Treinta y uno de diciembre
Que nuestra contribución a las páginas de Opinión de El Universal se publique en el ciberespacio el último día del año, es una coincidencia que sucede muy de vez en cuando, cada seis o siete años. No queremos desperdiciarla y propondremos un tema del que poco hemos leído.
De entrada tenemos un conflicto con el adjetivo que queremos y podemos usar sin agredir a nuestros lectores, por eso utilizamos la fecha.
Al grano. Los países no tienen ni amistades ni fidelidades. Solo tienen intereses. Las afinidades entre países son circunstanciales y están teñidas por intereses políticos, económicos, religiosos o estratégicos. Así lo han dicho autorizados autores.
El Foro de Sao Paulo aglutina a facciones políticas latinoamericanas que quieren imponer a los ciudadanos de sus países sistemas de gobierno que se inspiran peligrosamente en el comunismo. Fue fundado en 1990 mediante la promoción que realizó el Partido de los Trabajadores de Brasil y se ha reunido con regularidad casi anual en distintas capitales de la región.
El régimen que descoyunta a Venezuela se ha empeñado en cerrar filas alrededor de los integrantes del Foro y así les ha regalado ingentes cantidades de dinero que hubieran sido mucho mejor invertidas en la atención de los ciudadanos venezolanos.
Cuba y su régimen han sido los primeros beneficiarios. Acuerdos absolutamente desbalanceados han permitido que la economía y la estabilidad del régimen castrista esté sustentada.
Brasil disfruta de una ventaja vil. Su empresa Odebretch ha obtenido jugosísimos contratos para construir obras que las empresas de construcción venezolanas hubieran realizado con mejor calidad y a menor precio.
Bolivia ha sido beneficiaria de donaciones que tendrán que explicar y justificar los amplios y generosos malbaratadores de los bienes nacionales. Desde un avión para el presidente y varios helicópteros para el gobierno de Evo, hasta una flota de ambulancias que mucha falta le hacen a hospitales venezolanos. No sabemos las cantidades de dinero enviadas oficial o subrepticiamente.
El petróleo se le “regala” a países afines ideológicamente, no solo en función de sus necesidades, sino en cantidades que permiten dudosos negocios de triangulación a sus mandatarios y funcionarios.
Estos eventos, que no son sino una muestra del inmenso catálogo de “chulerías” que han desempeñado nuestras rémoras políticas, ahora tienen una versión diferente.
Venezuela se ha embarcado, pensamos que por asesoría expresa de la tropa de cubanos contratados, en la aventura de mostrarse como el más agresivo de los países latinoamericanos ante las políticas y dictados de las relaciones con el gigante del norte.
Para adelantar esas actitudes no se ha vacilado en hacer negocios turbios y alianzas inconvenientes con los peores tiranos que subsisten en Africa, el Medio Oriente y Asia.
Irán comanda un amplio catálogo de países que no solo han sido receptores de cuestionables cheques venezolanos, sino que conducen políticas que a la vista de la civilización occidental, son ampliamente censurables.
Entretanto, los países que nos recomiendan dichas políticas nos muestran como los “malos de la partida” y por puerta distinta, abonan sus relaciones con los Estados Unidos, de manera de obtener ventajas económicas y estratégicas.
Cuba, quien es el país que suministra las ideas, adelanta muchos canales de “amistad” con miembros del gobierno central y de los estados de la Unión. Raúl Castro, el 25 de diciembre, confiesa ante el Partido Comunista Cubano, la necesidad de producir dinero como lo hacen las empresas privadas exitosas.
Brasil, en aras de convertirse en un gigante económico, baila dos ritmos diferentes, uno ante la comunidad poderosa del globo y otra ante sus conejillos de indias ideológicos.
El resto de los dirigentes afines al Foro de Sao Paulo continúan en sus actuaciones de chulos de burdel.
Entretanto, el régimen que ha despilfarrado más de novecientos BILLONES de dólares del imperio, hace el papel del Latinoamericano feo, mientras sus mentores aprovechan la oportunidad. Como diría Úslar: Pendejos oficiales. Los ciudadanos de Venezuela: Que se joroben.
Con estas situaciones y perspectivas, cuesta muchísimo esfuerzo decir: Feliz Año 2011.