cualidades se necesitan para ser parte en una negociación exitosa?
Yo no estuve en venezuela en esa época. Pero me pregunto si después de las elecciones del 2008, qué podría hacerse en forma distinta. Yo comenzaría invitando a gente que tenga un atributo comùn, por ejmplo mujeres, que sabemos que tienen una posición más pacifista, mujeres de ambos bandos. Vamos a llevarlos a un lugar donde puedan hablar con tranquilidad y confidencialidad, sin intimidación, un diálogo para llegar a un acuerdo. Pero antes de hablar cuestiones de supervivencia democrática, hay que romper el hielo, buscar una calidad de relación para lograr distención y puedan colocarse a la altura de sus expectativas sin tensiones. Antes de entrar en materia, yo les daría tres días de aprendizaje de herramientas para el diálogo, ejercicios de creatividad, de pensamiento lateral como los de De Bono. Luego es que entraríamos a negociar. No olvidar que luego de firmar un acuerdo, no hacemos nada sin un plan de acción. Hay que hacer un flujograma con responsabilidades asignadas y tiempos de cumplimiento. Debe existir un grupo que coordine las acciones y que velen por el cumplimiento del cronograma de acción, que mueva a la opinión pùblica. Lo que yo pienso que sucedió ese año que usted menciona, aparte de los que querían que fracasara, es que no hubo una gran debilidad en la implementación. No hay caminos cortos.
Como una anécdota, Arafat y Clinton fracasaron en su diálogo en Camp David porque nunca estuvieron solos.
¿Cuál es el mensaje o la recomendación final que usted les daría a los venezolanos para encontrar un camino democrático y pacífico al manejo y a la solución de sus conflictos?
Para Venezuela yo tengo una meta egoista, y es que la comunidad judía y la comunidad árabe, en lugar de importar el conflicto del Medio Oriente al país, hacer lo contrario, empoderar a ambas comunidades para exportar la paz y la convivencia a Israel y a Palestina.
Mi meta más universal es ayudar a tratar de evitar la violencia en las universidaddes, que la universidad sea una isla de convivencia y que eso se desborde hacia los barrios, utilizando el voluntarado social que ahora es obligatorio, que más y más gente se incorpore a la tradición pacífica de los venezolanos, de evitar la violencia política o de cualquier especie.
El Dr. Edward Kaufman, se encuentra en Caracas para intervenir en el foro “La Relevancia de la Democracia para la Paz Palestino- Israelí”, junto a otro reconocido experto, Manuel Hassassian. Dicho foro está auspiciado por el Espacio Anna Frank y la Fundación Konrad Adenauer, con el endorso de la UCAB y Brújula Internacional. Se realizará en el Celarg el 14 de octubre a las 7:00 PM, entrada libre.
(*) El Dr. Edward (Edy) Kaufman nació y se educó en la Argentina, estudió en la Universidad Hebrea de Jerusalem y recibió su doctorado en Relaciones Internacionales en la Sorbona. Autor y co-autor de 12 libros entre los que se destaca “Second Track/Citizens Diplomacy: Concepts and Techniques of Conflict Transformation”. Ha sido miembro de la Junta Directiva de Amnistía Internacional y director del Instituto Truman para la Paz. Actualmente Se desempeña como investigador del Centro para el Desarrollo Internacional y Gerencia de Conflictos de la Universidad de Maryland. Es Miembro del Comité Asesor de Human Right Watch para el Medio Oriente y de la Directiva de la Asamblea de Ciudadanos de Medio Oriente (MECA). Ha dictado cursos en las principales universidades de USA e Israel, dictado conferencias y dirigido talleres en más de 40 países y 50 universidades. El trabajo del Dr.Kaufman se ha centrado en derechos humanos y aporta su experiencia en resolución de conflictos en varios continentes, especialmente América Latina y el Medio Oriente. Ha sido relevante su aporte para la resolución de los conflictos Palestina-Israel, Lesotho, tambien en proyectos de diplomacia ciudadana en Bolivia, Galápagos, Chiapas y en la guerra del Cenepa entre ecuatorianos y peruanos. Tiene trece libros publicados, más dos en preparación inéditos. Cerca de setenta articulos academicos publicados en siete idiomas.