«Pancho» Márquez comparte su testimonio en la última conferencia de Plan país
El ex preso político, Francisco “Pancho” Márquez, participó en la última conferencia en Washington de la organización sin fines de lucro, Plan País, para compartir su testimonio en la cárcel y enseñanzas que le dejó esa injusta experiencia de cuatro meses.
“Conocí lo peor del ser humano, pero también vi lo mejor”, así inició Márquez su presentación durante la reunión de Plan País, iniciativa que busca vincular a los jóvenes venezolanos en el extranjero con la situación actual de Venezuela e incentivar el debate sobre los principales temas del país.
121 días, 4 cárceles diferentes y 7 celdas distintas. Este fue el tiempo y los lugares que recorrió Márquez por los supuestos cargos de lavado de dinero e incitación pública para delinquir. Su libertad le costó el abandono de su país, de su trabajo y su vida en Venezuela. Para que lo sacaran de la cárcel el gobierno lo obligó a irse del país por lo que actualmente vive en un exilio forzado.
Márquez convivió con presos políticos y presos comunes. Principalmente estuvo en la cárcel 26 de julio en San Juan de los Morros y cree que hay tres enseñanzas claras que adquirió durante esta experiencia que considera necesario difundir para todos aquellos que siguen detenidos en Venezuela: ser militante de la aceptación, dónde está tu atención está tu energía y darle sentido al sufrimiento.
Con respecto al primer punto se refirió a que regularmente cuándo la persona ingresa a la cárcel está desorientado y siempre será víctima de torturas tanto físicas como psicológicas, por lo tanto se debe enfrentar y luchar contra esa realidad o simplemente se pierde la batalla. “Hay que buscar un sentido de empoderamiento en esas circunstancias tan difíciles. Debes mantener un proceso de aceptación como acto de fe y entender que esa será tu realidad”, agregó.
Asimismo, resaltó que la persona debe escoger hacia dónde centra su atención. Por ejemplo, Márquez cuenta que valoraba los pocos momentos que tenía luz solar y apreciaba la vista de los morros en vez de enfocarse en observar las celdas, se alegraba cuando escribía una carta y tenía tiempo para rezar. Por último, cree que el preso no se tiene que preguntar «¿por qué me está ocurriendo esto?, sino ¿para qué?”. En su caso, él se centró en la importancia en transmitir sus testimonios para hablar por todos los que están presos y tienen familias destruidas.
“A mi me costó mucho aceptar que me tenía que ir y me pareció injusto, pero luego me di cuenta que podía ayudar más desde el exterior que en una celda, ya que consigo espacios como estos para explicar lo que estamos viviendo en Venezuela. Puedo dejar mensajes que llegarán a muchísimas más personas”, concluyó.
Invitó a todos los asistentes de la conferencia a compartir alguna historia de un preso político, ya que durante su experiencia, aprendió que los presos políticos se entusiasman cuando saben que otros están difundiendo su caso.
