Nueva protesta interrumpe la producción en el yacimiento de Repsol en Libia
El campo petrolero libio de Sahrara, que explota la compañía española Repsol, se mantiene inactivo desde anoche a causa del sabotaje en una de las tuberías principales, informó este lunes a Efe la Compañía Nacional libia de Petróleo(NOC).
Según medios de prensa locales, la razón es que un grupo de manifestantes ha dañado un parte del gran gasoducto que une este yacimiento en el sur de Libia con la refinería de Al Zawaiya, en la costa.
En busca de una solución para un problema que se repite, el director de NOC, Mustafa Sanalh, se reunió este lunes con sus colegas de la empresa local Akakos con los que examinó las vías para proteger un campo capaz de generar en la actualidad 220.000 barriles de crudo diarios.
La producción en el campo de Sharara ya quedo interrumpida por una razón similar el pasado 28 de marzo cuando una milicia que exigía el pago de salarios atrasados asaltó la planta y la mantuvo bloqueada durante cinco días.
Miembros de una de esas milicias tribales cortaron también aquel domingo el suministro de la estación diez de bombeo del gasoducto que parte de Wafa en dirección a la localidad occidental de Ruwais a la altura de la zona de Al Jawabiya.
El gasoducto, gestionado por ENI y que desemboca en el puerto de Mellitah, en la costa mediterránea, surte también a una de las plantas que suministran electricidad a varias localidades del oeste de Libia.
Libia es un estado fallido, víctima del caos y la guerra civil, desde que en 2011 la OTAN contribuyera a la victoria de los rebeldes sobre la dictadura de Muamar al Gadafi.
Seis años después, dos gobiernos se disputan el poder, uno en el oeste sostenido por la ONU y otro en el este bajo liderazgo del mariscal Jalifa Hafter, un ex miembro de la cúpula militar que aupó a Gadafi y que años después, reclutado por la CIA, se convirtió en su principal opositor desde el exilio en EEUU.
A ellos se suma la poderosa ciudad-estado de Misrata, principal puerto comercial del país, y decenas de grupos armados que todo tipo que cambian a menudo de alianzas.
La situación ha favorecido el desarrollo de mafias dedicadas tanto al contrabando de petróleo como de armas, drogas e incluso de personas.
También de grupos yihadistas y salafistas vinculados tanto al grupo takfirí Estado Islámico como a la Organización de Al Qaida en el Magreb Islámico (AQMI) y los tunecinos de Ansar al Sharia, que se extienden por todo el país.
Esta situación afecta igualmente a la industria petrolera: Libia produce en la actualidad unos 700.000 barriles diarios de petróleo, cantidad muy alejada de los 1,6 que generaba durante la dictadura de Al Gadafi.
Durante su última visita a Trípoli, en abril de 2016, el entonces ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, anunció que cuando las condiciones de seguridad lo permitieran, Repsol retomaría su trabajo en Sharara, yacimiento que le concedió Al Gafadi en 1975.