Opinión Nacional

¿Inteligencia Artificial? y 2

La inteligencia humana; definida como: “Capacidad para aprender, razonar, entender, y formas similares de actividad mental; aptitud para internalizar verdades, relaciones, hechos, significados, etc.”—que algunos autores de todo tipo de obras y reportes periodísticos relacionados con la ciencia ficción, creen que podría dar origen a robots y computadoras con una “inteligencia artificial” que podría conducir a la “evolución” de los seres humanos en razas de androides y a máquinas cibernéticas que llegarían a controlar a la humanidad y al planeta, harían muy bien si además de profundizar sus conocimientos de informática y computación, ampliasen sus conocimientos sobre biología y las muchas otras ciencias que describen a la naturaleza (desde el Universo hasta el Átomo), para que vean porqué sus apocalípticas profecías sobre una humanidad bajo el control de la “inteligencia artificial” de las máquinas es algo menos que improbable que ocurra en muchos milenios por venir—y posiblemente nunca llegue a ocurrir.

La inteligencia humana es prodigiosa—es ella; y no la “inteligencia artificial”—la que ha logrado que en unas pocas décadas las computadoras hayan logrado aumentar geométricamente muchas de sus capacidades; especialmente las de almacenar ordenadamente datos (texto, imágenes, sonidos, videos y programas ejecutables), y la velocidad y cantidad de cálculos por segundo de unos escasos 64 kilobytes (64 mil unidades de almacenamiento ), y una velocidad de 4 megahertz (4 mil ciclos por segundos), hasta terabytes (un billón de unidades de almacenamiento) y velocidad de 20 pentaflops (20 cuatrillones de cálculos por segundo) y el CPU Power6 de IBM o el CPU Pentium Extreme, con velocidades respectivamente de 5 mil millones de instrucciones por segundo y 3,73 gigahertz—asombrosos avances tecnológicos; pero que aún son unos “morrocoyes” chiquititos si se les compara con la capacidad de almacenamiento de datos y la velocidad de procesamiento de ellos, por parte del cerebro del gigante que llamamos: bebé humano.

Para llegar desde las primeras cianobacterias hasta el bebé humano la evolución mediante la selección natural transcurrió un camino—totalmente al azar—y basado en las mutaciones y la interacción de los seres vivos con el ambiente que los rodea, a lo largo de; por lo menos, 3 mil 500 millones de años durante los cuales el ser humano apenas ha ocupado entre 60 y 75 mil años—entre 17 diez millonésimas partes del uno por ciento y 21 diez millonésimas partes del uno por ciento de ese tiempo—y nunca hubiese llegado a existir si alguna de las miríadas de partes que componen su actual cuerpo; incluyendo a su cerebro y a su inteligencia—no hubiese sido construida por la naturaleza; totalmente al azar, partiendo de partes vivas preexistentes en otros organismos no humanos.

Una de las miríadas de evidencias científicas de esta asombrosa realidad, lo prueba el hecho de que los pollos, las plantas de maíz y los seres humanos compartimos exactamente algunos genes idénticos—y no cualquier gen, sino oncogenes: aquellos capaces de activar el proceso de producción de una enfermedad que aun no hemos controlado totalmente: el cáncer.

Cuando aprendemos de nuestro pasado en vez de ser pesimistas creyendo que las primitivas visiones apocalípticas de nuestros antepasados, pueden repetirse en formas mas atroces debido al progreso tecnológico que ha logrado alcanzar la humanidad, tenemos todas las razones para ser muy optimistas.

¡Por supuesto!…si nos dedicamos a familiarizarnos con la ciencia que ha hecho posible ese asombroso progreso; que comenzó a mediados del siglo 18, cuando un pequeño grupo de pensadores europeos decidió comenzar a recopilar y difundir todo el conocimiento producido por la humanidad, usando su raciocinio y la rigurosa disciplina del método de investigación científica—y deliberadamente dejando por fuera a todo conocimiento producido a partir de creencias religiosas.

Eso no quiere decir que deberíamos olvidarnos de la religión. Mi experiencia personal me llevó al convencimiento de que todas las religiones sin excepción son esencialmente buenas para la humanidad y que ellas pueden coexistir armoniosamente con la ciencia. Sin embargo la esencia del progreso y del bienestar de la humanidad aumenta mientras más familiarizados estén los seres humanos con el conocimiento científico.

CPU: Central Processing Unit = Unidad Central de Procesamiento; el chip principal de toda computadora

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