Del monte Roraima a la meta del CAF: la historia de Yurni Lezama
Él corre y entrega todo en el asfalto; corre con las fuerzas que los aires del Roraima le dieron; corre con el ímpetu que tienen los miembros de su etnia taurepán; corre, corre, corre… prosigue hacia la meta y cumple su sueño. Su nombre: Yurni Lezama; su logro: ser el primer pemon en formar parte del maratón CAF, realizado el pasado domingo en la ciudad de Caracas.
Yurni creció en Paraitepuy, una pequeña comunidad del estado Bolívar ubicada en la entrada del Roraima. A los 12 años subió por primera vez a ese monte y a los 15 se convirtió en porteador —persona que transporta el equipaje de los excursionistas que suben al tepuy—. Hoy tiene 22.
—Desde esa primera vez, ¿cuántas veces has subido al Roraima? —le preguntan.
—De eso no tengo ni idea; son demasiadas —responde con cierta timidez.
¿Y cómo fue que un joven dedicado al oficio de porteador se convirtió en maratonista? Bueno, hace dos años se inscribió en el maratón TanaTuy, que se celebra en la Gran Sabana y tiene una extensión de 85 kilómetros. No solo corrió la distancia, sino que se llevó el primer lugar y con tiempos por encima del promedio. Al siguiente año volvió a participar y nuevamente triunfó.
En octubre de 2016, un grupo de excursionistas que regresaba del Roraima hizo su respectiva parada en la oficina de Inparques, ubicada en la aldea de Yurni. Uno de ellos portaba una gorra del CAF, y cuando lo vio, el joven pemon no dudó en acercarse y preguntar cuáles eran los requisitos para participar.
—Cuando supe que se trataba de un muchacho que venía de ganar dos TanaTuy, supe que había una bonita historia que merecía ser contada —contó Javier Melero De Luca, sociofundador de Trapiche Films, quien estaba entre el grupo de viajeros—. Pensé que sería muy lindo hacer que él pudiera participar y que los demás se enteraran de su travesía.
Los excursionistas decidieron cumplir el sueño de Yurni y registrarlo a través de un documental. Como él no tiene celular y, además, en Paraitepuy no hay señal, cada cierto tiempo iba al pueblo con cobertura más cercano y llamaba al equipo de Caracas desde el teléfono de un primo.
Mientras los productores se preparaban para comenzar el rodaje de la cinta, Yurni hacía lo propio como maratonista. Todos los días se levantaba a las 4:00 am y corría 7 kilómetros; además, de vez en cuando iba al lugar más cercano en el que hubiera asfalto y trotaba 15 kilómetros. Eso sin destacar el propio trabajo de porteador, que ya de por sí es un oficio en el que se crea resistencia.
Así pasaron los meses hasta que llegó el momento de dar inicio a la producción. Los miembros del documental comenzaron la filmación desde Paraitepuy, donde compartieron con Yurni y subieron con él al Roraima. Días antes del maratón, se trasladaron a Caracas para retratar al pemon en sus últimos preparativos.
—Es muy bonito verlo sorprendido con cosas que a uno le parecen normales —dijo Melero en el programa “Alba y Sergio” de Onda La Superestación, cuando Yurni llegó a la capital venezolana—. Cosas tan sencillas como una escalera mecánica, un ascensor o un dispensador de jugos, son nuevas para él.
Finalmente, el domingo 26 de marzo Yurni cumplió su sueño. Aunque no estaba acostumbrado a correr sobre el asfalto, lo logró. Tal vez su nombre no figuró en los titulares de los medios como el hombre que ganó el maratón, pero sí será recordado como el primer pemon que aunque jamás había salido de la Gran Sabana, se planteó un reto grande… y lo cumplió.
Pero a él no le interesa que la gente hable de él. La meta va mucho más allá de lo que otros puedan pensar. A él solo le importa su propia superación.
—Yurni, ¿cómo quieres que te recuerden después de este maratón?
—Eso no lo sé. Yo no pienso en esas cosas.
