La trágica burla de los cien
Caprichosamente, y con total desconocimiento de las reglas fundamentales de la economía, se decidió sacarlo de la circulación monetaria en un absurdo y nunca visto lapso de tres días, tomando como excusa para hacerlo la de quebrarle el espinazo a las mafias que eran responsables del deterioro del valor de la moneda venezolana.
¿Qué se logró con esa disparatada decisión? Nada, ese billete sigue circulando aunque ya no como el de mayor valor, más sí sigue siendo el que más llega a las manos de los venezolanos. Aún seguimos sin entender esa medida apresurada, pues el daño que le causó a muchos en diciembre, entre el cual se cuentan, muertes, saqueos y desesperación, nadie lo reparó ni lo reparará.
Siguen subiendo por la autopista Caracas-La Guaira containers escoltados por un despliegue inmenso de hombres fuertemente armados, que traen los nuevos billetes de hasta 20 mil bolívares, los cuales al entrar en circulación ya valdrán menos de lo que, en su momento, tenían los 100 bolívares cuando se estrenaron.
Pero paradójicamente el único billete que sigue abultando los bolsillos, a pesar de que con su acumulación es poco lo que se compre, sigue siendo el marrón, porque es el que distribuyen los cajeros automáticos de los bancos privados y públicos, ya que a estos les entregan racionados los de otras denominaciones y los ajustes técnicos aún no se hacen.