Basta de violencia
En el país se han venido prefigurando una serie de conductas y actividades con fines reivindicativos que por muy loables y justas que sean se desvirtúan y pierden cualquier justificación y viabilidad cuando recurren a la presión, al terrorismo y a la violencia, sea esta verbal o física. Es inaceptable en pleno siglo XXI donde supuestamente el orden se edifica sobre el ciudadano, la vigencia de los derechos y libertades, la tolerancia y el pluralismo, aceptar presiones y peor aún conductas que rompen con la paz y la tranquilidad.
Tal vez en esta década hemos tenido algunos ejemplos que van desde las acciones vandálicas de algunos círculos bolivarianos, organizaciones como el colectivo la piedrita hasta tupamaros, con presencia además de figuras estelares tipo Lina Ron. Es imposible sentarse en una mesa que persigue un dialogo, un encuentro y la búsqueda de soluciones, sean cuales sean las demandas y del sector que sean, estudiantes, trabajadores, obreros, amas de casa, artesanos y para usted de contar, si se recurre a la presión, al terror, a bombas lacrimógenas, a uso de armas o incluso al atropello, amedrentamiento y descalificación.
El pasado viernes 16 de octubre de 2009 en Bogotá fue interceptado y secuestrado por más de cinco horas, el Rector de la Universidad Nacional de Colombia, el profesor Moises Wasserman quien rotundamente expreso su rechazo al secuestro por parte de los estudiantes, y señaló “con presiones, con puños, con cuchillo en el cuello, con improperios no puede jamás plantearse un diálogo”. Traemos ese reciente hecho a colación dado que el lunes 19 de octubre de 2009, en la ciudad estudiantil de Mérida, asiento permanente de nuestra Universidad de Los Andes, un grupo de sujetos aparentemente no identificados se presente en el salón de sesiones del Consejo Universitario de la Universidad de Los Andes, en el Edificio Central del Rectorado, agrediendo física y verbalmente no sólo al equipo rectoral en pleno, sino a decanos, representantes profesorales y estudiantiles que obligo a la suspensión de la sesión ordinaria.
Nadie desconoce las exigencias de recursos y mejores tratos, no sólo para los vigilantes eventuales, sino incluso el resto de miembros de la comunidad universitaria, el maltrato es parejo de parte del gobierno nacional, no sólo no se honran compromisos, derechos adquiridos, deudas a los profesores, empleados y obreros, por ejemplo las becas de nuestros estudiantes son la mitad del monto que cobran iguales estudiantes de la Universidad Bolivariana y Unefa. De tal manera que bienvenidas las exigencias de mejoras, de pagos, estabilidad y demás, pero dichas peticiones no pueden politizarse, o peor aún, estar precedidas de violencia física o verbal. El Edificio Central del Rectorado de la Universidad de Los Andes es un patrimonio de los venezolanos, igual como el Capitolio, el Teatro Teresa Carreño o el Panteón Nacional que en numerosas veces ha sido afectado con quemas, pintas y daños a sus instalaciones. Los venezolanos y los merideños estamos hartos de estas actitudes que se suceden por la propia impunidad que existe en el país.
(*) Profesor de la Universidad de Los Andes