Opinión Nacional

Breve existencia bolivariana

Hola a todos los amigos del ALBA y del Anochecer Bolivariano:

Fui una bolivariana a toda prueba – de círculo y comuna – que vivió toda su vida en medio de la egregia experiencia bolivariana que el Líder de Líderes ha soñado por y para nosotros.

Me pusieron mis primeros pañales desechables con la figura sonriente y combativa del Innombrable que no se podía pupusear, a riesgo de ser demandados por Pupucidio Oficial. Mi madre, adeca de la IV, refunfuñona, recurrió a los pañales de tela que de vez en cuando podía lavar cuando el detergente imperialista no escaseaba; bebí leche china de esas contaminadas que gracias al Líder fueron recogidas después que me la tragué.

En el Simoncito me contaminé con unas pepitonas bolivarianas en mal estado, gracias al proceso sobreviví a un Mal que llaman de Chagas y a un dengue imperialista. Asistí gustosa al Liceo Bolivariano donde no salía de una infección urinaria por la falta de higiene en los baños y donde clases recibía si es que el presupuesto alcanzaba. Le di ¡Vivas! a todos los héroes que tenían sendo afiche en la entrada del liceo: El Che, Fidel. Robinson, Zamora y hasta al mismo Comandante, cuya foto guardé en libros incompletos, diarios personales y cuadernos sin uso. Obtuve sin problemas mi cédula de identidad, hice las correspondientes colas bolivarianas del Mercal, hasta un pernil conseguí. Aprendí – cadena más cadena menos – que los ricos son malos y los pobres buenos, que la maldad sólo existe en los países del Norte, que los malandros de mi barrio no son así porque quieren sino por necesidad: tienen hambre y adicción, y ganas de amar y ser amados, son buenos en esencia socialista. Así que decidí embarazarme temprano y comunalmente para darle esperanzada una vida más a esta revolución que paradójicamente muerte ofrece.

Ingresé con mi orgullosa barriga a una Misión para perfeccionar lectura y escritura y obtener el título de Bachiller Zamorana, en el Carreño me lo dieron. Feliz salí del acto de graduación acompañada por mis padres rezongones e incrédulos. Al barrio dignificado llegamos todos radiantes cuando empezó una balacera entre bando y bando, un insignificante ajuste de cuentas; prontamente entendí lo que significa Patria Socialismo o Muerte. Las dos primeras consignas las tengo grabadas en la conciencia, las balas perdidas las llevo en el cuerpo de esta revolucionaria que hoy entierran junto con el de mi Hija de la Patria en urnas de comunal pino de Uverito.

¡Más urnas bolivarianas para adultos y niños!

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