Opinión Nacional

Salvador de Madariaga (1885-1978)

“Federico,

voz , cantar, leyenda, magia.

Federico, ay Federico,

tierra, polvo, sombra, nada…”

Salvador de Madariaga

LA VOZ DE UN GRAN INTELECTUAL

Salvador de Madariaga leyó a Fernando de los Ríos, embajador en Washington , su Elegía en la muerte de Federico García Lorca, Fernando se emocionó y le dijo: “Es el mejor poema de usted”. Salvador de Madariaga era poeta como lo es siempre desde que nace hasta que muere todo escritor que siente en artista o, lo que es lo mismo, que siente pensando porque piensa sintiendo; y esto sea el que sea el género que cultive.

Salvador de Madariaga nace en La Coruña el 23 de julio de 1886. Estudia bachillerato en el Instituto Cardenal Cisneros de Madrid y la carrera de Ingeniero de Minas en la Escuela Superior de Minas de Madrid. Contrae matrimonio con Constance Archibald, escocesa de nacionalidad británica. Pronto abandona la carrera para dedicarse al periodismo, a la política, a la enseñanza y a la literatura.

Delegado de España en la Sociedad de las Naciones (1921), embajador de Estados Unidos y Francia, doctor honoris causa de la Universidad de Poitiers, ministro de Instrucción Pública y de Justicia en el gobierno Lerroux y académico de la Española. Expatriado al poco tiempo de la rebelión militar de julio de 1936, se instala en Ginebra y desde allí, marcha a Londres y después a Oxford, dedicándose a dar conferencias en varias universidades inglesas, en los Estados Unidos y Latinoamérica y en la B.B.C. de Londres.

Presidente de la Liberal Internacional, presidente de la Comisión de Cultura del Movimiento Europeo, presidente del Colegio de Europa, fue también uno delos presidentes de honor del Congreso de la Libertad de la Cultura, juntamente con Bertrand Russel, Jacques Maritain, Karl Jaspers, Benedetto Croce, Jonh Dewey y Reinhold Niebuhr. En el año 1967 le fue otorgado el Premio Goethe, en 1968 el Mariano de Cavia.

En 1970 contrae segundo matrimonio con Emilia Szekeley-Rauman que era la encargada de su gabinete literario desde 1938. En 1972 traslada su residencia al cantón suizo de Tichino. En 1973 la ciudad de Aquisgrán le otorga el Premio Carlomagno por sus servicios a Europa. En 1976, Madariaga entra en la Real Academia Española. En el discurso de contestación al de ingreso, Julián María dijo: “No creo que en la historia de nuestra Academia, ni en la de ninguna otra, se haya dado un caso semejante al de esta tarde; recibir a un Académico a punto de cumplir sus noventa años; para que todo sea extraordinario, a los cuarenta años de su elección; y por si algo faltara, al cabo de otros tantos de exilio”. Salvador de Madariaga muere en Locarno el 14 de diciembre de 1978.

Salvador de Madariaga representa un caso bien especial dentro del conjunto de nuestra novela debido tanto a la recia personalidad del escritor en otros terrenos como por la singularidad de su obra novelesca. Sus novelas, densas, macizas, quizá hubieran obtenido más resonancia, un lugar más destacado, si no hubieran sido eclipsadas por sus otras múltiples facetas. Y, hasta cierto punto, si no estuvieran lastradas por el historiador que quiere hacer revivir en ellas lo novelesco de situaciones o personajes históricos o las preocupaciones de crítico y pensador. La novelística anterior a 1936 está integrada por La jirafa sagrada, Arceval y los ingleses y El enemigo de Dios. En el exilio publica las novelas: Ramos de errores y La camarada Ana. Su cualidad de historiador anima su obra El corazón de piedra verde, un ambicioso plan de novelación del nacimiento y desarrollo de las sociedades de la América hispano hablante. Recordemos de sus libros poéticos, Romances de ciego, La fuente serena y Romances para Beatriz; de sus biografías, Vida de Colón, Vida de Hernán Cortés, Bolivar, Cervantes y su tiempo, De Galdós a Lorca, Españoles de mi tiempo y Mujeres españolas; de sus obras dramáticas; La muerte de Carmen, Mio Cid, Don Juan y la donjuanía y Los tres estudiantes de Salamanca; y de sus ensayos, España, ensayo de historia contemporánea, Anarquía o jerarquía, Presente y porvenir de Hispanoamérica, Guía del lector del Quijote y De la angustia a la libertad.

Intelectual de una sola pieza, Madariaga brilló especialmente en obras de carácter ideológico. Este príncipe de los liberales españoles, al estallar la guerra civil se negó a participar en ninguno de los dos bandos, adscribiéndose a una “tercera España”. “Gane quien gane la guerra –decía Madariaga-, perderá España”. A él se le debe la más grande de las aportaciones contra la “leyenda negra” española. Con el apoyo de los intelectuales británicos Salvador de Madariaga trabajó a favor de la democracia y de la paz española. Su vida fue una lucha viva, creadora, por la paz. Y como dijo este gran intelectual: “Es dudoso que haya habido jamás en ningún país institución alguna que contase con medios más espléndidos y que menos hiciera con ellos que la Iglesia en España, debió abierto los brazos como Jesucristo a derecha e izquierda, debió haber abierto el pecho y el corazón a ambos lados en ademán de paz y unión, y debió haber luchado por la paz y la unión y por ellas muerto”.

URL: http://www.arrakis.es/~aarias

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