Religión: Interpretaciones Erradas de la Realidad
Una cosa son las interpretaciones y las opiniones—de las cuales cada ser humano puede poseer y defender durante toda su vida, versiones diferentes a las de todos los demás, y otra cosa muy distinta son los hechos y las explicaciones—que nos proporcionan las descripciones más exactas posibles de la realidad fenomenológica—y si estos últimos tienen en su cúspide; como máximas leyes, a las Teorías de la Relatividad, dadas a la humanidad por la mente de Albert Einstein, Joseph Ratzinger; el Papa cristiano, católico y romano, Benedicto Décimo Sexto, podría tener parcialmente la razón cuando dijo muy recientemente:
El papa Benedicto XVI ha asegurado que el mundo actual vive una «especie de dictadura del relativismo», que «mortifica la razón, porque llega a afirmar que el ser humano no puede conocer con seguridad más allá del campo científico». [Fuente: agencia internacional española de noticias, Efe].
Ciertamente, como afirma—y es capaz de comprobar más allá de toda duda—la ciencia; con evidencias y pruebas irrefutables, toda verdad es relativa, ya que con cada nuevo avance en el conocimiento de la realidad, el ser humano encuentra nuevas preguntas a las cuales buscarle respuestas, y en consecuenciano existe ninguna verdad absoluta, por lo menos hasta el tiempo presente. Sin embargo, eso no puede denominarse “dictadura” que puede definirse correctamente como el predominio ilegítimo de la voluntad personal de un déspota.
Por otra parte, si algo es realmente dictatorial eso es la religión, como ejemplariza el hecho innegable de que en el mundo existen más de 30 mil iglesias cristianas diferentes, que afirman ser poseedoras—cada una de ellas—de la “verdad absoluta” y de la cuales, la católica romana que dirige Benedicto, es apenas una—y difieren tanto las unas de las otras, que, por ejemplo, una de las ramas estadounidenses de la iglesia cristiana Episcopal, acaba de aprobar la ordenación como Obispos, de sacerdotes abiertamente homosexuales—lo que contrasta profundamente con la opinión que Benedicto tiene de este tipo de comportamiento sexual de las personas; sean sacerdotes o laicos.
Toda religión no es más que un compendio de interpretaciones y opiniones erradas de y sobre la realidad, debido a que casi todas ellas fueron inventadas en épocas cuando la ciencia no existía, y las que fueron inventadas posteriormente, en presencia de la ciencia, no resisten ningún análisis objetivo llevado a cabo por expertos científicos—y el más predominante ejemplo de esto, es el fenómeno natural, llamado rayo, centella y trueno, que durante milenios fue la “inequívoca demostración del poder” de numerosos dioses de la antigüedad (incluido el cristiano), hasta que Benjamín Franklin en 1749 e independientemente Prokov Diviš en 1754, inventaran el pararrayos, basándose en sus conocimientos científicos.
Y el conocimiento científico; llamado por Benedicto, “dictadura del relativismo”, lejos de “mortificar a la razón” llena de profundo regocijo a todos los seres humanos que indudablemente se benefician de los hallazgos del raciocinio—de la razón—como también puede correctamente denominarse al conocimiento científico—como lo han ejemplarizado durante los pocos dos siglos y medio que lleva existiendo la ciencia, los descubrimientos científicos que han permitido diagnosticar correctamente; prevenir su ocurrencia, y curar numerosas enfermedades que afectan a los seres humanos, a los animales silvestres y domesticados y a las plantas; así como permitir diseñar constantemente nuevos ambientes, productos y servicios que han catapultado exponencialmente, tanto el progreso como la felicidad humanas, y reducido en similares proporciones al atraso y a las calamidades humanas—lo que ninguna religión pudo—ni podrá jamás—lograr; aunque insistan en mentir al llamar “milagro” a cualquier cosa que la ciencia no pueda explicar aún—y hasta a otras cosas que la cienciasi ha explicado como producto de cosas distintas a eventos sobrenaturales—como; por ejemplo, la imagen del “Manto de Turín”, pero que algunos cristianos insisten en afirmar que fue creada por el alma de Dios al abandonar el cuerpo de Jesús de Nazaret.