Política, poder, gobierno y enriquecimiento ilícito
Aunque a muchos les parezca un sarcasmo o un cinismo, la política es la actividad más noble a la que puede dedicarse cualquier ser humano; desde niños hasta ancianos, porque ella significa trabajar a favor del bienestar común, del bienestar de los demás—sin que su nobleza se vea demeritada por percibir ingresos personales a cambio de desempeñar esta actividad, ya que la política es algo diferente a la filantropía—que es gratuita; algo que no es posible en la política, porque todas sus acciones conllevan un costo para los que se benefician de ella.
El poder civil—al cual se llega (entre otros medios) a través de la política, es la autoridad (ejecutiva, legislativa o judicial)—que ejercen los funcionarios electos o designados para ocupar cargos en la burocracia de cualquiera de las tres ramas fundamentales del poder—y es muy diferente al poder militar y a laautoridad policial (que no es un poder, sino un cuerpo de burócratas a cargo de seguir las instrucciones del poder para asegurarse de que la ley se cumpla y de llevar a juicio o ante la autoridad administrativa correspondiente, a quien viole la ley—y entre los policías el más encumbrado y destacado es el fiscal del Ministerio Público, quien es la persona con la responsabilidad de dirigir y conducir las investigaciones sobre cualquier hecho supuestamente trasgresor de la ley, para presentar sus resultados ante el juez competente, para que éste dicte sentencia condenatoria o exculpatoria sobre los hechos presentados ante él o ella—otros policías, presentan; no ante los jueces, sino ante una diversa variedad de autoridades administrativas—los resultados de sus investigaciones para que el o los presuntos trasgresores sean determinados culpables; y sancionados, o inocentes y en consecuencia exonerados de sanción alguna.
La ley es lo que el filósofo francés; Jean Jacques Rousseau, llamó religión civil en su Contrato Social de 1762—y que nosotros llamamos hoyconstitución nacional—así como al conjunto de los otros documentos que de ésta se derivan; y que en Venezuela se llaman Códigos, Leyes Orgánicas, Leyes Especiales, Leyes Generales u Ordinarias, Reglamentos, Decretos Presidenciales, Resoluciones Ministeriales y Ordenanzas Municipales—cada una está inevitablemente supeditada a las mencionadas con anterioridad en el estricto orden enumerado arriba.
Para que una nación prospere y funcione para el bienestar común, ninguna política, poder o gobierno, puede transgredir, violar o estar por encima de la ley—hasta el Presidente de la República; quien a través de sus ministros posee la autoridad de reglamentar las leyes—tiene prohibido hacerlo si viola elespíritu, propósito o razón, del poder legislativo expresados en los artículos de las diferentes leyes—o de la Asamblea Constituyente que redactó los artículos de la constitución nacional.
Pero como el ser humano es un simio (hembra o varón) llamado científicamente Homo sapiens sapiens, desde que nace, tiene todas las capacidades innatas que se necesitan, para comportarse como una bestia—y una de las peores formas de hacerlo es mediante el enriquecimiento ilícito, que simplemente significa apropiarse para el uso o disfrute personal de sumas de dinero o bienes muebles o inmuebles que no le pertenecen, especialmente si se trata depresupuestos públicos destinados a proporcionar y mantener en buen estado de funcionamiento las obras públicas, bienes o servicios destinados al bienestar común—el más preciado de los cuales es la educación ciudadana; como también nos enseñara Rousseau en su famosa novela Émile ou de l’éducation (Emilia, o sobre la educación) que también publicó en 1762.
Nunca es tarde para comenzar a aprender sobre política, poder, gobierno y enriquecimiento ilícito; así que le recomiendo encarecidamente adquirir sendas copias de las dos arriba mencionadas obras de Jean Jacques Rousseau; sobre todo lea lo relacionado con la iglesia católica romana, a la cual le dedica un capítulo completo en la primera.