José Vicente y yo
Creo oportuno reproducir algunos partes:
«Si el actual gobierno dedicase la misma energía, la misma preocupación, el mismo interés, que a diario emplea en cazar peleas, en buscar camorra, en agredir a los demás, en hacer obra útil, en laborar por el país, tuviéramos definitivamente, un gran gobierno». Hasta aquí el primer párrafo del artículo de JVR. Más de acuerdo imposible. Le pondría fecha de hoy.
Continúa JVR: «Por varios días me he dedicado a recortar en la prensa -las alusiones que el Presidente o sus Ministros hacen en forma despectiva contra los opositores, los ataques en contra del sector económico, las frases despectivas e, incluso, hasta las ofensas que deslizan, y realmente creo que no existen antecedentes en el país». ¡Qué cierto!
Luego dice: «Prácticamente en el país nadie queda excluido de la agresividad oficial. Por un lado, las instituciones, por otro, las personas, grupos, gremios, etc.». Y se pregunta: «¿Qué explica esa conducta?». Él mismo responde: «En la medida en que la crisis se acentúa y el fracaso oficial es mayor, también se incrementa la agresividad. El gobierno se hunde y como sucede a quienes caen en arenas movedizas, el esfuerzo consiste en chapotear aún más, lo cual determina un hundimiento mayor».
Acaba así: «La camorra no da dividendos, sobre todo a los gobiernos. Los ciudadanos eligen a sus gobernantes, no para que promuevan peleas y pierdan el tiempo en menudas confrontaciones sino para que trabajen para todos».
¡Bravo, José Vicente!
Termino esta nota citando de nuevo a JVR, esta vez en un artículo de hace apenas unos días: «Sé de la responsabilidad de Iván Simonovis en los sucesos del 11-A, pero eso no implica desdeñar el caso humano. Está enfermo. Lleva más de 10 años preso, pena que ningún otro de los que participó en aquellos hechos pagó. ¿Se pasean los que tienen en sus manos el caso por lo que significaría que muriera en la cárcel? La ley prevé salidas, medidas humanitarias que permitan que Simonovis esté en casa con su familia y con un tratamiento apropiado».
¡De acuerdísimo!
Seguiremos conversando.
