La patria perdida
“Día de Nuestra Señora de La Asunción”. Dia grande en nuestro terruno insular, que nos convoca a la fe cristiana y nos envuelve en el manto de la Virgen María. Dia de gracias, que nos recuerda que Dios en Grande, y en quien debemos confiar con fe creyente: “la fe es la seguridad de lo que se espera y prueba de lo que no se ve”. Un día que nos invita a erigir pensamientos positivos y de esperanza para tener un mundo mejor, donde la grandeza de nuestra hidalguía supere los temores creados por la malignidad de los adefesios. Esos seres que se creen imbuidos en la gracia divina, para hacer y deshacer venturas y desventuras teñidas por el halo estrambótico de la maldad, creyéndose poseídos de la gracia de Dios: “Dios no es muerte, ni condenación. Dios es salvación y vida”. Asi, podemos preguntarnos: ¿Es posible tener patria con odio y menosprecio? ¿Cómo puede evocarse una patria querida, o patria segura irrespetando la muerte como voluntad de Dios? Quien dice que ¡Chavez vive!, no es un creyente, sino un impío. Un entrampador que renuncia a su misión terrenal, para alimentar pasiones infundadas y nefastas, que solo permiten enmadejar con brio el enredo en que el difunto convirtió nuestro país.
Después del 14-A, nos queda reflexionar y pensar en lo que vendrá y en lo que nos espera. Las instituciones se han desmadrado y el subyugamiento de los poderes públicos pareciera convocarnos a la desidia y al abandono de la lucha por recuperar la patria. Es tan grave la insensatez de los forajidos que nos gobiernan, que han asumido como ficha para desorientarnos y debilitarnos en nuestro empeño, el amedrentamiento con el uso de la legalidad morbosamente aplicada. Se les ve en sus rostros y en su lánguidos movimientos la aceptación de su incapacidad. Un triste espectáculo que avergüenza. Su interesada sumisión al difunto, quien irracionalmente asumía la responsabilidad por los hechos malignos con los que gobernó. Su testarudez sumida en la ignorancia, dejó un legado peor: ¡Maduro! Un personaje que asemeja a los de las comiquitas; que condensa y sublima el analfabetismo y la oscuridad, creyendo que el aprendiz puede por osmosis convertirse en brujo; así como un “por ahora” nos gestó al mas mítico “polítikon” de nuestra historia; quien con sus añoranzas insípidas insumió la creencia en la patria que ayudó a destruir.
Cuando hablamos de La Asunción, queremos responsabilizar a la magistrada Gladys Gutierrez, de toda la truculencia emprendida por el TSJ para declarar inadmisibles la impugnaciones contra el 14 de abril. Sinceramente, esperábamos un chantaje, pero nunca una decisión como la tomada. Sabemos de las carencias de Gladys, porque la conocimos en nuestro pueblo, asi como también conocemos sus intimidades, que desgraciadamente trasladó al municipio Arismendi, que fuera rojo rojito y la dejo con lo crespos hechos, y en mala hora apareció como la mas insigne de los jueces, antes mejorada por Luisa Estella Morales y por el nefasto Carrasquero.
Es testarudez imponer a Capriles una multa, que lleva como tramojo, el intento de inhabilitarlo. Hemos iniciado un estudio hermenéutico en las cátedras de derecho constitucional, penal y procesal penal, para ver que deducimos como fuente y doctrina sobre: “En vista de la gravedad de las ofensas y términos irrespetuosos que el demandante vertió en su escrito… No sólo la representación actora incurrió en la mencionada falta a la majestad del Poder Judicial al que, paradójicamente, acudió en su ¿defensa?, sino que en diversas oportunidades y a través de distintos medios ha acusado expresa y radicalmente a la judicatura y, en particular, a esta Sala Constitucional, como un órgano completamente parcializado y llegó incluso a afirmar que este Máximo Juzgado obedecía la línea del partido de gobierno”. ¿Será verdad?