Cuba: Horizontalidad, un testimonio hacia el socialismo, de Marina Sitrin
“Pero estaba reservado a la Economía Política del trabajo alcanzar un triunfo más
completo todavía sobre la Economía Política de la propiedad. Nos referimos al
movimiento cooperativo, y sobre todo a las fábricas cooperativas
creadas sin apoyo alguno, por iniciativa de algunos obreros audaces.”
Pocos libros aparecen que causen tanta avidez de lectura en quienes intentan entender las complicaciones del complejo mundo revolucionario del Siglo XXI. Se trata de la vívida narración de los hechos, por los mismos participantes en los procesos libertarios, autogestionarios, autónomos y democráticos que cobraron auge en Argentina con la crisis de diciembre de 2001, conocida como “el corralito”.
Marina, norteamericana por nacimiento y revolucionaria por naturaleza, se educó en una familia amante de la Revolución Cubana y desde muy joven se vio envuelta en los grupos de izquierda que la llevaron a tratar de conocer los intríngulis del movimiento popular desatado por la crisis argentina.
“No soy argentina, aunque sí he pasado buena cantidad de tiempo allí. No me suscribo en exclusiva a ninguna ideología o práctica, pero tomo parte de muchas y siento que solamente a través de la creación social, individual y colectiva podremos inventar, como dicen los zapatistas, muchos nuevos mundos”, escribe la autora de sí misma en la introducción a su libro: Estas pocas líneas con las cuales ella nos presenta su identidad es también una fotografía de su propio libro.
El texto es la descripción del proceso dialéctico de la creación colectiva y disímil de los nuevos medios y métodos de construcción social y del nuevo sujeto revolucionario que se van conformando allí, la nueva clase de los trabajadores libres asociados, el hombre nuevo, el del siglo XXI, ese que está pariendo la Argentina ahora mismo y que busca ya –hoy- conformar la nueva sociedad socialista en ese país, aunque muchos de sus participantes no tuvieran plena conciencia de ello, ni tampoco se considerasen de “izquierda”, mucho menos “socialistas”, cuando -actuando por puro instinto clasista y humano- empezaron a reunirse en los barrios para tomar decisiones sobre sus problemas o a ocupar las fábricas y a formas cooperativas.
Ilustrado con 133 fotos, a través de 10 capítulos cuyos nombres concentran tradicionales saberes como Contexto y Ruptura, Horizontalidad, Autogestión, Autonomía, Creación, Poder, Represión, Mujeres, Protagonismo y Sueños, Marina nos lleva de la voz de los protagonistas mismos a ir identificando los momentos e interconexiones del proceso revolucionario que están viviendo las masas argentinas con más nueces que cáscaras.
La autora identifica así lo que vio en Argentina: “Los participantes sienten que están creando su futuro en el presente a base de nuevas relaciones decididas por la democracia directa. Rechazan la jerarquía, los jefes, gerentes, o cualquier tipo de persona que ejerza poder sobre otros. Se organizan en todas sus situaciones, se “autogestionan” en comunidades, barrios, lugares de trabajo, escuelas y universidades. ¿Cómo se llama este proceso revolucionario? ¿Horizontalidad?, ¿autogestión?, ¿socialismo?, ¿anarquismo?, ¿autonomía, ¿política efectiva? ¿Ninguna de esas cosas? ¿Todas? Creo que es un proceso que no tiene un solo nombre.
La horizontalidad es el término que ha llegado a representar las nuevas relaciones sociales y sus principios de organización. Tal y como sugiere el nombre se desenvuelve en un campo plano y nivelado. Conlleva la aplicación de la democracia directa y la creación antijerárquica y antiautoritaria en lugar de la reacción. Es una ruptura con los métodos verticales de organizarse y relacionarse”
En el libro, que merece elogios por forma y contenido, llama la atención la ausencia de un capítulo sobre la Cohesión y que Marina podría incorporar en una nueva versión. Y si bien aparecen aisladas referencias a formas de interconexión del movimiento, no creo que falte este capitulo por gusto, pues más bien parece reflejar la realidad de todo ese hermoso contexto de construcción colectiva, donde todavía está por lograrse una integración amplia y una efectiva política de expansión, fases cualitativamente superiores a alcanzar. La esencia del movimiento: la aparición de nuevas relaciones sociales y de producción, distintas a las asalariadas, explotadoras, verticalistas, autoritrias, individualistas y consumistas del capitalismo, pudieran nunca prevalecer si no aparecieran los mecanismos necesarios de cohesión, articulación y expansión que hacen a un movimiento predominar en su conjunto en la sociedad.
El movimiento horizontal, autogestionario argentino precisa también de establecer nexos internacionales, no solo de solidaridad y propaganda, sino especialmente de imbricación orgánica, económica y política. Esa es una tarea que han iniciado algunos compañeros en España y en América Latina, pero está pendiente, como la integración desde abajo que el ALBA deberá alcanzar.
Horizontalidad no es una receta para los movimientos revolucionarios del continente, pero es una experiencia de la mayor significación que enseña como el sujeto socialista surge, como escribió Marx, allí donde aparecen los trabajadores audaces que rompen con el sistema capitalista de trabajo asalariado y fundan ellos mismos sus cooperativas. Experiencias similares se dan en Brasil, con el Movimiento de los Sin Tierra; en México, con los Zapatistas; en Venezuela, Bolivia, Ecuador, Perú, Colombia, Chile en prácticamente toda la América incluidos los Estados Unidos, además de desarrollarse ya hace tiempo en varios países de Europa y Asia.
Si en Cuba, dada nuestras circunstancias históricas, la nueva construcción socialista, obra de los trabajadores y de las masas, no podrá ser contra el estado, sino con su ayuda y a partir de éste, de su descentralización y de la socialización de la propiedad, el poder y las decisiones que ha concentrado durante 5 décadas; en la Argentina el proceso parece inverso: contra el estado capitalista, creciendo de abajo hacia arriba, por el paulatino engarzamiento de las empresas y movimientos autogestivos y el control popular de los espacios políticos locales y nacionales.
Horizontalidad es una demostración práctica más, en pleno Siglo XXI, del planteamiento marxista sobre el contenido cooperativo de las nuevas relaciones socialistas de producción: “Estas fábricas (cooperativas) demuestran cómo al llegar una determinada fase de desarrollo de las fuerzas materiales productivas y de formas sociales de producción adecuadas a ellas, del seno de un régimen de producción surge y se desarrolla naturalmente otro nuevo” (1). Esas libres y asociadas nuevas relaciones socialistas de producción, que aparecen en las formas cooperativas y autogestionarias, están caracterizadas por la propiedad colectiva, la gestión democrática y la repartición equitativa de una parte del plustrabajo o excedente, antes plusvalía, tal y como hemos venido señalado los cubanos partidarios de la autogestión socialista, empresarial y social.
Con este libro, Marina ha hecho un significativo aporte documental al socialismo contemporáneo, que unos llaman del Siglo XXI y que por acá le decimos Participativo y Democrático que quiere y precisa diferenciarse y distanciarse de aquel otro que nunca fue, que se quiso emprender desde el estado, autoritariamente y manteniendo el trabajo asalariado, ese no-socialismo “real”, que fracasó donde quiera que se intentó. Este testimonio ya forma parte de la historia revolucionaria de Nuestra América.
Dejo a los lectores con una selección de frases y pensamientos expuestos por los que narran sus experiencias en las empresas recuperadas, en las asambleas de barrios y en organizaciones sociales de diferentes tipos, las que por sí solas llenan las enseñanzas que nos quiere trasmitir la obra:
“Yo estaba muy enojado con el país y con mis compatriotas y vecinos, antes de esta rebelión (diciembre de 2001), porque veía que toda la situación política económica se deterioraba mucho y que no había una respuesta por parte de la población”.
Por el momento que terminó el presidente De la Rua de dar el discurso en que anunciaba el Estado de Sitio, que inmediatamente la gente empezó a salir a las calles, yo estaba hablando por teléfono con mi hermano… y de pronto él empezó a escuchar los ruidos del cacerolazo…yo todavía no los escuchaba porque fue como ola que empezó a cubrir toda la ciudad, y él me comentó, hay un ruido raro que no sé que es, y al minuto lo empecé a escuchar yo aquí, en mi barrio, salí a la calle y era difícil creer lo que estaba pasando”…
“Mi vieja se ponía a hablar con una vecina y le contaba: Ay no porque mi hija se fue del país…porque claro la situación económica no da para más…y mi mamá le contestaba: si, mi hija también está pensando lo mismo… se daban esas situaciones que de repente eran amigas”.
“Hubo una revolución desde el punto de vista de “ya no aguanto más” y partir de la loza esa que tenés en la cabeza de no aguantar más, los trabajadores en su conjunto, empezaron a buscar una salida por sus medios. Los trabajadores empezaron a ver cómo resolvían sus problemas ¿y cuál era su problema? Que tenían dirigentes corruptos que no los dejaban pelear, entonces empezaron a voltear esas direcciones burocráticas…La burocracia sindical nos dijo que si nosotros nos formábamos en cooperativa nos iban a dejar solos porque ellos ya consideraban que éramos patrones…”
“Algunos colectivos surgieron a partir de esa fecha (19-20 de diciembre de 2001, momento del cacerolazo); pero también se hizo visible el trabajo de personas que venían trabajando en esto desde hace años”.
“Es un ejemplo claro de que al pueblo unido no hay quien lo derrote. Tengan armas, tengan mísiles, tengan fusiles, el pueblo unido es una fuerza increíble. Yo no lo podía creer. Vi a la clase media luchando al lado mío. Vi a la clase alta luchando al lado mío.”
“La horizontalidad es una nueva construcción, que apareció de la noche a la mañana…las teorías que tienen validez, las que tienen vigencia, las teorías que realmente importan, son las que surgen de la necesidad y las que se llevan a la práctica. Porque por ejemplo, los conceptos de horizontalidad, autogestión, democracia directa, no son para nada nuevos”.
“…si lo que se quiere es algo diferente, la manera de construirlo tiene que ser diferente”
“…todo lo discutimos, hay dos compañeras que discuten fuerte, nadie se guarda nada…”
“…todos tienen un mismo porcentaje igual en la decisión…”
“…democracia directa es eso, que todos podamos opinar sobre un tema y encontrar todos la solución que sea favorable para todos, donde todos puedan participar.”
“En la Argentina tenemos una cultura muy jerárquica, sobre todo, por años de peronismo que era un movimiento siempre basado en la figura de un líder, y en general incluso los grupos más emancipatorios, más de izquierda y demás, también siempre organizados en estructuras basadas en liderazgos, y en jerarquías muy férreas.”
“Un movimiento no puede depender de una persona, porque esa persona se agarra a algo, se enferma y se muere, no puede ser que esa persona sea todo el movimiento…un movimiento así se verticaliza, para mí es una mierda”.
“La horizontalidad para mi es mucho más que una forma de organización, para mi es una cultura”.
“…la realidad nunca se subordina al ideal…la política de la horizontalidad es que haya muchos pensando, muchos produciendo, muchos creando y muchos investigando. Algo que no es un grupo de intelectuales investigando algo que ya se sabe qué es, que ya se sabe a dónde va.”
“Ellos creen que la horizontalidad es una línea recta, una asociación de puntos, en la que todos son iguales, en la que las diferencias no existen. La horizontalidad… es una relación de diferentes con la misma cantidad de derechos.”
“La democracia directa es el agotamiento de la democracia representativa”.
“Sí, estoy construyendo mi propia revolución y la estoy construyendo colectivamente”
“Yo hablo de democracia directa…una cosa es participar y otra decidir”
“Nosotros no tomamos todas las empresas como dicen por ahí…no tomamos ni empresas que trabajan, ni empresas que pagan los salarios…tomamos las que abandonan los empresarios”.
“Va a llegar el momento en que YPF (Yacimientos Petrolíferos Fiscales, la empresa que explota el petróleo) va a ser del estado, pero no del estado anterior, sino de un estado controlado por asambleas de trabajadores y universitarios”.
“Hay ciertos convenios que (la cooperativa) se pueden hacer con el gobierno, conseguir una subvención, un crédito blando para hacer funcionar el hotel…la idea es autogestionarlo, no dejar que ningún inversor quiera venir a poner plata y querer participar en las decisiones…queremos ser independiente…queremos manejarlo nosotros.”
“El capitalismo produce enfermos y enfermedades…porque es una sociedad que produce necesidades constantes, ata al individuo a la necesidad, de allí que es productora de enfermos. La alienación misma y la subordinación al poder…No podemos encarar un proyecto de salud que no proponga la ruptura de las relaciones que establece el capitalismo”.
“Yo no leí mucho lo que es Trotsky, ni lo que es Marx, ni nada de eso, y lo que es el socialismo o el capitalismo, pero según los que han venido, y nos han dicho, lo que estamos aplicando nosotros es el socialismo en carne propia”.
“Mientras nosotros tomábamos la fabrica, había quedado parada unos 30 días, y en 23 días logramos la producción…antes había una mala administración, gastaba más de la cuenta, desconocían para donde se vendía el azúcar…teníamos antes a quien echarle la culpa…ahora si hay una decisión equivocada perjudica a todos…”
“Cuando hablamos de producción, hablamos en un sentido integral, ropa, calzado, alimentos…Tenemos siete centros de autogestión…También hablamos de producir una salud autónoma, una educación autónoma…tenemos una farmacia popular…Y todos esos fueron nuestros acuerdos, que no dependíamos de ningún partido político, ni de iglesia, ni organización del estado sino que nosotros nos definimos como que queremos autogestionarnos”.
“Entonces dijimos vamos a reconstruir una nueva manera de caminar, con nuevas relaciones sociales, a partir de la horizontalidad, la democracia directa, donde vayamos nosotros gestando nuestra propia subjetividad, nuestra propia manera de entender y transformar la realidad”.
“Nosotros en realidad no vemos muy difícil el camino de la unificación de las empresas recuperadas…estamos intentando arma un encuentro de empresas recuperadas en forma independiente de los partidos políticos, el estado, la iglesia…Porque había organizaciones políticas que les importaba más pelearse entre ellos por quién tenía el manejo de la organización y no estaban preocupados por las necesidades de los trabajadores”.
“La articulación es fundamental no para construir hegemonías y para unificar el movimiento, sino justamente para construir la diversidad”.
“Mi padre solía decir: trabajar de empleado, en la empresa, es ser esclavo”.
“Nosotros estamos creando nuestro propio futuro, pero desde lo que nosotros queremos y no de lo que nos imponen”.
“Lo que nosotros queremos decir con cambio social, es justamente que cambie todo el sistema, desde el trabajo que es lo principal a que nosotros apuntamos porque creemos que es lo que nos dignifica y el pilar fundamental para una sociedad, hasta la salud, la educación, la vivienda…”
“Lo que estamos haciendo es utópico para cualquiera, es algo que no en todos lados se puede demostrar que una fabrica es totalmente rentable cuando todos querían demostrar que la fabrica iba a la quiebra”.
“No nos interesa el sistema capitalista, queremos generar algo distinto. No queremos que abran las fábricas y nos incorporen para volver a ser explotados. Las consignas son Trabajo, Dignididad y Cambio Social…queremos proyectos distintos, donde no haya patrón, donde el mismo obrero, los mismos compañeros decidan qué hacer con la producción…no es que se lo reclamamos al gobierno, creemos que somos nosotros los que tenemos que construir eso y que nos tienen que dejar…”
“Las nuevas relaciones, que tienen que ver con la nueva transformación, no creemos que va a ser porque venga un Presidente revolucionario o un grupo revolucionario y va a hacer, de hecho se puede ver en la historia, en Rusia, en China, se luchó por valores, por ideales y en definitiva siguió la misma opresión y la libertad quedó afuera de la posibilidad de vivir”.
“Hay toda una forma de expresión diferente: horizontalidad, democracia directa, contaminación de movimientos, articulación, trabajo en red no son palabras muy escuchadas en la izquierda tradicional. No lo son. Son palabras propias del lenguaje del nuevo movimiento social, de las nuevas luchas anticapitalistas. Hay muchas palabras del pasado que bien podrían definir una situación del hoy, del día actual. Lo que pasa es que, como es una palabra vieja para definir algo nuevo, genera una confusión. Y cuando las palabras no sirven para comunicar claramente, es mejor dejarlas de lado.”
“La historia no es perder la energía en preocuparnos por este poder, sino tratar de crear uno nuevo. ¿Para qué te vas a poner a pensar en cómo tomar este poder que no sirve para nada, si podés esperar algo mejor?
“No hay nada secreto acá, no hay cosas secretas, no hay reuniones a puertas cerradas, todo es abierto, limpio.”
¿Qué significa para mí, hoy, la construcción de un poder emancipatorio, de un poder libertario? Significar construir relaciones sociales en el presente, distintas, dentro de lo posible…La explotación es la explotación. Y eso no se puede eliminar hasta que vos no socialices los medios de producción…”
“Entonces a mi me parece que las organizaciones de todo tipo, no solamente de empresas recuperadas, de trabajadores, de desocupados, deben luchar por organizarse y crear un poder, no alternativo paralelo, sino para reemplazar el poder anterior, o el poder actual, que es el poder reinante, que es el poder de las grandes empresas, de los políticos, de los negociados, donde los trabajadores y el pueblo se quedan afuera y los mira por la televisión”
“…la construcción de la revolución pasa por crear los lazos necesarios, llegar a la unidad, dejar los dogmatismos de lado”.
“Nacemos donde el poder está delegado. Vivís y otro decide por vos qué comés, con qué te vestís, el lenguaje que hablás.”
“Queremos armar una nueva relacionalidad. Nadie sabe muy bien cómo, es un proceso que tiene que ser colectivo, no va a venir uno a decirnos cómo hacerlo”.
“Somos sujetos históricos. Dejamos de ser sujetos pasivos que es lo que nos proponía el voto, lo que nos proponía el sistema. Dejamos de ser sujetos marginales, desocupados, excluidos, para ser sujetos activos, participantes. Actores de nuestras propias vidas”.
“Hay una diferencia en el trabajo sin patrón porque uno toma la responsabilidad, si yo soy maquinista yo conozco hasta donde da mi capacidad y la de la máquina y la aprovecho al máximo”.
“Lo mejor de las asambleas es que permiten hacer política de una manera diferente, no partidaria…escucharse todos, que valga lo mismo la opinión de todos, es muy importante. En los partidos políticos no es así, vale la opinión de algunos, de otros no.”
“El principal enemigo es el miedo, la sospecha de que este quiere hacer tal cosa”.
“La figura de la izquierda tradicional es la de un árbol, donde hay un comité central, un tronco y luego están las ramas y los subcomités con las hojitas y sin el tronco nadie tiene vida, en el tronco decide y las decisiones van a las hojitas. En cambio las relaciones que estamos teniendo cono como una tela de araña, como una red.”
“El futuro ya llegó, es hoy. Estamos viviendo el futuro. Esa promesa constante del capitalismo, como la zanahoria que ponen delante del burro para llevarlo para donde quieran. ¡Qué mentira! ¡Que hijos de puta!”
“Como dice el Che: seamos realistas, exijamos lo imposible.”
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